Capítulo 27.

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Al llegar a casa, veo a Daniel en el sofá revisando su teléfono y a Lucía sentada en uno de los taburetes de la cocina. Ambos levantan la vista al verme y veo que Lucía intenta sonreír aunque sus ojos delatan cansancio.

-¡Amor! ¿Donde te habías metido? Me tenías preocupado. Tu móvil no daba señal y el de Alexis tampoco... No hemos dormido en toda la noche-dice mientras me abraza.

-Me quedé sin batería y dormí en casa de Alexis. Perdonad, no queríamos preocuparos-digo con una culpa horrible.

Me quedo en su brazo, sintiendo calor y alivio. Las emociones que llevo dentro desaparecen y ahora siento paz y tranquilidad al estar en los brazos de Daniel.

-Si necesitas que te ayude a darte un baño o lo que sea, puedes decírmelo-dice Lucía para mi sorpresa.

Daniel me da un apretón en la mano antes de soltarme para que me siente al lado de Lucía, la cual se ha sentado en el sofá.

-Te lo agradezco. Y me gustaría que pasáramos un rato juntas, quizás sea buena idea.

Noto su tensión en los hombros. Aunque no es mi responsabilidad siento que puedo ser un gran apoyo para ella. Una parte de mí se siente responsable y en deuda con ella por todos los años de amistad, en cambio hay otra parte que me mantiene alerta.

-¿Tú cómo estás?-la pregunto.

-Cansada, agotada... Pero también agradecida. Te lo debo todo Irina, no sé qué hubiera pasado si no hubieras abierto la puerta. Sé que he cometido errores, pero quiero que sepas que estoy intentado hacer las cosas bien.

Sus palabras me tocan. Pero debo enfocarme en el presente, en la situación que hay ahora y no en ese pasado que tuvimos juntas. Debo centrarme en quien soy ahora, en quien es ella y sobre todo, en lo que está en juego si ella me fallase.

Daniel vuelve de la cocina con unas patatas fritas de bolsa y dos vasos de refresco, lo cual hace que Lucía capte la indirecta y se disculpe para abandonarnos e ir a la habitación donde ella ahora duerme.

Cuando estamos solos, Daniel me acaricia el pelo suavemente, mirándome con una mezcla de preocupación y cariño que tanto aprecio. Cierro los ojos, disfrutando del momento, aunque el peso de mis pensamientos sigue estando conmigo.

Enzo, Lucía, lo que oculta mi padre... Han pasado demasiadas cosas estos días, demasiadas para asimilar tan pronto. No me considero tan fuerte como para afrontar esto sola, menos mal que tengo a Alexis que es el único que conoce la realidad. La compañía de Daniel es increíble, pero no es del todo real, puesto que hay cosas que jamás dejaré de ocultarle.

Sé que no estoy haciendo las cosas bien respecto a Enzo, pero no tendré que volver a verle, algo que aunque me apena, sé que es lo correcto. Y las dudas respecto a Lucía me asaltan, porque realmente no sé si estoy haciendo lo correcto y debería dejarla entrar en mi vida de nuevo, no sé si ella está comprometida con demostrar que puedo volver a quererla y a confiar en ella, o si esto solo es la continuación de un capítulo que acabará siendo más complicado de lo que imagino.

A la mañana siguiente decido tomarme el día libre. Alexis y Lucía podrán encargarse de la tienda y sé que me mantendrán al tanto de todo lo que pase.

Decido pasar el día cuidándome la cara y el pelo. Con mascarillas y cremas. Relajándome con música y dejando pasar todos los pensamientos de estos días por mi cabeza. Como si pudiese olvidarlos de verdad, como si con todo esto de verdad fuese a conseguir que se evaporasen.

Si lo hubiese sabido no hubiera salido a esa fiesta en la que terminé encontrándome con Enzo, no hubiera puesto mi relación en peligro otra vez.

Daniel es mi presente y deseo con todo mi corazón que sea mi futuro. Imagino toda mi vida a su lado y quien sabe, quizás el día de mañana incluso podríamos ampliar la familia. Sería todo un sueño para mí, para Daniel.

Daniel ha soñado con tener hijos desde que le conozco y sé que su sueño es que yo sea la madre. A veces no me creo que alguien pueda amar tanto como él a mí, principalmente porque no lo merezco.

Jamás mereceré el amor de Daniel, pero lucharé por ello. Lucharé por Daniel durante el resto de mi vida, porque me niego a perderle.

La Saga Destino: Perderme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora