Capítulo 9.

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Salgo por la puerta para dirigirme al mostrador y ver de qué se trata. Levanto la mirada hacia la puerta y me agarro a un taburete para no perder el equilibrio.

No soy capaz de articular palabra y siento que me falta la respiración al ver de lo que se trata.

-Enzo...-digo con la respiración acelerada.

-Hola Irina-dice.

Todos los recuerdos que tengo de este hombre me vienen a la mente a la vez, tanto los buenos como los malos. Los meses que lloré sufriendo su pérdida se me clavan en el corazón. Después de cinco años pensaba que verle no me supondría nada, pero una vez más parece que me he equivocado.

Tengo delante al hombre que ame con todo mi corazón y ni siquiera sé cómo sostenerme en pie, ni disimular el dolor que estoy sintiendo ahora mismo.

Él tampoco dice nada, simplemente nos quedamos mirándonos como si estuviésemos analizándonos el uno al otro. Está guapísimo, pensaba que era imposible, pero estos cinco años le han sentado de maravilla, ahora es todo un hombre y aunque sigue siendo mi Enzo, una parte de mí es consciente de que ya no queda nada del hombre del que me enamoré.

-¿Qué estás haciendo aquí?-pregunto nerviosa.

-Vengo a por un traje-me dice-Y quería conocer la tienda de la que todo el mundo habla.

-¿Has ganado algún premio?-digo con sarcasmo.

-No, lo necesito para la boda-me dice.

Va a casarse. Y el mundo se me acaba de venir encima. El amor de mi vida va a casarse. No cumplió la promesa de que me esperaría y que jamás podría querer a alguien más y ahora va a casarse. No puedo ser egoísta cuando yo también hice mi vida con otro hombre, pero yo al menos no le juré amor eterno en el pasado. Pero lo peor no es eso, lo peor es que cuando creía que había superado lo nuestro y que ya no podría sentir nada por él, acaba de demostrarme que no es así, que sigue siendo aquel hombre tan especial para mí y que ese hombre al que pensaba que había superado está aquí, otra vez delante de mí y va a casarse.

-¿Hola?-me dice.

-Perdona, me he quedado mirando a un punto fijo, me sigue pasando-miento.

-¿Me ayudas a buscar el traje?-pregunta.

-Alexis te ayudará, es un gran vendedor-digo evitando cualquier contacto con él.

-Prefiero que lo hagas tú, me conoces mejor que Alexis-dice acercándose al mostrador.

-Te conocía, han pasado cinco años y ya no te conozco-digo.

-Cinco años y diez días para ser exactos-recalca.

-¿Puedo preguntarte porque has venido aquí?-le pregunto enfadada.

-Creía que sería bueno verte ya que he venido a la ciudad, hace mucho que no venía y quería conocer la tienda de la que todo el mundo habla-sonríe-Aunque eso ya te lo había dicho antes.

Joder. Que asco situación, ¿cómo puede seguir provocando en mí cualquier tipo de emoción? Han pasado cinco años, cinco maravillosos años en los que he tenido una vida perfecta sin él y en los cuales pensaba que ya lo había superado.

-Has cambiado mucho Irina...-dice sonriendo.

-Tu no, estás igual-miento.

Está más guapo, mucho más. Ya es todo un hombre, ahora tiene las facciones más marcadas y aunque sigue siendo Enzo, es como una versión mejorada de él.

Miro trajes por la tienda que le puedan gustar o al menos que antes pudiesen gustarle. Ya no le conozco, no sé qué le gusta ahora o qué le inspira, no sé qué le da miedo o que le preocupa. Antes juraba conocer a Enzo mejor que nadie en este mundo, ahora soy una persona más que solo sabe su nombre.

-Tengo este-señalo un traje negro con bordados blancos.

-Me gusta, quiero probármelo-dice.

-Ahí tienes los probadores-le contesto.

Entra al probador y Alexis se asoma desde la trastienda para ver cómo estoy. Niego con la cabeza y los ojos llorosos y mi amigo me hace un gesto como que después hablaríamos y que ahora debo mantenerme fuerte.

-¡Irina ven!-grita Enzo.

Obedezco y me asomo al pasillo de los probadores y le veo vestido con el traje que le he dado. Le miro asombrada de lo bien que le queda y de nuevo mis pensamientos hacen que salga de la realidad.

Hace años hubiera soñado con verle vestido de traje en nuestra boda. Joder, quería a este hombre con todas mis fuerzas, pero ahora él ama a otra persona y va a casarse. Claro que yo también comparto vida con el hombre al que quiero desde hace cuatro años y no soy nadie para reprochar nada.

Odio que vaya a casarse. Odio que me haya olvidado. Y odio que una parte de mí acaba de darse cuenta de que en el fondo nunca dejará de quererle.

-¿Qué tal me queda?-pregunta

Increíble, así es como le queda, pero intento disimular ya que no quiero que lo note.

-Bien, eso deberá decidirlo la novia-sonrío falsamente.

-Claro, no hay nada más importante que la novia el día de la boda-dice.

-Yo le subiría el bajo-digo metiendo una aguja por el pantalón y clavándosela aposta.

-¡Ehh!-grita.

-Perdón, no suelo hacerlo, me he equivocado.

-Supongo, no te imagino clavándome una aguja aposta-dice.

Enzo entra al probador para quitarse el traje y me lo entrega en una percha para que la modista esta tarde se encargue de dejárselo a la perfección. Alexis sale de la trastienda para cobrar a Enzo.

-Estás invitada a la boda-dice.

-¿Perdona?

No sé si he escuchado bien, pero acaba de invitarme a la jodida boda. Estoy alucinando y no sé si chillar, pegarle o mandarle a la mierda.

-No voy a ir-digo.

-Alexis tú también estás invitado, será bueno reunirnos después de tantos años.

-No, gracias-digo.

-Iremos-interrumpe Alexis.

Le odio. Odio a Alexis en estos momentos con todo mi ser. No puedo creer lo que acaba de hacer.

Sonrío falsamente.

-Genial, os mandaré las invitaciones a la tienda, es este fin de semana, espero que vengáis de verdad-dice.

Alexis nos deja solos otra vez. Vuelve al despacho sonriendo.

-No sabe lo que dice, no iremos-digo.

-Es un buen chico, se nota que te tiene aprecio, siempre pensé que era el mejor de todos los compañeros del teatro. Aunque he de reconocer que jamás imaginé que os convertiríais en amigos-dice.

-Sí, es el apoyo más grande que he tenido en estos años, no imagino un mundo sin él-digo mientras le entro el ticket de la compra.

-Ven, a la boda-dice agarrando mi mano.

-Lo pensaré.

Enzo suelta mi mano y camina hacia la puerta, mientras que yo me quedo observando cada movimiento que realiza. Vuelve a girarse hacia mí y sonríe.

-Ha sido un placer verte Irina-dice para después salir.

La Saga Destino: Perderme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora