Le tocó el hombro con cuidado, pero ella no respondió. Ron sintió una mezcla de miedo y determinación, no podía dejarla así. Miró a su alrededor, buscando alguna señal de lo que podría haberle pasado, cuando notó las marcas en su rostro, similares a las que había visto en otros estudiantes que habían sido petrificados.
No, Tn también había sido atacada.- murmuró Ron, sintiendo la impotencia golpearle el pecho
Se quedó a su lado por unos momentos, tratando de calmarse. Sabía que no podía hacer nada por ella en ese momento, pero tenía que encontrar la manera de detener al monstruo y revertir lo que estaba sucediendo en Hogwarts.
No te preocupes, Tn. Te sacaremos de aquí- pensó Ron, apretando los puños con determinación.
Ron se levantó de un salto, sus ojos fijándose en el chico de pelo negro que ahora estaba de pie frente a él. La oscuridad de la Cámara apenas permitía ver con claridad, pero ese uniforme de Slytherin y su rostro enigmático eran inconfundibles.
¿Tom?, ¿Cómo es posible que estés aquí? ¡No eras más que un recuerdo en el diario!- preguntó Ron, incrédulo
Tom esbozó una sonrisa tranquila, casi arrogante, mientras daba unos pasos hacia él. La luz parpadeante de las antorchas en la Cámara proyectaba sombras inquietantes sobre su figura.
Lo era, Ron Pero gracias a ti, he podido ser mucho más. Cada palabra que escribiste, cada pensamiento que me confiaste, me hizo más fuerte. Ahora... estoy aquí, de verdad.- dijo Tom, su voz suave pero llena de misterio
Ron sintió cómo el miedo y la confusión lo invadían. No podía entender cómo Tom había salido del diario, cómo era posible que alguien que había conocido solo a través de páginas de pergamino estuviera ahora frente a él, en carne y hueso.
¿Qué significa esto?, ¿Tú estás detrás de todo esto? ¿De los ataques?- preguntó Ron, dando un paso hacia atrás, su mirada recorriendo a Tom con desconfianza
Tom no respondió de inmediato, pero su sonrisa se ensanchó ligeramente. Sus ojos oscuros brillaron con una mezcla de admiración y una curiosa emoción mientras lo observaba.
He estado observando, Ron. Conociéndote, sintiéndome cada vez más cerca de ti... Y sí, soy el responsable de todo lo que está ocurriendo en Hogwarts. Pero no es a ti a quien quiero hacer daño. Todo esto... es solo el principio de algo mucho más grande. Y tú, Ron, has sido una parte importante de ello.- dijo en un tono casi afectuoso
Ron se sintió traicionado. No solo por lo que Tom había hecho, sino por cómo había manipulado sus pensamientos y emociones. Pero a pesar de todo, una parte de él aún se aferraba a la extraña conexión que había sentido con Tom.
¿Qué es lo que realmente quieres de mí? —preguntó, con la voz algo quebrada, sin apartar la vista de Tom.
Tom dio un paso más hacia él, su rostro ahora completamente serio, sus ojos fijos en los de Ron.
Te quiero a ti, Ron.
Ron quedó paralizado, su mente giraba con el torbellino de emociones que lo abrumaban. Había confiado en Tom, había compartido sus pensamientos más íntimos con él, pero ahora todo parecía una pesadilla de la que no podía escapar.
Tom, con una mirada posesiva, lo había acercado más a él, rodeándole la cintura y plantando un beso que Ron jamás hubiera esperado. Por un momento, todo se detuvo. El aire en la Cámara de los Secretos se sentía espeso, y el latido del corazón de Ron resonaba en sus oídos, mientras la confusión y la traición lo atravesaban.
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Ron lo empujó, alejándose bruscamente de Tom, sus manos temblando. Sus labios aún sentían el contacto, pero su mente luchaba por entender lo que acababa de suceder.
¿Qué... qué estás haciendo?, ¡No puedes... no puedes hacer esto!- preguntó Ron, jadeando, mirando a Tom con una mezcla de incredulidad y rabia
Tom sonrió, pero había una frialdad en su mirada que hacía que el ambiente se volviera aún más opresivo.
Lo he querido desde hace mucho tiempo, Ron Desde que comenzaste a hablar conmigo, desde que empecé a conocerte de verdad... Te deseo. Y ahora que estoy aquí, no tengo intención de perderte.- dijo con voz baja, pero firme
Ron dio un paso atrás, su mente aturdida, mientras las palabras de Tom se aferraban a él. Había sido manipulado, engañado... pero en algún rincón de su ser, la conexión que había sentido por Tom aún latía, y eso lo aterraba.
Tú... tú me engañaste todo este tiempo, Confíe en ti. ¡Pensé que me entendías! ¿Y todo este tiempo fuiste tú? ¡El monstruo, los ataques...!- murmuró Ron, su voz llena de dolor
Tom se acercó de nuevo, pero esta vez, su mirada no era solo la de alguien deseoso. Había un control en ella, un poder que él sabía que tenía sobre Ron.
No, Ron Yo no te engañé. Todo lo que te dije, todo lo que compartimos, fue real. Pero esto... es lo que soy. Y ahora que sabes la verdad, no quiero perderte. No quiero perder lo que hemos construido.- dijo con suavidad
Ron sintió que su corazón se rompía un poco más. Sabía lo que debía hacer, sabía que Tom era peligroso, el responsable de tanto dolor. Pero el lazo que había forjado con él era fuerte, y eso le hacía más difícil escapar.
Ron, sin saber exactamente qué lo impulsaba, se acercó a Tom y, en un impulso que no podía comprender, lo besó. El beso fue intenso, cargado de todas las emociones reprimidas que Ron había estado sintiendo en las últimas semanas. Pero justo cuando sus labios se separaron, una voz rompió el silencio de la Cámara.
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¡Ron! —gritó Harry desde la entrada, corriendo hacia ellos.
El corazón de Ron dio un vuelco, y de inmediato, la realidad lo golpeó. La traición, el peligro, y todo lo que estaba en juego volvieron a su mente en un instante. Pero antes de que pudiera decir o hacer algo, Tom, con una expresión oscura, tomó una decisión rápida.
No quiero que veas esto —murmuró Tom, sus ojos clavados en Ron con una mezcla de tristeza y determinación.
Antes de que Ron pudiera reaccionar, Tom levantó su varita y, con un movimiento ágil, lanzó un hechizo no verbal. Todo se volvió borroso para Ron, y en cuestión de segundos, sintió cómo sus párpados se volvían pesados. La última imagen que captó fue la de Harry corriendo hacia él, preocupado, antes de que el mundo se desvaneciera en la oscuridad.
Ron cayó suavemente al suelo, profundamente dormido, ajeno a lo que estaba por ocurrir.
Tom se volvió hacia Harry, sus ojos llenos de frialdad. El momento de enfrentarse al elegido había llegado.
Cuando el colmillo del basilisco atravesó el diario, una marea de tinta negra comenzó a derramarse por las páginas. Tom Riddle, el recuerdo que había estado tan presente y tan real en esos últimos momentos, comenzó a desvanecerse, su figura etérea descomponiéndose lentamente en la nada.
Mientras su cuerpo se disolvía, Tom no podía evitar pensar en Ron. En todas las conversaciones que habían compartido, en los momentos de conexión que jamás había imaginado posibles. Se dio cuenta de que, por primera vez, había sentido algo verdadero. Si solo hubiera conocido a Ron antes, antes de su sed de poder, de su obsesión con la inmortalidad y con la pureza de sangre... quizás todo habría sido diferente.
Ron... —susurró en su último aliento, su voz apenas un eco que se desvanecía en la Cámara de los Secretos.
Pero era demasiado tarde. Sus errores, sus decisiones, lo habían llevado a este punto de no retorno. Mientras desaparecía, el dolor por lo que nunca sería lo consumía, y Tom Riddle, el recuerdo de su propia juventud, se desvaneció para siempre.
