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El atardecer cae suavemente sobre la ciudad, tiñendo el cielo de tonos naranjas y dorados

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El atardecer cae suavemente sobre la ciudad, tiñendo el cielo de tonos naranjas y dorados.

Sunghoon y Jaeyoon caminan juntos por el parque, disfrutando del aire fresco. Saben que esta tarde es una oportunidad para hablar de algo que habían estado sintiendo pero que no siempre encontraban las palabras para expresar.

Se detienen en una banca al borde de un lago, donde el reflejo de la luna llena comienza a aparecer sobre el agua. La presencia de la luna, siempre simbólica para ellos, parece intensificar el ambiente. Sunghoon se recuesta ligeramente hacia atrás, observando a Jaeyoon con una mezcla de cariño y preocupación.

—¿Alguna vez te has preguntado cómo sería si no fuéramos destinados? —Sunghoon rompe el silencio, su voz suave pero cargada de significado.

Jaeyoon lo mira sorprendido por la pregunta. El vínculo entre ellos, bendecido por la Diosa Luna, había sido parte de su vida desde que tenían memoria. Saber que estaban destinados el uno al otro desde la tierna edad de cuatro años les había dado una seguridad que pocos podían comprender, pero también cargaba con una responsabilidad inmensa.

—A veces lo pienso —Admite Jaeyoon después de un momento, su mirada perdida en el reflejo del agua—. No porque no quiera estar contigo, pero... hay veces en que me pregunto si este lazo que tenemos es algo que elegimos, o algo que simplemente aceptamos porque así debe ser.

Sunghoon asiente, entendiendo perfectamente lo que Jaeyoon quiere decir. A menudo, las personas a su alrededor ven su relación como algo perfecto, algo que debía ser venerado por su rareza y pureza.

Pero muy pocos comprenden el peso que conllevaba saber que sus caminos estaba entrelazados de una manera que va más allá de la elección.

—Sé lo que sientes —Dice Sunghoon, con un suspiro—. Ser destinados es un regalo, sí, pero a veces siento que también nos coloca en un pedestal. Todos esperan que seamos perfectos, que nunca cometamos errores, que siempre estemos de acuerdo. A veces, siento que ni siquiera podemos equivocarnos sin que alguien se pregunte si realmente somos tan afortunados como dicen.

Jaeyoon lo observa, sus ojos llenos de comprensión. Él también había sentido la presión de ser parte de algo que todos veían como una bendición. Aunque amaba a Sunghoon profundamente, sabe que la expectativa de ser el ejemplo perfecto de lo que significa ser destinado por la Diosa Luna es algo agotador.

—Creo que... —Jaeyoon comienza con una voz suave, buscando las palabras adecuadas—. Ser bendecidos por la Diosa Luna no significa que siempre seremos perfectos. Creo que su designio no es solo unirnos, sino darnos la oportunidad de aprender juntos, de crecer. Y eso incluye cometer errores, descubrir quiénes somos como individuos. Nadie nos enseña eso, porque todos piensan que ya lo tenemos todo resuelto.

Sunghoon toma su mano, dándole un apretón suave, sintiendo la calidez que siempre le daba consuelo.

—Tienes razón. Lo que tenemos es especial, pero eso no significa que no podamos enfrentarnos a desafíos —Dice Sunghoon—. Tal vez parte de nuestra bendición es que podemos apoyarnos en esos momentos. Saber que, sin importar lo que pase, estamos aquí el uno para el otro.

SUNFLOWER 🌻 JAKEHOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora