Ayer efectivamente no salí de la habitación, me quedé en la terraza viendo como la gente se divertía y hablaban durante horas hasta que todos empezaron a emborracharse de más. Alexis al final tampoco me abandonó, dijo que prefería quedarse conmigo jugando a las cartas y hablando bajo las estrellas que ir a hablar con gente a la que no conoce, además nos preparamos una buena cena a base de embutido y pan.
Me pongo el vestido que me compré en la tienda el otro día cuando fui a buscarlo con Alexis.
-Ese vestido está hecho para ti-dijo.
Y no dudé en comprarlo. Alexis a parte de ser el mejor amigo del mundo es la persona más sincera que hay. Por eso supe que si decía eso, sería el vestido perfecto.
Es de un tono azul eléctrico, de tirantes y con un escote pronunciado en pico, se ajusta a la cintura y tiene bastante cola de largo. Es perfecto, sin ninguna duda.
Me he ondulado el pelo y Alexis me ha ayudado a hacerme un pequeño recogido con una pinza de brillos, dejando mechones sueltos de pelo. El maquillaje es bastante sutil pero idóneo para una boda.
-Estás increíble, de verdad que lo estás-dice mi amigo vestido con un traje negro.
-Tú no te quedas corto-sonrío.
Antes de irnos nos hacemos algunas fotos para el recuerdo, algún selfie y otras poniendo el temporizador y dejando el móvil apoyado en una superficie alta para que nos fotografíe de cuerpo entero.
Alexis abre la puerta y salimos de la habitación, nos cercioramos de que se queda cerrada y bajamos las escaleras para caminar hacia uno de los peores días de mi vida. Enzo se encuentra abajo de la escalera y ambos nos miramos, lo que me produce unos nervios incontrolables.
Está guapísimo. Es guapísimo. Y de eso no hay duda. Lleva el traje que compró en la tienda y se ha peinado el pelo todo hacia atrás, dejando caer su largo por la nuca. Sigo pensando que es uno de los hombres más guapos que he visto en mi vida.
-Estás maravillosa-dice entregándome su brazo para terminar de bajar los escalones.
Rechazo su ayuda y le miro sonriendo falsamente. No soporto que siga siendo tan amable conmigo a pesar de que vaya a casarse con otra mujer, a pesar de que rompió su promesa y a pesar de que me haya invitado a ver lo feliz que le hace su novia.
Caminamos los tres hacia el jardín y veo que todos los invitados están sentados en sus asientos, supongo que esperando a Enzo y a su nueva mujer, a la cual aún no he visto y me mata la curiosidad por saber quién es.
¿Se parecerá a mí? ¿Será más guapa que yo? ¿Le hará tan feliz como yo lo hice? Mejor dejar las comparaciones cuando obviamente sé la respuesta al menos a una de mis preguntas. Está claro que le hace más feliz porque va a casarse con ella.
-¿No se supone que deberías estar en el altar?-pregunto intentado que no se note mi enfado.
-¿Por qué debería estar en el altar?
-Hombre, vas a casarte. Se supone que el novio espera a la novia en el altar a no ser que vayas a dejarla plantada. Sería horrible por tu parte, pero bueno se te da bien abandonar a la gente-digo arrepintiéndome al segundo.
-Para tu información Irina, no voy a abandonar a nadie y no estoy en el altar, porque yo no soy el novio-dice para mi sorpresa.
Alexis y yo ponemos la misma cara de sorpresa. Ambos perdemos el equilibro y nos miramos desconcertados.
-Tú viniste a mi tienda pidiendo un traje para una boda e invitándonos a venir.
-¿Y en qué momento dije que era mi boda o que yo fuese a casarme?
Empiezo a recordar cada palabra suya y es cierto que no lo dijo en ningún momento. Enzo jamás dijo que él fuera a casarse pero la rabia y el dolor de volver a verle me cegaron y no fui capaz de verlo. Enzo no ha roto su promesa y eso hace que me sienta todavía peor, que me sienta como el peor ser humano de la tierra y que me odie por haber pensado esas cosas sobre él.
-¿Y quien se casa?-pregunta Alexis.
-Mi mejor amigo. Le conocí mientras grabábamos y su novia es de aquí de España, por lo que la boda querían hacerla aquí aunque después se vayan de nuevo fuera a vivir-explica.
-¡En todo momento sabías que pensaba que eras tú quien se casaba y no lo aclaraste! Lo hiciste para darme celos-digo enfadada aún más que antes.
Enzo me mira sin saber qué decir. Alexis coge mi brazo para que me calme y no pueda hacer algo de lo que me arrepienta.
-¿Celos? Tú tienes pareja Irina, tienes la vida con la que siempre soñaste. ¿Qué celos iba a darte que yo me casara cuando tú hiciste tu vida también?
No te tengo a ti. Pienso.
No tengo la vida con la que siempre soñé porque él no está en ella. Hace años cuando soñaba con lo que ahora tengo era Enzo quien estaba a mí lado, no Daniel. Era Enzo quien me daba los buenos días y las buenas noches y a quien abrazaba cuando algo bueno pasaba, así que no, no tengo la vida con la que siempre soñé.
Me aguanto las lágrimas porque no quiero que vea lo débil que soy ante él. No quiero que sepa que aún y a pesar de todo, sigo sintiendo cosas inútiles por él, pero lo que menos quiero es darle la razón cuando en el fondo sé que la tiene.
Soy egoísta e injusta con él. Me he puesto celosa al pensar que podía hacer su vida cuando yo hice lo mismo y parezco una idiota quinceañera montando una escena de celos.
-Creo que esto deberíais hablarlo en otro momento, deberíamos sentarnos, todo el mundo nos está mirando-dice Alexis.
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La Saga Destino: Perderme.
RomanceSegundo libro de la saga destino. Cinco años han pasado desde que Irina tomó una de las decisiones más difíciles de su vida, abandonar a Enzo. Dicen que dejar ir a quien amas es una forma cobarde de amar, pero ella sabía que debía dejarle ir para q...