Cap 71

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Narra TN: El día había comenzado como cualquier otro, con clases en la universidad y una mente que no podía dejar de pensar en lo mismo: Santiago Trigos. Habían pasado semanas desde que lo vi fuera del campus, y desde entonces, la sensación de que me estaba vigilando no había desaparecido. Había tratado de seguir con mi vida, enfocándome en mis estudios y en los amigos que había hecho aquí, pero la presencia de Trigos rondaba como una sombra que me seguía a todas partes.

Mis amigos y yo decidimos ir a un partido de fútbol esa tarde, para despejarnos un poco de la rutina. Era algo común en Argentina, el país respira fútbol, y la atmósfera en los estadios siempre es vibrante. Llegamos al estadio y el ambiente era tal como lo esperaba: gritos, cánticos y emoción en cada rincón. Nos sentamos bastante cerca de la cancha, estaba empezando a relajarme cuando, de repente, mientras miraba la cancha, vi a alguien que llamó mi atención.

Un jugador que se movía con elegancia en el campo, con una técnica impresionante. Su camiseta de la selección colombiana lo identificaba como Richard Ríos, Daniel notó mi mirada curiosa y me dio un pequeño codazo.

Daniel: Es bueno, ¿no?. Ese es Richard Ríos, uno de los mejores mediocampistas del Palmeiras y por supuesto de la selección de Colombia. 

Asentí, aunque no dije nada. Había algo en su forma de jugar que me mantenía intrigada. Después del partido, Dani sugirió que fuéramos a una pequeña reunión con algunos amigos suyos, no tenía muchas ganas de socializar, pero pensé que podría ser una oportunidad para distraerme un poco.

La reunión fue en un restaurante cercano al estadio, donde algunos aficionados y jugadores se encontraban para relajarse. No pasó mucho tiempo antes de que Dani, empezara a presentarme a varias personas. Y, antes de darme cuenta, ahí estaba, frente a mí, Richard Ríos.

Richard: Hola, soy Richard.

TN: ___, un gusto.

La conversación comenzó de manera casual, hablando del partido y de la afición argentina. Richard era sorprendentemente accesible, y poco a poco me fui sintiendo más cómoda. No podía negar que tenía una energía cálida, casi protectora, que me tranquilizaba. Pasamos gran parte de la noche charlando con él y otros amigos, y cuando ya me sentía lo suficientemente cómoda sentí una mirada insistente en la espalda instantáneamente me tensé y me giré con terror, él lo noto. Después de un par de palabras de aliento de su parte le conté un poco el porqué de mi paranoia.

Richard: ¿Ese tipo te sigue?

TN: Sí, no sé si me sigue todos los días, pero lo he visto varias veces, y la verdad, me da miedo.

Richard: No te preocupes. Yo estaré pendiente. Si necesitas algo, cuenta conmigo.

En ese momento, sentí un alivio que no había experimentado en mucho tiempo, de alguna manera había encontrado a alguien que parecía dispuesto a cuidarme. No lo conocía bien aún, pero había algo en Richard que me hacía sentir segura, como si su presencia pudiera mantener lejos a Trigos.

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Pero te conocí. -Israel Reyes y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora