Capítulo 13.

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-Enzo debe de estar al llegar, ¿puedes atenderle tú por favor?

-Irina... Deberías de afrontar las situaciones de otra forma-dice Alexis saliendo de limpiar los probadores.

-Es que si le veo va a provocar que otra vez no duerma por la noche. Ayer tuve que mentir a Daniel al igual que llevo haciendo cinco años al ocultarle la verdad. No sé qué hacer, el pasado mío y de Enzo es real, existió y me está torturando ahora mismo.

-Irina, un pasado complicado no es excusa para hacer daño a alguien, tienes que ser sincera a pesar de las consecuencias que eso conlleve.

-Lo sé Alexis, pero no soy capaz de decirle a Daniel que le he mentido durante cinco años, no puedo hacerlo-digo estresada.

-Entonces déjame decirte por mucho que te duela, que jamás vas a poder vivir una vida plena y buena-dice.

Tiene razón, es lo que más rabia me da. Tanto mi padre como Alexis tienen razón, no lo estoy haciendo bien y al final voy a salir lastimada de mis propias mentiras, por no hablar del daño que le haría a Daniel cuando se enterase. No sé cómo él podría gestionarlo, quizás me dejaría o quizás simplemente ignoraría el asunto y me perdonaría, no lo sé y me aterra pensar en la primera opción.

Tengo que ser fuerte, valiente y afrontarlo. Si voy a ir a la boda tengo que mentalizarme en que debo hacer las cosas bien. Cuando vuelva de la boda pienso contarle la verdad a Daniel, merece saberlo. Hasta entonces actuaré de la mejor forma posible y haré que la situación no me afecta en absoluto. No quiero que Daniel sospeche nada hasta que yo misma se lo cuente.

La puerta de la tienda se abre y Enzo aparece delante nuestra otra vez. Ayer no me fijé en que ahora tiene el pelo un poco más largo, casi por los hombros pero cortado a capas y desfilado. Le sienta bien.

-Buenos días-dice sonriendo mientras se quita las gafas de sol.

-Hola-decimos Alexis y yo.

-¿Tenéis el traje?-pregunta mientras camina hacia nosotros.

-Aquí está-digo cogiéndolo de la percha del almacén.

Se lo entrego y Enzo se queda mirándome fijamente, como si quisiera decir algo, pero no lo hace. Un silencio incómodo se genera en la tienda hasta que Alexis por fin hace un ruido y volvemos a la realidad.

-Gracias por haber sido tan rápida Irina-dice.

-De nada.

Enzo busca en sus pantalones vaqueros y al fin saca dos sobres los cuales sospecho que son las invitaciones a la boda.

-Quería entregaros oficialmente las invitaciones, ¿vendréis?

Asiento con la cabeza y Alexis no responde ya que deja que yo lo haga.

-Es una gran noticia, nos veremos el viernes en la dirección que indica la invitación.

-¿El viernes? Creía que era el sábado, bueno... Dijiste que era el fin de semana-digo dudando.

-Bueno, es que los invitados más especiales tienen la suerte de estar el fin de semana entero allí-dice.

-¡Vaya que suerte!-exclamo con ironía.

Enzo nos deja de nuevo solos después de despedirse. Alexis espera a que diga algún comentario pero no lo hago. Camino hacia el despacho y me siento en mi silla a mirar al techo, con la mente en blanco y aún intentando asimilar que si ya era complicado para mí él estar en esa boda, ahora resulta que debo pasar tres días con Enzo y su nueva novia. Maravilloso.

No sé cómo decirle esto a Daniel. Le conozco y sé que a él no le importará que pase el fin de semana fuera, claro que tendrá que hacerse cargo el viernes y el sábado de la tienda o pedirle a mi padre que vaya a echar una mano.

Quiero pensar en que al estar con Alexis estaré mejor de lo que me imagino. Intentaré no salir mucho de la habitación donde vayamos a alojarnos y así evitar ver a Enzo en la medida de lo posible.

-¿Puedo pasar?-pregunta Alexis asomado desde la puerta.

Asiento con la cabeza. Alexis se sienta y nos quedamos callados. Sabe que cuando estoy así lo que menos me apetece es hablar, valoro el silencio y en estos momentos es lo único que necesito, su compañía y el silencio del despacho para poder tranquilizarme.

-No sé qué ponerme el día de la boda-digo.

-Oye conseguiremos algo, yo cogeré un traje de la tienda y para tu vestido iremos de compras y conseguiremos el vestido más bonito que puedas imaginar, ¿vale?

-Vale...-digo poco convencida.

El resto de los días no me preocupan. Cogeré ropa que tenga en el vestidor y me apañaré con lo que pueda, no me preocupa, tengo ropa para dar y regalar así que con cualquier cosa que coja iré bien.

No quiero competir con la novia, pero quiero que me vea guapa. Quiero que piense en que sigo siendo aquella chica joven y en que ya no me tiene. Tengo la necesidad de restregarle que ahora soy mejor y que ya no le pertenezco y que nunca lo hice.

El impulso femenino de querer destacar siempre ante los ojos de quien un día amamos, supongo.

La Saga Destino: Perderme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora