Narra TN: Me levanté con el sonido del despertador y el sol filtrándose por las cortinas. Tenía clases en la universidad, y aunque trataba de concentrarme en mis estudios, mi mente estaba en otro lugar: en el mensaje que había recibido de Israel la noche anterior. Había respondido rápidamente, asegurándole que estaba bien respecto a Trigos, pero algo en su tono me dejó pensando que no me creía del todo. Y en realidad, él tenía razón. No había sido completamente honesta.
Llegué a la universidad y me encontré con Clara antes de nuestra primera clase. Mientras tomábamos café en el pasillo, no podía dejar de pensar en la situación con Israel. Habían pasado días sin hablar del tema de Nailea, y aunque trataba de evitarlo, sabía que eventualmente tendríamos que enfrentarlo. Y ahora, lo de Trigos complicaba aún más las cosas.
Clara: ¿En qué piensas?
TN: Es Israel. Me escribió anoche, quiere hablar. Creo que sabe que no le estoy contando todo.
Clara: ¿Y qué piensas hacer?
TN: No lo sé. Lo de Trigos me tiene incómoda, pero no quiero preocuparlo más de la cuenta. Ya tiene suficiente con su entrenamiento, los partidos, y... lo de Nailea.
Clara: Tal vez sea mejor que hables con él y le digas todo. No puedes seguir ocultándole cosas. Si te preocupa, es por algo.
Asentí, sabiendo que tenía razón. Me quedé pensando en el mensaje de Israel mientras las clases pasaban. Apenas podía concentrarme en los apuntes, y cada vez que sacaba el teléfono de mi mochila, esperaba un mensaje suyo.
De regreso a casa, caminaba por la calle principal cuando algo llamó mi atención. Un auto estacionado, con las ventanas ligeramente bajadas. Al principio no le presté mucha importancia, pero al pasar junto a él, escuché una voz que me resultó escalofriantemente familiar.
Xx: ___!!
Me giré y vi cómo la ventana del conductor bajaba del todo. Era Santiago Trigos. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.
TN: ¿Qué haces aquí?
Santiago: Vine a verte. Te dije que no iba a renunciar a ti tan fácilmente.
Me quedé paralizada por un momento, el miedo tomando el control. No sabía qué hacer, ni qué decir. Todo lo que quería era salir corriendo y alejarme de ahí, pero mis piernas no respondían.
TN: Déjame en paz, Santiago.
Santiago: Solo quiero hablar, ___. No es tan difícil.
Sin decir nada más, apreté los labios y seguí caminando lo más rápido que pude hacia mi departamento. Mi corazón no dejaba de latir a mil por hora. Al llegar, cerré la puerta con llave y me recosté contra ella, respirando profundamente.
¿Qué iba a hacer? Santiago estaba aquí, y no sabía hasta qué punto llegaría para seguir acosándome. Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos, mientras lloraba saqué mi teléfono y vi el mensaje de Israel que aún no había respondido. Sabía que tenía que contarle lo que había pasado. Respiré hondo y escribí:
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Isra R 💗TN: Israel, creo que necesito hablar contigo lo antes posible. No es solo lo de Trigos... hay algo más que debo contarte.
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Presioné "enviar" y me quedé mirando la pantalla, esperando. Sabía que no podía seguir enfrentando esto sola, y si alguien podía ayudarme, era Israel.