El sol apenas empieza a asomarse cuando entro a la tienda, donde encuentro a Lucía limpiando el suelo y a Alexis contando la caja del día anterior. La expresión de Lucía al verme de nuevo es de ilusión, a pesar de que me ha visto esta mañana en casa. Ella ha venido antes con Alexis puesto que yo tenía que cambiar dinero en el banco.
Me acerco despacio, pero decidida, tratando de mantener el tono firme que practiqué frente al espejo esta mañana.
-Lucía, puedes quedarte en la tienda, trabajar limpiando un poco y te pagaré por ello. Te vendrá bien un trabajo y a nosotros tener una mano extra.
Lucía para atónita, pero luego una pequeña sonrisa se asoma en su cara, casi tímida, como si no se atreviese a mostrar demasiada emoción.
-Gracias Irina, esto es más de lo que puedo imaginar, no tienes idea de lo que esto significa para mí.
Avanza unos pasos como si fuese a abrazarme pero se detiene en seco. El cuerpo se me tensa a modo respuesta y retrocedo para evitar la situación. La sonrío débilmente y asiento con la cabeza.
Siento un nudo en el estómago mientras camino hacia el despacho. La decisión está tomada y prefiero creer que esto puede ser el inicio de algo nuevo, de una oportunidad de reconstruir eso que se rompió entre nosotras.
El resto del día transcurre con normalidad, la misma rutina de siempre. Por fin nos vamos a casa y Alexis se queda encargado de vigilar a Lucía puesto que Daniel y yo iremos a casa de mi padre a cenar.
Nos dirigimos a su casa en el coche. Algo en su tono de voz me hizo pensar que quería vernos, pero que hay algo detrás de esa invitación.
Al llegar, papá nos recibe con su típica sonrisa y un gran abrazo. Pero noto que está más callado de lo habitual. Nos sentamos en la mesa y mientras cenamos, trato de desentrañar el misterio de su mirada, que parece evitar la mía cada vez que hablo.
-Esta pasta está increíble. Tienes que enseñarme tus trucos de cocina-dice Daniel rompiendo el hielo.
Papá ríe y responde, pero noto una vacilación en su expresión. Hay algo que intenta disimular, algo que no quiere que sepamos. Me siento inquieta, le conozco y sé que nos está ocultando algo.
-Papá, ¿estás seguro de que estás bien? Pareces... Distraído, ausente y distante...
-Solo ha sido una semana ocupada Irina, nada más. Solo eso.
Ahí entiendo que algo pasa. Mi padre jamás me llama por mi nombre, rara vez lo hace. Solo cuando hablamos de algo serio o cuando está enfadado conmigo, por lo que entiendo que estoy en lo cierto y me oculta algo.
Me quedo en silencio, puesto que no pretendo discutir ni insistirle. Daniel me da un pequeño apretón de manos por debajo de la mesa. Siento que mi padre nos mira con una mezcla de cariño y preocupación, pero no es la mirada de siempre. Es como si quisiera decirnos algo, pero a la vez no.
Cuando finalmente nos despedimos, me da un abrazo más largo de lo habitual.
-Cuidaros mucho. Y gracias por venir a verme.
Al salir de casa, esa sensación de inquietud permanece conmigo. La imagen en su rostro, la sombre en su mirada, me hace preguntar qué podría estar escondiendo.
En el coche, es finalmente Daniel quien rompe el silencio.
-¿Tú también notaste que tu padre estaba raro, verdad?
-Si. No sé qué le pasa, pero creo que no es algo fácil. Intentaré volver a hablar con él pronto. Me preocupa demasiado como para dejarlo pasar.
-Lo resolveremos Irina, no te preocupes. Seguro que solo necesita tiempo.
Solo puedo pensar una cosa. Mi padre jamás me ha ocultado nada, siempre hemos confiado el uno en el otro, a pesar de la complicado que fuese. ¿Qué podría pasar ahora? ¿Mi padre quizás lo haga para protegerme?
Cuando llegamos a casa y la noche se hace silenciosa, mi mente vuelve a aquel detalle en la mesa, en esa forma de quitarnos la mirada cuando le hablábamos.
Más tarde, Daniel es el primero en dormirse. Y yo no dejo de dar vueltas absurdas en la cama, mirando al techo como si este fuese a decirme algo.
Decido que no puedo quedarme sin hacer nada. Me levanto y bajo al comedor, enciendo una pequeña lámpara y busco mi teléfono. Sé que mi padre podría preocuparse si lo llamo en este momento, así que opto por mandarle un mensaje.
"Papá, espero que estés bien. Si necesitas hablar de algo, aquí estoy, puedes contar conmigo. Te quiero"
Me tranquiliza saber que Lucía no duerme en el sofá si no en la habitación de invitados, así podré quedarme en el sofá esta noche, ya que en la cama no soy capaz de dormir.
Mi padre responde.
"Estoy bien. Solo que a veces recuerdo cosas del pasado... Como a tu madre o a Fran, solo eso. Descansa y no te preocupes, te quiero cielo"
Cierro los ojos, sintiéndome aliviada. Pero hay algo que me dice que "recuerdos del pasado" puede significar algo más de lo que él me quiere hacer entender. Pero no quiero obligarle, por lo que mi padre si quiere contarme algo, lo hará cuando esté preparado. No quiero darle más vueltas al asunto. Solo espero que mi padre esté bien de salud y por lo que parece, es así, por lo que eso es lo único que de verdad importa.
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La Saga Destino: Perderme.
Любовные романыSegundo libro de la saga destino. Cinco años han pasado desde que Irina tomó una de las decisiones más difíciles de su vida, abandonar a Enzo. Dicen que dejar ir a quien amas es una forma cobarde de amar, pero ella sabía que debía dejarle ir para q...