Cartas sin destinatario y otros poemas

Cartas y poemas.

18.06.23

Podría escribirte uno y mil poemas.

No sé escribir versos, pero por ti lo intento.

Son libres y sin ritmo, rompen reglas y tal vez estén inventando algunas nuevas, aunque no sean buenas, pero no me detengo.

Me es imposible hacerlo.

Necesito un remedio para sacar de mi mente el color exacto de tu cabello y la manera en la que al sonreír en tus mejillas se crea un hoyuelo.

Necesito hablar, hablar de ti sin consuelo.

Tal vez si lo digo todo y me quedó sin palabras, deje de sentir lo que sea que es esto.

Porque tengo que dejar de pensarte y concentrarme en mí.

Porque tengo grabado en la médula todo lo que sé sobre ti.

Porque estoy cayendo en lugares comunes contigo aquí.

Porque me deja sin aliento el solo verte y no puedo olvidar cómo suena tu risa, me la sé de memoria como si fuera mi canción favorita.

Porque todo lo que haces resetea mi cerebro, de solo respirar mi corazón se agita.

Puedo escribir novelas enteras sobre la manera en la que mi sonrisa crece al verte y aun así seguiría teniendo diferentes maneras de pensarte.

Puedo escucharte, escucharte, hablar por horas y días y meses y años y toda la vida, si así lo quieres y si el universo lo permite.

Te he escrito de la manera en la que no le he escrito a nadie, me permito experimentar nuevas maneras para intentar explicar todo lo que dentro de mí se revuelve constantemente de solo verte, pero no he conseguido sacarte de mi mente.

Sigues aquí como un huésped que se niega a abandonar el edificio y que desde hace meses dejó de pagar su renta, pero sigue dependiendo de los servicios.