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Bajo las Estrellas

La noche cayó suavemente sobre la casa Hwang, envolviendo el jardín en un manto de oscuridad iluminada solo por la luz de las estrellas y el tenue resplandor de las lámparas de papel que Felix había colgado en el porche. El aire estaba cargado de una calma que solo se encontraba en los momentos más serenos, aquellos que llegaban después de un largo día lleno de risas y memorias.

Felix y Hyunjin seguían sentados juntos en la manta, viendo a sus hijos descansar tras horas de juego. Ahyeon y Eunchae dormían acurrucadas bajo una manta suave, mientras Taeyang, envuelto en una pequeña manta azul, respiraba pacíficamente en los brazos de su madre. La noche había traído consigo una tregua, un respiro necesario en medio de las dificultades que la familia había enfrentado.

—Mira el cielo, Hyunjin —susurró Felix, rompiendo el silencio. Sus ojos estaban fijos en las estrellas que brillaban intensamente, un mar de luz en el vasto firmamento.

Hyunjin levantó la vista, siguiendo la dirección de la mirada de Felix. Las estrellas se esparcían como una alfombra de diamantes, y por un momento, el mundo parecía tan vasto y tranquilo que casi podía olvidar las sombras que habían estado persiguiéndolos.

—Es hermoso —respondió Hyunjin, con una sonrisa que apenas se reflejaba en sus ojos. Se giró hacia Felix, observando su perfil bajo la luz de la luna. —Pero no tan hermoso como lo que tengo aquí.

Felix soltó una risa suave, aunque sus mejillas se sonrojaron ante las palabras de su esposo. Aún le sorprendía cómo, después de todo este tiempo, Hyunjin podía hacerlo sentir tan especial con solo un par de palabras.

—¿Recuerdas la primera vez que hablamos de formar una familia? —preguntó Felix, rompiendo la distancia entre sus pensamientos y su voz.

Hyunjin asintió, sus ojos oscurecidos por una nostalgia dulce.

—Lo recuerdo como si fuera ayer. Habíamos pasado por tantas cosas, y aun así, tú seguías con la esperanza de un futuro mejor. Esa esperanza me mantuvo firme.

Felix bajó la mirada, acariciando suavemente la pequeña mano de Taeyang que descansaba sobre su pecho.

—Y míranos ahora. Todo lo que soñábamos, lo tenemos aquí. Ahyeon, Eunchae, Taeyang... ellos son nuestro futuro, nuestra razón para seguir adelante. —Felix levantó la vista, sus ojos encontrándose con los de Hyunjin. —Y pase lo que pase, siempre quiero que lo recuerden.

Hyunjin tomó la mano de Felix, entrelazando sus dedos con los de él. La calidez de su tacto era una promesa en sí misma, un lazo invisible que los mantenía unidos más allá de cualquier prueba.

—Lo sabrán, Felix. Les enseñaremos que el amor y la familia son lo más importante. Que, sin importar lo difícil que se pongan las cosas, siempre habrá un hogar al que volver.

La conversación se vio interrumpida por el sonido suave de Eunchae, que murmuró algo en sueños antes de volverse a acurrucar junto a su hermana. La visión de sus hijas durmiendo pacíficamente bajo el cielo nocturno llenó a Felix de una paz indescriptible. Era un recordatorio de que las pequeñas victorias eran las que más importaban.

—Me gustaría que hiciéramos esto más seguido —dijo Felix, apoyando su cabeza en el hombro de Hyunjin. —Salir al jardín, contar historias a las niñas, hablar de cualquier cosa mientras las estrellas nos observan.

—Lo haremos —prometió Hyunjin, besando la coronilla de Felix. —Este será solo el comienzo de muchas noches así. Nos lo debemos, a nosotros y a ellos.

La noche continuó su curso, y la familia permaneció bajo las estrellas hasta que el frío se hizo más intenso. Felix y Hyunjin llevaron a sus hijas al interior, arropándolas en sus camas con cuidado. Taeyang, todavía dormido, fue colocado en su cuna, y un profundo silencio envolvió la casa una vez más.

LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora