No se acerque.

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26.02.24


Venías con una señal de advertencia desde el primer momento.

Una señal autoimpuesta de la que nadie más que tú tenías contexto.

La señal que decidí ignorar porque, aunque sostenías con fuerza tu panfleto que apartaba a todos sin dudar, en tu rostro se leía algo que, creo, solo yo me atreví a descifrar.

Una mirada anhelante por compañía.

Unos celos a amistades y parejas desconocidas.

Una sonrisa tímida con cualquier encuentro.

Y, después de muchos intentos, una risa que desde hace tiempo había estado perdida.

No lo digo por darme importancia, es que puedo ver en tu mirada que era algo que te hacía falta.

Una persona en quien confiar y que de ti no se fuera a burlar.

Un hombro en donde apoyarte para llorar cuando no puedes ni un paso más dar.

Una persona capaz de distraer tu mente incansable y que por un diminuto e insignificante momento te haga sentir que tienes todo el derecho de existir.

Hoy sé, después de mucho esperar con paciencia, que tu señal tenía una razón.

Que hace tiempo te patearon el corazón de manera feroz.

Que jugaron con todo lo que fuiste y eres y lo único que se te ocurrió fue meterte en tu caparazón.

Que toda la gente que en algún momento se te acercó no tuvo el interés o cariño suficiente para quedarse a tu lado cuando más te faltaban y alimentaron tu resistencia a bajar esa advertencia

Cartas sin destinatario y otros poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora