LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix

52

El Futuro y los Desafíos

La vida en la casa de los Hwang continuaba con su ritmo frenético, pero lleno de momentos de alegría que valían más que cualquier desafío. A medida que Taeyang crecía, sus primeros pasos fueron seguidos con una mezcla de emoción y nostalgia por parte de Felix y Hyunjin. Cada día traía consigo un recordatorio de lo rápido que pasaba el tiempo, y cómo, aunque la vida parecía complicada en ocasiones, todo lo que necesitaban lo tenían: su familia.

Felix, mientras observaba a Taeyang intentar dar sus primeros pasos, no pudo evitar sonreír con dulzura. Aunque el pequeño aún se tambaleaba y caía de vez en cuando, su entusiasmo era palpable. Eunchae, la mayor, y Ahyeon, la del medio, al ver el esfuerzo de su hermano menor, aplaudían y gritaban palabras de aliento, lo que hacía que Taeyang riera con felicidad.

Felix se agachó junto a Taeyang, sujetándolo por las manos mientras le ofrecía una sonrisa cálida. —Vamos, Taeyang, tú puedes. —Su voz suave y llena de amor hacía que el niño, aunque pequeño, confiara plenamente en sus padres.

Hyunjin, viendo la escena desde el umbral de la puerta, no pudo evitar sentir una oleada de cariño por su familia. Sin hacer ruido, se acercó detrás de Felix y, sin que ella lo notara, la abrazó por la cintura.

—Lo estamos haciendo bien, ¿verdad? —susurró en su oído.

Felix asintió sin volverse, con los ojos fijos en Taeyang. —Sí, lo estamos haciendo. No somos perfectos, pero juntos, estamos creando algo hermoso. Cada día es un desafío, pero cada día también es una bendición.

La vida en el hogar de los Hwang parecía tranquila, pero en el exterior, las presiones del mundo continuaban acechando. Los negocios de Hyunjin seguían siendo un desafío constante, y aunque su familia le brindaba el apoyo incondicional que necesitaba, sabía que no podía quedarse tranquilo por mucho tiempo. En el fondo, se sentía la responsabilidad de proteger a su familia y, a veces, la sombra del pasado se alzaba con la amenaza de volver a interferir.

Una tarde, mientras Felix estaba ocupada en la cocina con las niñas, Hyunjin se sentó en su oficina, mirando unos papeles que necesitaban su atención inmediata. Aunque la familia se había convertido en su refugio, él sabía que, tarde o temprano, tendría que enfrentarse a los problemas que aún se mantenían en el aire.

La mafia, los contactos en el mundo empresarial, las decisiones difíciles. Todo eso seguía ahí, esperando ser tratado. Pero había algo que ahora ocupaba el primer lugar en su vida: Felix, Taeyang, Eunchae y Ahyeon. Su familia.

Poco después, Hyunjin se levantó de su escritorio y se dirigió hacia la sala, donde la risa y las voces de sus hijos llenaban el aire. Al entrar, vio a Felix con una expresión tranquila, pero preocupada, observando a las niñas jugar. La paz de su hogar era la fortaleza que tanto necesitaban.

—Felix, —dijo con voz firme pero suave—. Hay algo que debemos discutir.

Felix levantó la vista, notando el tono serio de su esposo. —¿Qué pasa? —preguntó, sintiendo un nudo en el estómago.

Hyunjin se acercó lentamente y, después de un breve suspiro, le explicó. —Hay algunas complicaciones con el negocio. Las cosas están cambiando. Y aunque todo parece tranquilo ahora, siento que el pasado podría alcanzarnos pronto.

Felix frunció el ceño. —No quiero que te pongas en peligro. Ya no somos solo tú y yo. Somos una familia. No podemos arriesgarlo todo.

Hyunjin la miró, sintiendo la presión de ser el pilar que sostenía a su familia. —Lo sé. No quiero que nada nos pase. Pero hay momentos en los que las decisiones no dependen solo de nosotros. Y lo que está por venir… no puedo evitarlo.