Capítulo 140

43 6 1
                                    

Rodrigo

Sentí su lengua rozar mi entrada, y aunque sabía que lo hacía con cariño, lo detuve suavemente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sentí su lengua rozar mi entrada, y aunque sabía que lo hacía con cariño, lo detuve suavemente.

—Pablo, bebé, detente... —murmuré mientras ponía mi mano en su cabeza para apartarlo con delicadeza—. Sabes que no me gusta eso, amor mío.

Él alzó la vista, con una mezcla de travesura y ternura en sus ojos.

—Lo sé, lo siento... —respondió, besando la parte interna de mi muslo como disculpa—. Solo quería mimarte un poco más.

Le acaricié el cabello, sonriendo.

—Ya lo haces, con solo estar aquí —le dije—. No hace falta más.

Pablo se incorporó y me envolvió en un abrazo cálido, dejándome sentir su corazón latiendo al mismo ritmo que el mío. En ese momento, no necesitábamos nada más.

Sentí cómo su lengua volvió a rozar mi entrada, esta vez más decidida, y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza.

—Pablo... —susurré entre dientes, cerrando los ojos mientras trataba de mantener la compostura.

—Solo uno más... —murmuró contra mi piel, su voz ronca y cargada de deseo.

No pude evitar estremecerme ante la sensación. Aunque no era algo que solía disfrutar, había algo en la forma en que él lo hacía, con tanta devoción, que me dejaba sin palabras.

—Eres un terco... —le dije, tratando de sonar firme, pero mi voz tembló ligeramente.

Él sonrió contra mi piel, dejando un suave beso antes de levantarse y abrazarme con fuerza.

—Solo quiero hacerte sentir bien, mi amor —dijo, mirándome con esos ojos llenos de amor y travesura que siempre lograban desarmarme.

Le acaricié el rostro, con una mezcla de ternura y rendición.

—Ya lo haces, Pablo... siempre lo haces.

Sentí la calidez de sus manos en mis caderas mientras él me miraba con una mezcla de pasión y ternura.

—¿Estás seguro? —preguntó con un tono suave pero cargado de deseo.

—Puedes hacerlo... —murmuré, acomodándome mejor y abriéndome un poco más para él.

Su respiración se volvió más pesada mientras sus manos recorrían mi piel, acariciándome con cuidado. No había prisa en sus movimientos, solo ese amor infinito que siempre ponía en cada toque.

—Eres perfecto... —susurró antes de inclinarse hacia mí, dejando un beso lento y profundo en mi espalda, seguido de otro en mi cuello.

Sentí cómo su cuerpo se movía para acomodarse mejor, y me preparé para sentirlo, sabiendo que entre nosotros no había nada más que confianza y deseo.

El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora