A tu recuerdo

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Por favor no te vayas.

Siento tu presencia desaparecer día con día.

Cada hora estás más lejos.

No puedo tocarte cómo antes.

Ni siquiera mirarte porque desapareces entre el abismo de gente.

Tu voz me resulta tan extraña y, la risa que tenía tatuada no es más que una cicatriz.

No te vayas, te lo suplico.

Tu permanencia me hace sentir normal.

Saber qué es lo que sentía por ti era mi única certeza en el mundo y de repente ya no estás.

No te fue suficiente irte sin más, te llevaste mis sentimientos con tu sonrisa.

Los latidos de mi corazón con tus rizos del color de la tinta.

Y el sonrojo de mis mejillas con tus muletillas.

No te vayas, te lo pido.

Lo suplico de rodillas y me abrazo a tus piernas si así evito tu partida.

No me dejes porque sin ti no soy más que una extrañeza de persona y las dudas empiezan a formarse.

Contigo no había espacio en mi cerebro para las preguntas, pero abarcabas tanto mis pensamientos que ahora que no eres más que un recuerdo, hay un espacio abierto que se inunda de dudas.

No te vayas, lo ruego.

Regresa con esa risa tan clara cómo rocío.

Con tus gestos de ternura.

Sin ti tengo que entender como me siento.

Si vas a partir permíteme quedarme con tu recuerdo.

Con mi pulso acelerado al verte, sin darme cuenta de que los nervios eran incomodidad.

Regrésame la creencia de que mi deseo más grande era besarte sin que me dé náuseas la imagen mental.

Devuélveme las miradas clandestinas y los sonrojos inesperados, pero sin la certeza de que me sucede con quien me pase al lado.

Devuélveme la sencillez de estar "enamorada" porque ahora mismo sé que todo es una mentira.

Un engaño que me ayudaba a ser feliz.

Lentamente, me vuelvo más demente, solo acompañada por la incertidumbre que sé sufriré al perderte.

Por favor... no te vayas.

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