Capitulo 42

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Patchstalker bebía de un charco, sus orejas se sacudían ante el más mínimo sonido de pisadas en el césped mojado. El aire frío le calaba los huesos, y una sensación de pesadez le recorría el cuerpo. El dolor de cabeza que había comenzado al despertar no había hecho más que empeorar. Aunque trataba de enfocarse en el entorno, sus sentidos parecían embotados. Las gotas de la tormenta nocturna seguían cayendo desde las hojas de los árboles, aun cuando habían pasado dos dias y a cada una de ellas sentía como si un trueno golpeara dentro de su cabeza.

Tanglepaw, su aprendiz, estaba unos metros más adelante, brincando alegremente mientras intentaba atrapar una pequeña polilla. Patchstalker lo observaba, su visión a ratos nublada. Se suponía que debían estar patrullando, pero luego de haber atravesado la tormenta hace dos noches para regresar al campamento, su cuerpo estaba exhausto. Apenas podía concentrarse, y mucho menos encontrar la energía para exigirle a su aprendiz que se detuviera por el bien de sus heridas.

—¡Patchstalker! ¡Patchstalker!—la voz entusiasta de Tanglepaw lo sacó de sus pensamientos. El joven aprendiz caminaba hacia él, con la emoción reflejada en sus ojos—¿Podemos irnos ya? Si nos apresuramos, tal vez lleguemos a la cascada. Cloverthorn me dijo que luego de una tormenta la cascada se ve de otra forma.

Patchstalker solo lo miró en silencio durante un momento, luchando contra la sensación de calor que invadía su cuerpo, a pesar del frío en el ambiente. Su mente tardaba más de lo normal en procesar las palabras de Tanglepaw, se sentía envuelto en una niebla densa.

Tanglepaw ya había comenzado a caminar, sin esperar respuesta. Estaba demasiado concentrado en sus propias palabras y en el entusiasmo que le provocaba la idea de ver la cascada.

—Tanglepaw, si quieres ver la cascada… —Patchstalker intentó hablar, pero su garganta estaba rasposa, y las palabras salieron entrecortadas. Tanglepaw se detuvo y lo miró con curiosidad—Es por el otro lado.

El joven aprendiz soltó una risa avergonzada y giró en dirección contraria, dando saltos y salpicando barro con cada paso. Patchstalker lo observó y soltó un leve suspiro que apenas disimulaba su malestar.

—Cuidado, estás en el lodo, no eres un conejo—lo regañó. Sin embargo, Tanglepaw siguió brincando, ignorando el comentario. En un momento dado, el pequeño resbaló y cayó de bruces al suelo mojado, cubriéndose de barro.

Patchstalker soltó un nuevo suspiro, esta vez más largo, sintiendo cómo la fiebre hacía que su cabeza latiera con más fuerza. Aceleró el paso, más por la necesidad de terminar con la patrulla que por el entusiasmo de ver la cascada. El constante dolor de cabeza lo distraía, y cada músculo de su cuerpo le recordaba el castigo que le había impuesto la tormenta.

Finalmente, cuando llegaron a la cascada, Tanglepaw corrió hacia el borde, emocionado por la vista. El agua caía con fuerza, más rápido y más ruidosa que de costumbre, llenando el ambiente con un rugido que solo hacía que el dolor en la cabeza de Patchstalker aumentara.

—¡Mira, Patchstalker!—gritó Tanglepaw, su voz llena de emoción—¡Se ve increíble!

Patchstalker se obligó a mirar, pero apenas podía concentrarse en la vista. El suelo bajo sus patas estaba resbaladizo, y tuvo que esforzarse para no perder el equilibrio. Todo su cuerpo temblaba, y el dolor en su cabeza era ahora una punzada constante. No podía ignorarlo más.

—Tanglepaw—dijo con voz ronca, haciendo un esfuerzo por sonar firme—Es suficiente por hoy. Volvamos al campamento.

—¡Pero acabamos de llegar!—se quejó el joven aprendiz, su cola agitándose con frustración.

Patchstalker cerró los ojos por un momento, luchando por mantener la compostura. Cada palabra que pronunciaba le rasgaba la garganta, y sentía que si no volvían pronto, perdería la conciencia.

Patchstalker's Heartbreak // Los Gatos Guerrero AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora