Cielo azul.

2 0 0
                                    

11.08.23


Las vueltas constantes al sol me recuerdan lo mucho que llevo siendo la misma persona desde mi nacimiento.

Me hacen consciente de que no he cambiado ni un momento y que soy esa parte que nadie aprecia lo suficiente.

Soy algo de todos los días, lo que ven comúnmente.

Los halagos van para los colores diferentes, esos que son extraños, que sorprenden.

La mención especial siempre va para los atardeceres.

No hay felicitaciones para los que nos quedamos iguales, somos olvidables.

Y tal vez pasen horas y se haga mediodía para que alguien se acuerde de que hoy al darle una nueva vuelta al sol se cumple otro año desde que el mundo me dio la bienvenida.

Cartas sin destinatario y otros poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora