Cartas sin destinatario 1

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24.01.23


Mi maestra dijo que ya nadie escribe cartas de amor.

Esas hojas con la letra del remitente.

Puño y letra, hojas y hojas desperdiciadas por las palabras alborotadas que intentan encontrar su camino al papel.

A través de la tinta pintan oraciones que no siempre llegan a convencer.

Nadie más que los románticos empedernidos comprenden el no poder explicar las mariposas del estómago sin que sea un lugar común.

Ni el maratón que parece correr mi corazón cada que tu mirada choca con la mía.

O el sentimiento de unir nuestras manos, un solo toque de tu piel... Vaya tontería.

Tontería es la afirmación de que nadie escribe cartas de amor.

Porque tengo muchas dentro de mi corazón y mi cajón.

Mi mente se encuentra llena de estas.

Cada segundo redacto una nueva.

A tu cabello azabache.

A tu sonrisa ladina.

A las miradas ocultas.

Al sonido de tu risa.

No hay momento en que no escriba sobre lo mucho que quiero verte.

De la indescriptible sensación de emociones acumuladas que provoca tu figura.

Del tintineo que sienten mis dedos por tocar tu cabello.

Hay mil cosas que me gustaría decirte y al mismo tiempo no hay manera de explicarlo.

Pero tengo cartas en cada cajón que poseo, desearía que fueran quemadas para que se lleven mis sentimientos como mariposas de cenizas.

Flotarían ligeras por el vasto cielo y yo no tendría que lidiar con todo esto.

No más búsqueda de sinónimos.

No más minutos enfrente de una pantalla, parpadeando mientras espero que alguna deidad me permita continuar.

Porque mi falta de inspiración es insoportable y se niega a abandonarme.

Aun así, no puedo dejar de escribirte cada momento en el que te recuerdo... Lo malo es que vives permanentemente en mis pensamientos.

Cartas sin destinatario y otros poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora