Capítulo 31.

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(Capítulo narrado por Enzo)

Las horas pasaban en silencio, los días eran grises y después de la conversación con el señor Castro me había dado cuenta de que debía mantenerme alejado de ella. Intento constantemente olvidarla, pero es inútil. Cada rincón de esta casa me recuerda a ella, sus risas, sus palabras, cada momento que compartimos y que por cumplir un sueño, dejé ir.

Alguien llama a mi puerta. No espero visita y mis amigos se han mudado a una casa de alquiler. Me asomo por la mirilla y veo a Alexis con una expresión de urgencia y tensión.

-Alexis... -digo sin saber que podría haberlo traído hasta aquí-. ¿Qué sucede?

Él entra sin ni siquiera pedírmelo. Cierra la puerta y se cruza de brazos, suspirando antes de hablar.

-Es Irina... -comienza a hablar y mi pulso se acelera con solo oír su nombre-. Es un tema complicado, Lucía le ha robado en la tienda. Lo ha destrozado todo.

-¿Lucía ha vuelto?

-Eso parecía, hasta que se ha ido y se ha llevado media tienda con ella.

Me quedo en silencio. El simple hecho de que sufra me parte el corazón y el no poder hacer nada por ella, más todavía.

-¿Ella está bien?- pregunto con un nudo en la garganta.

-Está devastada, no quiere salir de la cama. No sé qué hacer, siempre he sabido cómo actuar con ella, incluso cuando te fuiste, pero ahora... Ahora estoy perdido Enzo.

Mi corazón se contrae al imaginarla tan vulnerable, tan rota y tan lejos de mí.

-Necesito que me ayudes Enzo, a dejar todo como estaba. Créeme, me encantaría pedírselo a otra persona. No te odio, pero hiciste daño a mi amiga y no puedo pasarlo por alto, pero también sé que harás todo lo que haga falta por ella- dice dejando caer el peso de sus palabras.

-Haré lo que sea por ella. No dejaré que pase esto sola, a pesar de que ella no lo sepa y yo siga en las sombras.

-No puede enterarse nunca de que te he pedido ayuda, por favor. Me odiará si lo hace.

-Será nuestro secreto- digo intentando aliviar la situación.

-¿Aún la amas, verdad?

Su pregunta me golpea, aunque la respuesta siempre ha sido la misma. Siempre la he amado y quizás siempre la ame. Pero también sé que el lugar que ocupé en su vida, ahora pertenece a Daniel. Y yo solo soy un recuerdo.

-Yo nunca he dejado de amarla.

-No quiero que te hagas falsas esperanzas, ella es feliz con Daniel y no me gustaría que su vida se viese afectada por ti. Perdona por ser tan duro contigo pero...

-Eres su mejor amigo, lo comprendo. No tienes que pedirme perdón- digo terminando su frase.

Alexis asiente. Hemos llegado a un punto en común, el bienestar de Irina. Ambos la queremos, cada uno a su manera y haríamos lo que fuera por verla feliz.

-Si esto es todo lo que puedo hacer por ella, si este es mi lugar en su vida, eso me hace feliz. Quiero verla triunfar incluso si eso significa que tengo que observar desde lejos.

Alexis extiende su mano, se la estrecho. Salimos de casa en dirección a la tienda. Quiero ayudarle y reparar todo lo que pueda. Necesito que vuelva a estar bien.

Empezamos a recoger todo lo que podemos, limpiamos el suelo y cada uno nos encargamos de una tarea. Alexis coge de la trastienda un trapo y una caja de herramientas. Me lanza un destornillador y nos ponemos manos a la obra.

-A veces siento que esta tienda es más importante para ella que su propia vida- dice mientras limpia con esmero-. Es su refugio, su hogar... Construyó esto desde cero...

-Así es, yo estaba allí, créeme, lo sé.

-Sé que es importante para ti y tú lo fuiste para ella. Y no pretendo juzgaros a ninguno por vuestros actos, pero ella se merece gente a su lado que la quiera siempre, no a ratos Enzo.

No respondo. Habla demasiado y sobretodo, de cosas que no sabe al parecer. ¿Qué la quiero a ratos? ¿Gente a su lado que la quiera? No sabe lo que dice. La amo cada día y cada minuto y yo soy quien debería estar a su lado.

-A pesar de ser su amigo, de que Daniel esté en su vida y de todo lo bueno que tiene... Creo que nadie podrá reemplazarte nunca. Pero ella es feliz y me matará si se entera de lo que acabo de decirte.

-Le ama, ¿no es cierto? A Daniel.

-Así es, con todo su corazón, pero te guarda mucho cariño. Son relaciones diferentes... Épocas y tiempos diferentes. El amor no puede compararse.

-Ninguna relación es igual que otra. Entiendo.

-Hay personas con las que estás y hay personas con las que eres, ahí está la diferencia.

Me pongo a pensar cuál de las dos soy yo para Irina. Si soy la persona con la que puede ser ella o si solo soy con la que está. Pero me pongo a pensar y jamás estuvimos, por lo que creo que Alexis me ha intentado decir algo en clave, sin traicionar la confianza de su amiga.

Alexis hace unas llamadas a proveedores, para pedir que les traigan cuanto antes material y prendas que necesitan. Yo recorro la tienda con la mirada, recordando cuando construíamos juntos todo lo que hoy, está destrozado. Pero aquí estoy, de nuevo, intentado seguir construyendo esta tienda que antaño formó parte de mi vida.

-Enzo, gracias por todo, de corazón. Sé que no debería haberte pedido esto, pero... No sabía a quién acudir.

-Pues has acudido a la persona correcta. Siempre haré lo que sea por ella, siempre será por ella, todo.

Aún no logro entender que no se lo dijese a ese tal Daniel, pero me alegra de haber sido su opción. No debería hacerme falsas ilusiones, pero creo que hay un motivo detrás de esto, el cual pretendo descubrir.

La Saga Destino: Perderme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora