Un Nuevo Comienzo
Los primeros rayos de sol se filtraron a través de las cortinas de la habitación, iluminando la piel de Felix con un brillo cálido y dorado. El mundo parecía renacer con cada amanecer, y esa mañana, más que nunca, sentía que su familia también estaba en un punto de inflexión.
Taeyang, el bebé más joven de la familia, dormía plácidamente en la cuna junto a la cama. Su respiración suave y rítmica llenaba la habitación de una paz incomparable. Felix se acercó, acariciando con ternura la cabeza de su hijo y sintiendo el peso de las emociones acumuladas. Cada sacrificio, cada lágrima derramada, había valido la pena al ver a su hijo en paz.
Hyunjin entró en la habitación, con el cabello aún húmedo tras una ducha rápida. Al ver a Felix y Taeyang juntos, una sonrisa se dibujó en sus labios.
—¿Cómo está nuestro pequeño guerrero? —preguntó, acercándose para besar la frente de Felix y luego la de Taeyang.
Felix levantó la vista y le dedicó una sonrisa cansada pero feliz.
—Durmió toda la noche. Creo que hasta él sabía que necesitábamos descansar después de todo.
Hyunjin dejó escapar una risa baja y se sentó al borde de la cama, envolviendo a Felix en un abrazo. La calidez de su cuerpo era un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, estaban juntos, más fuertes que nunca.
—Hoy es un nuevo comienzo, Felix. No más miedo, no más batallas por librar en las sombras —murmuró Hyunjin, apretando suavemente su mano.
Felix asintió, cerrando los ojos un momento para absorber las palabras. Sabía que la paz era algo frágil, algo que podía desaparecer en cualquier momento, pero también sabía que mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier cosa.
Las risas infantiles de Ahyeon y Eunchae resonaron desde el pasillo, seguidas de pasos apresurados. Las niñas entraron corriendo en la habitación, con el cabello despeinado y las sonrisas radiantes. Eunchae, la menor de las dos, se acercó rápidamente a la cuna y observó a su hermano pequeño con fascinación.
—¡Taeyang está despierto! —exclamó con emoción, aunque el bebé apenas abrió los ojos por un momento antes de volver a sumirse en el sueño.
Ahyeon, siempre un poco más tranquila, se acercó y puso una mano en el hombro de Felix.
—¿Hoy podremos salir al jardín, papá? Quiero enseñarle a Eunchae cómo se cuidan las flores.
Felix sonrió y asintió.
—Claro que sí, cariño. Hoy es un día perfecto para estar afuera.
Hyunjin los observaba a todos, sintiendo cómo una ola de gratitud lo envolvía. Había trabajado y luchado tanto para proteger a su familia, y en ese momento, con todos ellos reunidos y seguros, supo que lo había logrado.
El día transcurrió con una calma que se había vuelto rara en sus vidas. Felix y Hyunjin llevaron a sus hijos al jardín, donde las risas y las conversaciones llenaron el aire. Ahyeon y Eunchae jugaban juntas, y Taeyang, envuelto en una manta suave, observaba el mundo a su alrededor con ojos curiosos.
Felix se sentó en un banco bajo la sombra de un árbol, observando a sus hijos y a Hyunjin, quien ayudaba a las niñas a regar las flores. La escena era tan sencilla y, a la vez, tan perfecta. Por un momento, el peso de las preocupaciones desapareció, dejando solo amor y paz.
—¿En qué piensas? —preguntó Hyunjin al acercarse, sentándose junto a él.
Felix lo miró y entrelazó sus dedos con los de él.
—En lo afortunado que soy. A pesar de todo, aquí estamos. Y no cambiaría nada de esto por nada en el mundo.
Hyunjin apretó su mano, compartiendo ese momento silencioso. Porque en la vida, las victorias más grandes no se medían en batallas ganadas, sino en los momentos como ese, rodeados de amor y esperanza.
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La Promesa de un Futuro
El sol seguía ascendiendo en el cielo, llenando el jardín con su cálida luz. Las flores recién regadas brillaban con gotas de rocío, y el aire estaba impregnado del dulce aroma de las rosas y lilas que Felix había plantado con tanto esmero meses atrás. Era un recordatorio de que la vida continuaba, incluso después de las tormentas más oscuras.
Hyunjin observaba a Felix mientras jugaba con Ahyeon y Eunchae. Las risas de las niñas eran la música que siempre había deseado escuchar en su hogar, un sonido que disipaba los fantasmas del pasado. Taeyang, en los brazos de su padre, se removía suavemente, sus ojos pequeños y curiosos tratando de enfocarse en todo a la vez.
—Mira, Taeyang —susurró Hyunjin, moviendo suavemente a su hijo para que pudiera ver a sus hermanas correr por el jardín—. Este es el mundo por el que luchamos. Y es todo para ti y tus hermanas.
Felix levantó la vista y sonrió al ver a Hyunjin tan concentrado en el bebé. Esa escena era un bálsamo para el corazón, un símbolo de que las heridas, aunque profundas, podían sanar con el tiempo y el amor adecuado.
—¿En qué piensas? —preguntó Felix, acercándose con las niñas colgando de sus brazos como pequeñas lianas humanas.
Hyunjin levantó la mirada y le dedicó una sonrisa tranquila.
—Pienso en lo afortunado que soy. En cómo, a pesar de todo lo que hemos pasado, estamos aquí, juntos. —Sus ojos se suavizaron, reflejando una promesa no dicha pero entendida.
Eunchae, siempre la más curiosa, tiró suavemente del brazo de Felix.
—Papá, ¿podemos hacer un picnic aquí afuera? Quiero comer frutas bajo el sol.
Felix soltó una carcajada y asintió.
—Claro, pequeña. Será nuestro primer picnic en mucho tiempo.
Las horas pasaron y el jardín se llenó de mantas de colores, cestas con frutas y pequeños juegos. Ahyeon y Eunchae corrían y reían, sus voces mezclándose con el canto de los pájaros. Taeyang, aunque demasiado pequeño para participar, miraba fascinado a sus hermanas y sonreía cada vez que el viento le hacía cosquillas en las mejillas.
Hyunjin y Felix se sentaron juntos, observando la escena con una paz que se sentía casi irreal. Felix se inclinó hacia Hyunjin y susurró:
—Hemos pasado por tanto, pero en este momento, todo vale la pena.
Hyunjin asintió, su mirada fija en sus hijos.
—Prometo que haré todo lo posible para que siempre sea así, para que siempre estén seguros y felices. Pase lo que pase.
Felix lo miró, y en sus ojos vio la determinación que siempre había admirado en él. Era una promesa hecha desde el alma, y sabía que Hyunjin haría todo lo posible para cumplirla.
El sol comenzó a descender, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados. La familia permaneció en el jardín hasta que las estrellas comenzaron a brillar sobre ellos. Ese día no había preocupaciones, solo amor y una profunda esperanza en lo que vendría.
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LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix
Fanficla linda obsesión del mafioso coreano criado en rusia hwang hyunjin. ------------------------ lee felix una chica rubia de tez pálida con un pequeño tatuaje en su cintura. ------------------------ hyunlix. felix será mujer. Hyunjin[24 años]>1.87m. F...