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La Llegada de Hyunjin

El sonido del coche acercándose era lo único que mantenía a Felix aferrada a la esperanza. Mientras sostenía a Eunchae en sus brazos, su hija seguía vomitando y llorando sin cesar, haciendo que Felix se sintiera completamente impotente. La pequeña estaba buscando a su padre, pero la ausencia de Hyunjin solo incrementaba su angustia.

Felix no podía dejar de mirarla, con el corazón latiendo desbocado, mientras trataba de calmarla con palabras suaves, a pesar de que sabía que nada de lo que hiciera parecía funcionar. El miedo en sus ojos reflejaba una preocupación profunda. Eunchae, tan pequeña, ya demostraba una conexión con Hyunjin que, aunque era imposible de entender por completo, era claramente profunda. La niña extrañaba a su padre, pero más allá de eso, su cuerpo parecía responder a la ausencia de manera física.

El coche finalmente se detuvo frente a la mansión. Felix, aún con Eunchae en brazos, se apresuró a levantarse para ir al recibidor, su mente llena de pensamientos aterradores. No sabía qué podría estarle sucediendo a su hija, pero algo dentro de ella no estaba bien. En cuanto vio la figura de Hyunjin cruzando la puerta, Felix sintió un alivio inmediato, pero el miedo aún la mantenía en vilo.

–Hyunjin... –dijo Felix, su voz temblorosa, mientras le entregaba rápidamente a Eunchae–. No sé qué está pasando, pero... ella no para de llorar y vomitar. Te estaba buscando, no sé qué hacer...

Hyunjin tomó a Eunchae en sus brazos con una rapidez que reflejaba su desesperación. La pequeña, al sentir el contacto de su padre, dejó de llorar por un momento, pero su respiración seguía agitada, y su rostro pálido era una señal de que algo grave sucedía.

–Felix, no te preocupes, estoy aquí. –Hyunjin miró a su esposa, intentando tranquilizarla. Sus ojos, sin embargo, mostraban una preocupación palpable. La situación no era normal, y podía sentir que la niña necesitaba ayuda urgente.

Rápidamente, Hyunjin se dirigió hacia el sofá, donde se sentó con Eunchae aún en sus brazos. Felix se acercó, observando cada gesto de su esposo, y sintió una mezcla de alivio y ansiedad al ver que, aunque Hyunjin estaba allí, las cosas aún no se resolvían.

–¿Qué crees que le pasa? –preguntó Felix, sus palabras apenas saliendo con claridad, ahogadas por la ansiedad.

–No lo sé aún... pero lo importante es que ella ya está conmigo. –Hyunjin acarició suavemente la cabeza de Eunchae, hablando en un tono bajo y reconfortante–. Vamos a llevarla al hospital, Felix. Ella necesita atención médica ahora.

La rapidez con la que Hyunjin tomó la decisión hizo que Felix sintiera un nudo en el estómago, pero sabía que no tenía más tiempo para dudar. Si Eunchae necesitaba ir al hospital, debía hacerlo de inmediato.

Felix asintió, con los ojos brillando de preocupación.

–Voy a ir contigo... –dijo, sin dudar. No quería separarse de su hija ni un segundo más.

Hyunjin, aún sosteniendo a Eunchae, la miró con ternura. Era evidente que su hija estaba luchando contra algo que no podían comprender, y la angustia de ambos padres era palpable. Sin perder tiempo, Hyunjin dio una señal a su chofer para que los llevara al hospital lo antes posible.

La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo, pero Felix sabía que lo único que importaba era que Eunchae recibiera la atención que necesitaba. No podían permitir que su hija sufriera más. El amor por ella era más fuerte que cualquier miedo, y juntos, sabían que iban a superar cualquier obstáculo, aunque no sabían qué les deparaba el futuro.

Mientras viajaban hacia el hospital, Felix miraba a su hija en los brazos de Hyunjin, el rostro lleno de preocupación y ansiedad. Era difícil entender por qué una niña tan pequeña, llena de vida, se veía tan frágil de repente. Hyunjin la abrazó con cuidado, sin poder evitar sentir un dolor profundo por ver a su hija así.

LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora