Patchstalker's Heartbreak // Los Gatos Guerrero AU

Capitulo 41

La luna brillaba con intensidad sobre el campamento del Clan del Río, su luz plateada reflejándose en los numerosos riachuelos que cruzaban el territorio. Las aguas susurraban suavemente, y el sonido del correr constante de los arroyos llenaba la noche con una calma engañosa. La isla, rodeada por el río, parecía casi mágica bajo la luz de las estrellas. Los juncos y los sauces se mecían suavemente, creando sombras que danzaban sobre el suelo de hierba húmeda.

Patchstalker estaba recostado en su lecho, con el cuerpo tenso y la mente dividida. Afuera, el campamento estaba en silencio, apenas roto por el crujido ocasional de las hojas o el croar lejano de una rana. La paz de la noche contrastaba con el torbellino que sentía en su interior.

Su aprendiz, Tanglepaw, estaba en la curandería. Durante el entrenamiento con Larchface, el joven había recibido algunos rasguños poco visibles, pero graves, en su vientre. Patchstalker no podía apartar la imagen de su mente, la expresión de alegría que Tanglepaw tenía era tan escalofriante como preocupante. Era su responsabilidad asegurarse de que su aprendiz se recuperara por completo, de que estuviera seguro. Nunca debió dejarlo solo con su hermano, ni a ninguno de los otros aprendices. Cada fibra de su ser le decía que debía quedarse, que Tanglepaw lo necesitaba. Pero había otra promesa, una que lo había estado quemando por dentro desde el momento en que la hizo.

Silverflame.

La guerrera del Clan de la Sombra lo estaría esperando en los Cuatro Árboles. Se habían visto en varias ocasiones de aprendices, cada encuentro cargaba una tensión y emoción que Patchstalker no se atrevía a nombrar, pero si podía decir que estaba enormemente feliz luego de verla. Y aunque sabía que lo que estaban haciendo era peligroso, su corazón se aceleraba cada vez que pensaba en el encuentro. Sabía que si no iba, la decepcionaría, como había hecho en el pasado, y una parte de él no podía soportar esa idea.

Pero, ¿y Tanglepaw? ¿Podía realmente dejar a su aprendiz herido en manos de las curanderas mientras él se deslizaba en la oscuridad para reunirse con Silverflame?

Patchstalker suspiró, su pecho subia y bajaba con una mezcla de frustración y culpa. Miró hacia la entrada de la curandería. Desde su posición, podía ver la figura de su aprendiz durmiendo, sus suaves ronquidos apenas era. audibles. "Debería quedarme", pensó Patchstalker, con el peso de la responsabilidad apretándole el corazón.

Pero la promesa a Silverflame tiraba de él con la misma fuerza. Ella lo esperaba, sabía que lo esperaba desde hace lunas.

Finalmente, se levantó con una decisión silenciosa. No podía dejar de lado a Silverflame, no esta vez. Con un último vistazo a la curandería, se deslizó fuera de su nido, moviéndose con la habilidad y el sigilo de un gran cazador.

Las sombras de los sauces cubrían el suelo en la luz tenue de la luna, y Patchstalker se movió entre ellas, siendo solo una más. Nadie lo vio deslizarse entre los juncos que formaban la entrada del campamento, ni siquiera la guardia nocturna, hecha esta noche por Perchswin, que confiaba en que ningún enemigo se atrevería a cruzar el río en la oscuridad.

Una vez fuera del campamento, Patchstalker se dirigió rápidamente hacia los Cuatro Árboles. El viento nocturno soplaba suavemente entre su pelaje, enfriando su cuerpo y calmando parcialmente la incomodidad que le daba dejar su campamento en la noche.

A medida que se acercaba a los Cuatro Árboles, el corazón de Patchstalker latía con más fuerza. No sabía qué esperaba encontrar esta noche, pero lo único que sí sabía era que no podía faltar a su palabra. Silverflame estaría ahí, y él estaría con ella, aunque cada paso hacia adelante significara alejarse de sus deberes como guerrero.

Finalmente, los imponentes Cuatro Árboles aparecieron ante él, sus enormes ramas extendiéndose hacia el cielo estrellado. Allí, entre las sombras, vio la figura de Silverflame, esperando, con la misma mezcla de inquietud y emoción que él sentía en ese momento.