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El aire fresco de la mañana comenzó a calentarse, y Felix se sentía cada vez más decidida. Después de su conversación con Hyunjin, había una chispa de esperanza en su corazón. La idea de hablar con su madre ya no le resultaba tan aterradora; más bien, la veía como una oportunidad para ser sincera sobre sus sentimientos.

Mientras se sentaban en la pérgola, la conversación fluyó entre ellos, mezclando risas y miradas cómplices. Sin embargo, el ambiente cambió un poco cuando la voz de Lisa resonó desde la entrada del jardín.

—¡Hey! ¿Están disfrutando del aire fresco o solo coqueteando? —preguntó, cruzando los brazos y mirándolos con una sonrisa burlona.

Felix se sonrojó de inmediato, sintiendo que su rostro ardía. No quería que Lisa los viera en ese momento íntimo, pero la risa de Hyunjin era contagiosa.

—Estamos haciendo un poco de todo —respondió Hyunjin, sin perder la oportunidad de bromear—. Solo te estábamos guardando un poco de pastel.

Lisa se acercó, levantando una ceja.

—¿Pastel? ¡Eso suena tentador! No puedo creer que me lo guardaran —dijo, tomando asiento junto a ellos—. Por cierto, Felix, ¿cómo te sientes aquí? Espero que no estés muy abrumada.

Felix apreció el tono amable de Lisa. Era fácil hablar con ella, y su presencia siempre traía una sensación de calidez.

—Me siento bien, gracias. Hyunjin ha sido muy amable conmigo —respondió Felix, sonriendo hacia su pareja.

—Siempre lo ha sido, incluso cuando era un niño travieso —dijo Lisa, riendo mientras miraba a Hyunjin—. Pero ahora, parece que ha encontrado algo que realmente le importa.

Hyunjin le lanzó una mirada juguetona.

—No te pongas sentimental, Lisa. No quiero que Felix se asuste —bromeó, lo que provocó otra risa de su hermana.

Felix se sintió más relajada, disfrutando de la dinámica entre ellos. Era evidente que Lisa se preocupaba por Hyunjin y que siempre había estado a su lado.

—En serio, Felix —continuó Lisa—. Si alguna vez necesitas algo, no dudes en decírmelo. Estoy aquí para ayudarte.

—Gracias, Lisa. Eso significa mucho para mí —respondió Felix, sintiendo que su corazón se expandía con gratitud.

Después de un rato de charlas y risas, Lisa se levantó y miró a su hermano.

—Voy a salir un rato. Solo quiero que sepas, Hyun, que si necesitas mi apoyo para algo, solo pídelo. Estaré cerca.

—Lo sé, gracias, Lisa —respondió Hyunjin, con una mirada de aprecio hacia ella.

Una vez que Lisa se fue, el ambiente se volvió más tranquilo. Felix miró a Hyunjin, sintiendo una mezcla de emociones.

—¿Estás listo para hablar con mi madre? —preguntó Felix, sintiendo el nudo en su estómago.

Hyunjin asintió, su mirada seria pero comprensiva.

—Solo si estás lista, amor. Recuerda que puedes hacerlo a tu propio ritmo.

Felix tomó una profunda respiración, sintiéndose más fuerte al saber que Hyunjin la apoyaba.

—Voy a hacerlo. Quiero que mi madre sepa cómo me siento —respondió Felix, su voz llena de determinación.

—Eso es lo que quiero escuchar. Te acompañaré si necesitas —dijo Hyunjin, tomando su mano y apretándola suavemente.

Felix se sintió más tranquila con su presencia. El amor y el apoyo de Hyunjin le daban la fuerza que necesitaba para dar ese paso.

Esa tarde, después de disfrutar de un almuerzo ligero, Felix decidió que era hora de hablar con su madre. Se dirigió a la sala de estar, donde su madre estaba sentada, leyendo un libro. El corazón de Felix latía con fuerza en su pecho, pero sabía que era el momento.

LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora