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El Último Suspiro

Día – 20 de marzo del 2024

En la mansión de Hyunjin, todo estaba en silencio, una quietud ominosa que parecía presagiar lo que estaba por suceder. Hyunjin se encontraba sentado en una esquina, abrazando sus rodillas con fuerza, mientras intentaba calmar su respiración. Un ataque de ansiedad lo había consumido por completo aquel día, su mente una maraña de pensamientos confusos y dolorosos. Todo lo que había perdido, todo lo que había dejado atrás, lo consumía. La mansión, que antes había sido su refugio, ahora se sentía como una prisión.

Pero, mientras él luchaba contra sus demonios, en la casa de Felix la situación era igualmente angustiante. Eunchae, la niña de 13 años, comenzó a mostrar signos de angustia. La joven, que había sido la única razón por la cual Felix todavía tenía esperanza, empezó a respirar con dificultad, como si algo apretara su pecho. Felix se acercó rápidamente a ella, intentando calmarla, pero no pudo. La ansiedad y el miedo se reflejaban en sus ojos mientras observaba cómo su hija luchaba por respirar.

Felix, desesperada, pensó en la única persona que podría ayudar en ese momento: Hyunjin. Sin embargo, su ego la detuvo. Había sido tanto el dolor que le había causado que ni siquiera se atrevió a llamar a su ex pareja, su esposo. La lucha interna entre su amor y su resentimiento la mantenía paralizada. Pero antes de que pudiera tomar una decisión, Eunchae, con los ojos llenos de miedo, comenzó a respirar con normalidad, al menos por un momento.

Mientras tanto, en la mansión de Hyunjin, él también había logrado calmarse un poco, pero no sabía que la tormenta estaba por desatarse en su vida de nuevo. La noche iba cayendo y, a pesar de ser su cumpleaños, Hyunjin no tenía ganas de celebrar. Su hermana, Lisa, había ido a visitarlo, pero él no respondió a su llamada. Ella, preocupada pero resignada, se marchó sin una palabra más. Hyunjin se encontraba cada vez más solo, atrapado en sus propios pensamientos, en su propia desesperación. No tenía fuerzas para enfrentarse al mundo, ni siquiera a la gente que aún lo quería.

Cuando la noche avanzó, Eunchae, ya tranquila en apariencia, intentó concentrarse en su tarea escolar. Sin embargo, otra vez sintió la misma presión en su pecho. El aire se le escapaba lentamente, como si todo a su alrededor se desvaneciera. Felix, al notar de inmediato el cambio, se acercó a ella, esta vez con pánico en su rostro. Intentó calmarla, pero la angustia se apoderó de ella cuando vio que su hija no podía recuperar el aliento.

Desesperada, Felix buscó ayuda y, en ese instante, la hermana de Hyunjin, Yeji, se presentó en la casa. Sin dudarlo, Yeji intentó llamar a Hyunjin, pero él no respondió. Al ver la situación, se acercó a su sobrina con la esperanza de hacer algo, pero no pudo. Eunchae estaba demasiado débil, y no había nada más que hacer.

En la mansión, Hyunjin bajaba lentamente las escaleras. Su mente era un torbellino de emociones, pero un inexplicable dolor en su pecho lo detuvo en seco. La opresión era demasiado fuerte. Intentó respirar profundamente, pero el aire no llegaba a sus pulmones. En medio del silencio de la mansión vacía, se desplomó al suelo, incapaz de sostenerse. Su respiración se fue apagando poco a poco, y en su mente, solo quedó la imagen de Felix, de su amor perdido. Pero al igual que él había vivido su vida, murió solo, sin la mujer que había amado a su lado.

En la casa de Felix, las otras dos criaturas que compartían su vida, un niño y una niña más, estaban en sus habitaciones sin entender lo que sucedía. Pero en el momento en que Eunchae cayó al suelo, Felix se encontró nuevamente con la cruda realidad. Su hija ya no respiraba. Con desesperación, comenzó a realizarle RCP, pero Yeji, con una expresión de tristeza profunda, la detuvo.

–No hay nada más que hacer... –dijo Yeji con voz quebrada, sabiendo que la niña ya no podía salvarse.

Felix no podía creer lo que estaba sucediendo. Había perdido a su hija en el mismo día que Hyunjin había partido. Dos almas, unidas por el destino, habían fallecido al mismo tiempo, de la misma manera. Eunchae se fue en sus brazos, mientras que Hyunjin lo hizo solo, sin nadie a su lado. Ambos se fueron en un suspiro, en un suspiro compartido por el dolor que había marcado sus vidas.

Felix, por primera vez, no sabía si el destino se había vengado de ella o si simplemente había sido el precio de su amor imposible. Pero lo que quedaba claro era que, aunque su hija se hubiera ido, el amor que compartió con Hyunjin nunca desaparecería. Ambos, sin quererlo, se habían ido juntos, dejando atrás un vacío inmenso, un vacío que ni el tiempo podría sanar.

LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora