Capitulo 34

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Patchpaw dormía profundamente en su nido, su cuerpo agotado por el entrenamiento y las recientes patrullas. El sol apenas había comenzado a salir, y una suave luz se filtraba a través de la entrada de la guarida de los aprendices. Sin embargo, su sueño pronto fue interrumpido por un suave ronroneo y unas pequeñas patas que le empujaban.

—¡Patchpaw, despierta!—susurró una voz infantil.

Patchpaw abrió lentamente los ojos, parpadeando para despejar el sueño. Frente a él, vio a Willowkit, que lo miraba con una expresión traviesa. Junto a ella estaban Applekit y Shykit, sus dos hermanos marrones, ambos con los ojos llenos de curiosidad y emoción.

Inmediatamente, fingió volver a dormirse, pero los tironeos en sus orejas fueron imposibles de ignorar.

—¿Qué pasa?—murmuró Patchpaw, medio dormido.

Los tres cachorritos se miraron victoriosos de haber logrado despertarlo.

—Vinimos a jugar—dijo Shykit, su pelaje marrón pálido brillaba a la luz de la mañana.

—¡Tansypaw y Hailpaw nos dijeron que estabas aqui!—añadió Applekit, el más oscuro de los tres, que movía la cola con entusiasmo.

El joven abrió los ojos en su totalidad y miro al rededor de la guarida, era temprano, pero tan solo Timberpaw y Tinypaw estaban aun en sus nidos. Él aun no quería levantarse.

—¿Por qué mejor no van a jugar con Drizzlekit y Turtlekit?—trató de convencerlos, cubriendo la mitad de su rostro con su cola, evitando la luz.

Los tres cachorros bajaron sus pequeñas orejas con tristeza, y comenzaron a marcharse lentamente de la guarida. Ante esta escena, Patchpaw no pudo hacer mas que suspirar y seguir a los pequeños cachorros. Aunque estaba cansado, no podía dejar que se fueran tan tristes.

—Está bien, pero solo un rato—dijo, incorporándose lentamente.

Cuando los pequeños oyeron sus pasos, voltearon a mirarlo con sus ojitos nuevamente brillantes, rebosantes de alegría.

Patchpaw también les sonrió. Era conciente de que ellos querían pasar tiempo con él y sus hermanos, pero ellos siempre que podían se negaban. Willowkit, Shykit y Applekit eran pequeños y no tenían idea de la verdadera situación.

Willowkit soltó un pequeño maullido de alegría y saltó sobre las patas de Patchpaw, frotando su cabeza contra su mentón.

—¡Vamos a jugar a cazar hojas!—sugirió, sus ojos brillando de emoción.

Patchpaw asintió y estirando sus músculos adormecidos salió fuera. Los tres cachorros lo siguieron fuera de la guarida de los aprendices, sus pequeñas patas tropezando en su prisa.

El aire fresco de la mañana acariciaba su pelaje mientras caminaba. Sin embargo, la atmósfera en el campamento era diferente. Los gatos se movían con inquietud, susurrando entre ellos sobre el reciente ataque de los solitarios.

Una vez fuera por completo, Patchpaw se encontró rodeado por sus medio hermanos, que ya estaban buscando hojas en el suelo cubierto de nieve. Creía que no conseguirían nada cuando, Applekit, corrió hacía el dormitorio de los guerreros para luego salir con una hoja grande y amarilla que probablemente había sido parte de algún nido, luego la levantó con la pata y la arrojó al aire.

—¡Atrápala, Patchpaw!—gritó, riendo.

Patchpaw se lanzó hacia la hoja, atrapándola en el aire con gracia y soltando un ronroneo de satisfacción. Willowkit y Shykit aplaudieron con sus pequeñas patas, sus ojos llenos de admiración.

—¡Eres el mejor cazador de hojas, Patchpaw!—exclamó Shykit, sus ojos brillando de orgullo.

De pronto sus orejas temblaron, alguien estaba dirigiéndose hacia ellos.

Patchstalker's Heartbreak // Los Gatos Guerrero AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora