Necesitaba volver a casa y olvidar todo lo que había pasado estos días atrás. Necesitaba abrazar a Daniel y sentir que nada entre nosotros había cambiado, que seguíamos siendo los mismos y nos seguíamos queriendo igual. Tenía que verle y sentir que él me amaba a pesar de que yo tenía dudas de mis sentimientos hacia otro hombre, hacia el hombre que había robado mi corazón años atrás.
Odiaba mentirle, pero sabía que la verdad le dolería incluso más. ¿Cómo soportaría Daniel saber que la mujer a la que ama tiene dudas con otro hombre? No podría. Yo tampoco podría soportar que Daniel se reencontrase con alguien del pasado y alterase sus sentimientos hasta el punto de dudar en si me quiere tanto como él piensa.
Sé que no lo merece, no merece vivir engañado por mí, pero no soy lo suficientemente valiente como afrontar la realidad, mi realidad, de la cual estoy haciendo víctima a Daniel sin que él lo sepa.
Alexis lleva todo el día diciéndome que no debería sentirme culpable, que no he hecho nada malo y que es normal que tenga dudas por el amor tan grande que tuve a Enzo en el pasado, pero eso no me ha servido de nada, por lo que he decidido irme antes a casa de que se acabe este fin de semana. No me he despedido de Enzo, les pedí a Aby y a Mike que lo hiciesen por mí, no me sentía con las fuerzas suficientes para hacerlo, con las fuerzas para mirarle de nuevo a los ojos mientras le decía "adiós".
Llegamos a mi portal y me despido de Alexis con un fuerte abrazo.
-Mañana todo esto habrá pasado, te lo prometo. Volverás a estar bien-dice abrazándome.
-No imagino qué pasaría si no es así.
Bajo del coche y después de coger el equipaje entro al portal para subir en el ascensor. Suspiro varias veces antes de que las puertas se abran.
-¿Amor?
La voz de Daniel suena desde la cocina y corro hacia allí para abrazar a mi novio con fuerzas.
-Te he echado tanto de menos-digo.
-Vaya, vas a tener que irte más veces para volver con tantas ganas de abrazarme-dice-Yo también a ti.
Seguimos abrazos. Siento de nuevo el volver a estar tranquila y en paz. No podría explicar la sensación de estar refugiada en su pecho después de los días caóticos que he vivido. Volver a tenerle cerca y saber que todo está bien es todo cuanto necesitaba.
-Ve a ponerte cómoda. Prepararé la comida y descansaremos en el sofá toda la tarde-dice sonriendo.
-Claro. Estoy deseándolo.
-¿Lasaña?-pregunta.
-Por favor, es tu mejor receta-digo haciendo ojitos.
Cojo de nuevo la maleta y subo hacia mi habitación. Cojo la ropa y la dejo en el cesto de la lavadora, mañana lavaré y tenderé, hoy necesito descansar y no hacer nada. Físicamente no estoy cansada, pero mentalmente estoy molida y eso es mucho peor.
Entro al baño, me desvisto y abro el grifo para después entrar en la ducha. Cierro los ojos, me apoyo en la pared, suspiro y el agua cae sobre mí. Me doy una larga y caliente ducha mientras pienso en todo lo que ha pasado y en el daño que me ha hecho volver a reencontrarme con Enzo.
Por un momento, solo por un momento pensé que las cosas podrían ser diferentes entre nosotros, que podríamos volver a estar bien, que nada había cambiado, que seguíamos siendo aquellos jóvenes que se conocieron en el momento más inesperado pero más erróneo de todos. Aquellos que bailaban a todas horas y reían durante horas mientras buscaban aventuras, aquellos que se amoldaron el uno al otro para encajar como piezas de puzzle.
-Cariño, ¿todo bien?-Daniel entra al baño a preguntarme mientras estoy secándome con las toallas.
-Todo bien.
-Te conozco, sé que algo no está bien. Puedes contármelo, ¿lo sabes, verdad?
Asiento con la cabeza y me apoyo en el lavabo para situarme a mirarle.
-La boda no era de Enzo-digo suspirando.
-No me extraña, sería un idiota-dice para mi sorpresa.
-¿Cómo dices?-preguntó extrañada.
-Irina, él jamás podrá casarse o encontrar a alguien más mientras tú sigas con vida, mientras tú existas él basará su existencia en ti.
Me agarro al lavabo. Le miro desorientada y con los ojos llorosos.
-Tú... ¿Desde cuando sabes eso?
-Lo he sabido siempre, todos estos años. Vi las cartas que escribías sin enviar y cuando te conocí estabas completa rota y eso solo podía ser por una cosa, por amor. Más tarde me hablaste de ese tal Enzo y me contaste que se fue del país y entonces lo supe, él era el chico que había causado tu dolor. Lo he sabido siempre.
-¿Por qué no me lo dijiste?-pregunto angustiada.
-Porque te correspondía a ti el contarme la verdad, entonces supuse que si no lo hacías era porque no estabas preparada o no querías hacerlo, yo jamás voy a obligarte a contarme nada que no quieras ni a hacer algo que no desees.
El mundo se me viene encima. Todos estos años ha estado engañándome, igual que yo a él. Me siento una completa idiota. No esperaba esta conversación, no ahora después de nuestro reencuentro.
-¿Le amas?-pregunta.
-Te quiero a ti Daniel, te quiero a ti-repito.
-Irina, no te he preguntado eso. ¿Le amas?-insiste mirándome y acercándose a mí.
-Yo... El fue importante para mí, le quise muchísimo y pensaba que ya no sentía nada por él, pero al verle...
-No quiero que te quedes conmigo por rutina o por lástima Irina. Entiendo que él haya sido tu primer amor, pero yo sueño con ser el último, quiero que desde tu libertad me elijas, no que lo hagas por lástima, eso no-dice apenado.
-No, no, no-acaricio su cara y limpio sus lágrimas-Jamás elegiré a alguien que no seas tú, te quiero Daniel, con todo mi corazón.
-Prométeme que si algún día dudas entre él o yo, me lo dirás. No quiero sufrir Irina, no merezco sufrir-dice apoyando su cabeza en mi pecho.
-Hubo un antes de ti, pero tú eres mi después, tú eres el final del camino.
Daniel me besa, con intensidad y pena a la vez. Yo hago lo mismo mientras le abrazo fuerte. No quiero que vuelva a dudar jamás de si le quiero, porque me parte el corazón verle así. Le quiero, le amo y eso será así siempre, a pesar de que Enzo haya vuelto.
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La Saga Destino: Perderme.
RomanceSegundo libro de la saga destino. Cinco años han pasado desde que Irina tomó una de las decisiones más difíciles de su vida, abandonar a Enzo. Dicen que dejar ir a quien amas es una forma cobarde de amar, pero ella sabía que debía dejarle ir para q...