Narra Israel: Ese día había sido especialmente agotador. Entre el entrenamiento y una reunión rápida con el cuerpo técnico del América, apenas había tenido tiempo para detenerme a pensar en todo lo que estaba pasando. Sabía que las cosas con ___ no estaban del todo bien, que había algo que no nos habíamos dicho. Pero, por otro lado, también tenía que resolver la situación con Nailea.
Habíamos quedado en vernos en un café cerca de donde entrenábamos. No quería prolongar más esta situación, y aunque nunca había sido fácil lidiar con ella, sabía que necesitaba poner un punto final claro. A pesar de lo que había pasado entre nosotros en el pasado, todo era diferente ahora, y yo tenía muy claro lo que quería: estar con ___. No había espacio para dudas.
Cuando llegué al lugar, Nailea ya estaba ahí, sentada en una mesa en la esquina, con una expresión que, a primera vista, parecía tranquila. Me acerqué y nos saludamos de manera cortés, pero podía sentir la tensión en el aire.
Nailea: Gracias por venir.
Israel: Claro. Necesitamos hablar.
Nailea: Mira, Isra, sé que las cosas no terminaron bien entre nosotros, y he estado pensando mucho en todo. Lo que quiero decir es... me he dado cuenta de que lo que teníamos era especial. Y yo sé que cometí errores, pero creo que podemos recuperar lo que perdimos.
Suspiré. Sabía que esa conversación iba a llegar tarde o temprano, pero no imaginé que Nailea realmente seguiría con la esperanza de que entre nosotros pudiera haber algo. No después de tanto tiempo.
Israel: Nailea, te respeto mucho, pero... no creo que eso sea posible. Lo nuestro ya quedó atrás, y he seguido adelante. Lo que tuvimos fue importante, pero las cosas cambiaron. Y ahora... ahora estoy con otra persona.
Sus ojos mostraron una mezcla de sorpresa y decepción. Estaba claro que no se esperaba que fuera tan directo.
Nailea: ¿Estás con alguien más?. ¿Es la chica de la que me hablaron?
Israel: Sí, ella es importante para mí, y no quiero que haya malentendidos. Entre tú y yo ya no queda nada, y prefiero que lo tengamos claro desde ahora.
Nailea desvió la mirada, y por un segundo pensé que la conversación terminaría ahí, pero no fue así.
Nailea: Israel, no estoy diciendo que sea fácil, pero ¿de verdad estás seguro? ¿De verdad quieres dejarlo todo por alguien que está tan lejos, alguien con quien apenas puedes estar?
Israel: Sí, estoy seguro.
Nailea suspiró y se recargó en la silla, como aceptando finalmente que no había vuelta atrás. Tras un largo silencio, sonrió con una expresión de burla .
Nailea: Está bien, lo entiendo, pero espero tengas claro que eso no va a salir bien. Y te vas a arrepentir por haberme rechazado.
Salió del restaurante, suspire, para mí esta historia estaba cerrada con doble candado. Ahora solo me quedaba enfocarme en ___ y resolver lo que fuera que estaba rondando entre nosotros. Sabía que la distancia y nuestras propias dudas estaban pesando sobre ambos, pero quería hablar con ella, aclarar todo. Y esta vez, nada iba a interferir.
