Capitulo 60

74 10 4
                                    

Rodrigo

—¿Seguro que no estás cansado? —pregunte entre suaves gemidos de placer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Seguro que no estás cansado? —pregunte entre suaves gemidos de placer.

—N-no... —responde Pablo moviendo sus caderas contra mi interior suavemente—. Te amo. —me besa los labios.

—Te amo, Pablo.

Me mordí el labio inferior y rodé mis ojos cuando el movimiento de sus caderas empezó a hacerse mucho más rápido y descontrolado. Los jadeos de placer que emitia Pablo indicaban que estaba a punto de correrse...

—Me corro, Rodrigo. —me besa los labios y yo muevo mi mano más rápido.

Finalmente, los dos nos corrimos a la vez estallando en sensaciones placenteras y deliciosas. Pablo se tumbó a mi lado y me miró a los ojos, su pecho subía y bajaba rápidamente.

—¿No te he hecho daño, verdad? —pregunta y yo niego.

—No, no me has hecho daño —respondí, intentando recuperar el aliento mientras lo miraba. Su preocupación siempre aparecía después de estos momentos tan íntimos, y eso solo hacía que lo quisiera más.

Pablo sonrió, con un rastro de alivio en su rostro, y se inclinó para besarme suavemente en la frente. Luego, pasó su brazo por encima de mi pecho y apoyó su cabeza en mi hombro.

—Siempre quiero que estés bien, Rodrigo —murmuró, casi en un susurro.

—Y siempre lo estoy contigo —respondí, acariciando su cabello con mis dedos.

El sonido tranquilo de la noche nos envolvía. A lo lejos, Thiago roncaba suavemente, acurrucado en un rincón de la manta. El aire fresco nos acariciaba la piel, mientras las estrellas brillaban sobre nosotros, como si fueran testigos silenciosos de nuestro amor.

—¿Sabes qué? —dije después de un rato, rompiendo el silencio.

—¿Qué? —preguntó Pablo, alzando la mirada para verme.

—Que no puedo esperar a casarme contigo. A empezar esa nueva etapa juntos. Pero hay algo que me tiene inquieto.

—¿Inquieto? ¿Por qué? —preguntó, frunciendo el ceño.

—Es que... no sé si Thiago soportará compartir el protagonismo en la boda. Ya sabes cómo es de territorial con nosotros —respondí, riendo—. Y si de verdad estoy embarazado no sé cómo va a reaccionar tampoco con el bebé.

Pablo soltó una carcajada y negó con la cabeza.

—Bueno, podríamos hacerle un traje y que sea nuestro padrino. Así no tendrá motivos para quejarse. Y por lo del bebé no te preocupes, será increíble.

Nos reímos juntos, imaginando a Thiago con un traje diminuto y una corbata, caminando orgulloso entre los invitados. La idea era ridícula y perfecta al mismo tiempo, justo como nosotros.

El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora