Sin comentarios

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Creo que toda mi vida he sido una escritora, sin título ni experiencia, sin obra que defienda mi autonombramiento.

Le he escrito a personas que no aprecian mis sentimientos.

He escrito cartas y las he quemado después de guardarlas por años.

Le he escrito a amores falsos y a personas inventadas.

Le he escrito a amistades perdidas y a otras que solo se quedaron oxidadas.

He escrito poemas o intentos de estos, metáforas, rimas y todo lo inimaginable.

Pero aún tengo cosas que decir, tengo la necesidad física o mental de hablar por el resto de mi vida.

De exponer ideas y dar argumentos que nadie pidió.

De hablar de falsos sentimientos, tal vez por aprobación.

A veces no tengo nada que decir y, por alguna razón, son los días en los que más quiero escribir.

No hay nada que compartir y mi mente explota con palabras que no quieren salir.

Ser escritora es algo que, al final, no puedo detener ni decidir. 

Cartas sin destinatario y otros poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora