Capítulo 53

62 11 1
                                    

Rodrigo

El camino al hospital fue una niebla de miedo y confusión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El camino al hospital fue una niebla de miedo y confusión. Pablo me ayudó a bajar del hotel con rapidez, sus manos firmes en mi cintura mientras intentaba mantenerme tranquilo. Pero dentro de mí, ya sabía lo que estaba pasando. Sentía una desconexión dolorosa, como si algo dentro de mí se desvaneciera.

En la sala de emergencias, los médicos actuaron rápidamente, colocándome en una camilla y llevándome a un cuarto para realizarme una ecografía. Pablo quiso entrar conmigo, pero lo detuvieron en la puerta. Sus ojos estaban llenos de preocupación, y yo sentía que me rompía por dentro al verlo así.

El médico pasó el aparato por mi abdomen, su rostro serio mientras observaba la pantalla. Yo no podía mirar. Cada segundo que pasaba era una eternidad, y cuando finalmente habló, lo hizo con una voz baja, cargada de cuidado.

—Rodrigo, lamento mucho tener que decirte esto... pero hemos perdido al bebé.

Esas palabras se sintieron como un golpe directo al pecho. Todo mi cuerpo se tensó, y aunque las lágrimas comenzaron a caer inmediatamente, me sentía entumecido. No podía procesarlo. No quería procesarlo.

—No... no puede ser —susurré, mi voz apenas un hilo—. Estaba haciendo todo lo que dijeron, todo...

El médico colocó una mano en mi hombro, sus ojos llenos de compasión.

—No es tu culpa, Rodrigo. A veces, en estas primeras etapas, ocurren cosas que están fuera de nuestro control. Es una pérdida que nadie debería enfrentar, pero no es culpa tuya.

Sentí que me hundía en ese momento, pero antes de que pudiera caer completamente, escuché la voz de Pablo en el pasillo, discutiendo con alguien.

—Déjenme pasar. Lo necesita. Por favor.

Un momento después, lo dejaron entrar, y apenas lo vi, me aferré a él con todas mis fuerzas.

Pablo

Cuando entré y lo vi ahí, su rostro destrozado y sus manos temblando, supe que algo había salido mal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando entré y lo vi ahí, su rostro destrozado y sus manos temblando, supe que algo había salido mal. Rodrigo apenas logró susurrar las palabras, pero no necesitaba escucharlas para entender.

—Lo perdimos, Pablo... —murmuró contra mi pecho, su voz ahogada por las lágrimas.

Mi corazón se rompió en mil pedazos. No sabía qué decir. ¿Cómo podía consolarlo cuando yo también sentía esa pérdida? Pero no importaba cómo me sentía yo; él era quien más sufría en ese momento, y lo único que podía hacer era estar ahí para él.

—Estoy aquí, Rodrigo —le susurré, envolviéndolo en mis brazos—. No estás solo en esto.

Sus lágrimas empaparon mi camiseta, y yo cerré los ojos, luchando por contener las mías. Habíamos perdido algo que ambos ya amábamos profundamente, y el vacío que dejaba era insoportable.

Rodrigo

Esa noche fue la más larga de mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esa noche fue la más larga de mi vida. Después de explicarnos lo que había sucedido y los próximos pasos, nos dejaron solos en la habitación. Pablo no me dejó ni un segundo, sosteniéndome como si temiera que pudiera romperme en mil pedazos.

—Esto no es el final, Rodrigo —dijo en algún momento, su voz firme pero suave—. No importa cuánto duela ahora, lo superaremos. Juntos.

Quería creerle, pero en ese momento, todo parecía demasiado oscuro. Solo pude asentir, permitiéndome sentir su presencia como un ancla en medio del dolor.

El bebé se había ido, pero Pablo seguía conmigo. Y aunque ahora solo quedaba un vacío, sabía que algún día encontraríamos una manera de seguir adelante.

[...]

La luz del día entraba tímidamente por las cortinas de la habitación del hospital, iluminando un espacio que, a pesar de la calma exterior, se sentía sombrío. Había pasado la noche entera sumido en un vaivén de dolor físico y emocional. Apenas había dormido, pero había sentido a Pablo junto a mí en todo momento, como un faro en medio de la tormenta.

Cuando escuché su voz, levanté la mirada. Estaba sentado en la silla junto a mi cama, sus ojos llenos de preocupación y ternura.

—Amor, ¿estás bien? —preguntó suavemente, su mirada desviándose a mi abdomen, como si buscara respuestas que no se podían ver.

Su preocupación era palpable, y eso me desgarraba aún más. Me tomé un momento para responder, tratando de encontrar palabras que no parecieran tan huecas como me sentía.

—Estoy... sobreviviendo —dije finalmente, mi voz apenas un susurro. Mi mano se posó instintivamente sobre mi vientre, donde ahora solo quedaba un eco del sueño que habíamos tenido juntos—. Pero no te voy a mentir... duele mucho, Pablo.

Él se inclinó hacia mí, tomando mi mano con cuidado, como si temiera romperme aún más.

—Lo sé, amor. Y está bien sentirlo. Está bien llorar, gritar, lo que necesites. Solo no quiero que lo guardes dentro.

Sus palabras me hicieron sentir un nudo en la garganta. Cerré los ojos por un momento, dejando que las lágrimas que había estado conteniendo cayeran.

—Siento que fallé... que no hice lo suficiente.

—Rodrigo, no. —Pablo apretó mi mano con más fuerza, su voz llena de determinación—. No vuelvas a decir eso. Esto no es tu culpa, ¿me escuchas? Tú hiciste todo lo que pudiste, y mucho más.

Asentí lentamente, aunque no estaba seguro de si sus palabras eran suficientes para calmar la culpa que me consumía. Pero su presencia, su amor incondicional, era lo único que me mantenía a flote en ese momento.

—Gracias por estar aquí —murmuré, con la voz rota—. No sé qué haría sin ti.

Pablo se inclinó, presionando un suave beso en mi frente.

—Siempre estaré aquí, Rodrigo. Pase lo que pase.

Aunque la tristeza seguía pesando en mi pecho, su promesa me dio un pequeño destello de esperanza. Quizás no estaba tan roto como pensaba, porque sabía que con Pablo a mi lado, algún día encontraríamos la manera de sanar.

_______________________________________________________________________________________________

El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora