Al llegar a casa el cansancio del día se desvanece un poco cuando veo a Daniel en la cocina hablando con Lucía mientras prepara la cena. Se giran al verme y ambos me dedican una sonrisa, la de Daniel me genera un calor suave, como si aquí, en este pequeño rincón de nuestra casa fuera todo un mundo entero para nosotros.
-Justo a tiempo-dice mientras se limpia las manos con un paño-Espero que tengas hambre, Lucía y yo nos hemos esmerado con esta carne.
Camino hacia él, sin poder evitar sonreír ante su esfuerzo y la calidez que siempre me ofrece. Me siento mientras que él y mi supuesta amiga terminan de colocar los platos, sirviendo la cena.
-Gracias de verdad, a ambos-murmuro sin pensar demasiado en lo que estoy diciendo.
Él se detiene un segundo y me mira, veo lo que parece ser un destello de sorpresa en sus ojos.
-Ese gracias... Esconde algo amor-dice sentándose en la mesa.
-Así es, es un gracias generalizado, por todo en realidad. Por siempre estar ahí, por hacerme sentir segura... Y por quererme.
Se inclina y me besa la frente. Puedo sentir con ello toda la paciencia que tiene conmigo, toda la devoción y el amor que me demuestra cada día.
-Mi vida, mi respiración y mis latidos, dependen de ti, tú eres el motivo de mi existencia. Soy yo el que debe darte las gracias.
Su respuesta me llena de ternura y al mismo tiempo de una extraña culpa. Hay algo todavía en mí que me sigue atando a esa sombra del pasado que aunque intento dejar atrás parece seguirme en momentos como este. Pero me obligo a no pensar en ello. Daniel es quien está conmigo, aquí y ahora. Y espero que para siempre.
-Te quiero y a veces siento que no te lo digo demasiado, pero...-siento que mi voz se quiebra un poco y él me aprieta la mano-No sé cómo habría seguido sin ti.
Lucía nos mira con cierta incomodidad, pero a la vez con celos, como si de verdad ella quisiera estar en mi lugar, como si deseara tener una relación como la que Daniel y yo tenemos.
-Voy a irme a dormir, no tengo apetito-dice ella retirándose de la mesa.
Veo en sus ojos algo que no me genera confianza. La conocía bien en un pasado y esa mirada sé que oculta algo, que pretendo averiguar tarde o temprano.
Nos quedamos en silencio mientras que nosotros terminamos de cenar. Siento una incomodidad en mi interior y por mucho que estoy intentado centrarme en este momento cenando con Daniel, no lo consigo. Necesito aclarar mi mente y hablar con una persona, necesito ver a mi padre.
Le digo a Daniel que iré a ver a mi padre y que necesito hablar con él, que quizás no venga a dormir. Espero que se moleste por dejarle solo pero no lo hace, si no que besa mi mejilla y se ofrece a llevarme en coche. Y eso me recuerda lo afortunada que soy de tenerle a mi lado.
Minutos después, llego a casa de mi padre. Nada más abrirme la puerta veo sorpresa en su expresión. No me esperaba y es normal, es demasiado tarde como para presentarme sin avisar.
-Hija, qué sorpresa. No te esperaba, aunque siempre es maravilloso verte-dice abrazándome-¿Está todo bien?
-Solo necesitaba pasar una noche con mi padre y en mi antigua casa. A veces echo de menos nuestra vida de antes.
Nos sentamos en el sofá, como en tantas otras conversaciones en las que he acudido a él buscando consejo. Cuando mi madre vivía era ella quien me escuchaba, pero desde que nos dejó, ha sido mi padre quien ha pasado horas escuchándome y aliviando mi dolor.
-¿Es por Enzo, verdad?
-No, es por mí. Desde que le volví a ver, todo lo que creía haber superado volvió de golpe. Siempre sentí algo inexplicable hacia Enzo, una conexión que no puedo explicar, pero Daniel...-hago una pausa-Daniel es bueno conmigo, me hace sentir segura y tranquila. Jamás le haría daño, pero una parte de mí no quiere ignorar a Enzo.
-Una vez te dije que hay amores que son para siempre porque son imposibles y no me equivocaba. Quizás te estés aferrando al recuerdo de lo que fuiste con él y estés ignorando la persona que eres ahora, desde que estás con Daniel.
Tal vez tenga razón. Tal vez quiera aferrarme a ese pasado que comparto con Enzo. Es cierto que ya no puedo olvidar ese tiempo juntos y es algo bueno, no puedo olvidar una gran parte de mi vida.
-¿Cómo supiste que mamá era la indicada?
Una sonrisa melancólica aparece en el rostro de mi padre y sus ojos reflejan un gran cariño al recordar. No imagino lo mucho que debe añorarla.
-Cuando la conocí, todo tuvo sentido, incluso yo lo tuve. Y fue entonces cuando supe que era ella.
Sus palabras caen en mí con un peso suave, como si fueran el eco de algo que también quiero encontrar en mi vida. ¿Alguna vez he sentido eso por Enzo... o por Daniel? Si fuese así lo sabría. Y en el fondo creo que no. Tardé mucho tiempo en darme cuenta de que amaba a Enzo y si Daniel fuese el indicado jamás habría dudado de mis sentimientos hacia él.
Doy un beso a mi padre y camino hacia la que era mi habitación. La cual me trae unos recuerdos agridulces. Aquí pasé mucho tiempo con Enzo y momentos muy importantes, como mi cumpleaños, como la primera noche que nos conocimos y también esas noches en las que lloraba durante horas cuando se marchó.
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La Saga Destino: Perderme.
RomanceSegundo libro de la saga destino. Cinco años han pasado desde que Irina tomó una de las decisiones más difíciles de su vida, abandonar a Enzo. Dicen que dejar ir a quien amas es una forma cobarde de amar, pero ella sabía que debía dejarle ir para q...