Capítulo 3.

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-Buenos días preciosa-me dice Daniel al llegar a la cocina.

-¿No te has ido todavía?-digo y después le doy un beso.

-Se ha atrasado el juicio de hoy, así que he aprovechado para hacer el desayuno-dice dándome una taza de café con hielo.

-Te quiero tanto-le digo.

-Por cierto, me ha dicho tu padre que vendrá a cenar hoy-dice sentándose en uno de los taburetes de la cocina.

-A veces olvido que hablas tú más con mi padre que yo.

-Me quiere más a mí-dice vacilando.

-No me extrañaría.

Ambos desayunamos. Hacía muchos días que no compartíamos este momento ya que normalmente Daniel sale de casa antes de que lo haga yo. Por eso es tan bonito e importante para mí disfrutar de este desayuno hablando de cualquier cosa, por pequeña que sea. Pasar tiempo juntos es maravilloso, últimamente no nos hemos visto mucho porque nuestros horarios no nos lo permiten, pero sin duda alguna, cuando estamos juntos todo es mucho mejor.

-Hoy estás muy guapa-me dice.

-Es que tú siempre me ves con buenos ojos cariño.

-Con los mejores.

Sonrío y le doy un beso en la mano en muestra de cariño.

Soy muy afortunada, a veces no me doy cuenta de la suerte que tengo de que Daniel me ame y me haya escogido como su compañera de vida a pesar del gran desastre que era cuando me conoció. Con el tiempo mi personalidad fue cambiando, mejores ciertos aspectos, tales como miedos o inseguridades, mi forma de expresarme y de afrontar los problemas, incluso hasta mi forma de vestir, ahora ya no uso sudaderas anchas y soy una gran fan de los vestidos y los tacones de aguja.

Siempre he dicho que si estás al lado de la persona correcta, esa persona te enseñará a mejorar y a crecer como ser humano y eso es lo que Daniel consiguió conmigo. Siempre me quiso como era, nunca me pidió cambiar ni mejorar, él siempre me aceptó tal y como era, pero cuando pasas tanto tiempo con una persona, acabas pareciéndote a ella en muchos aspectos y eso es lo que nos pasó, ambos cogimos el uno del otro ciertos comportamientos e incluso rasgos de la personalidad y por eso encajamos tan bien, porque somos prácticamente iguales.

Hace años que no me sentía tan bien con alguien, años que no me brillaban los ojos al mirar a alguien y años que no tenía el corazón de feliz de amar y ser amada.

Tardé mucho tiempo en darme cuenta de que amar y ser amado no es lo mismo, pero lo que entendí desde el primer momento es que si tienes la suerte de tener las dos, no puedes dejarlo escapar.

Me imagino dentro de veinte años y no veo un futuro en el que Daniel no esté a mi lado, en el que no vea sus ojos antes de dormir y en el que no tenga todas las noches su rosa en la tienda. Es egoísta por mi parte, pero no podría dejarle ir nunca.

Es gracioso como la primera vez que quise a alguien de verdad le demostré mi amor dejándole ir y la segunda vez que lo hice, hago todo lo posible porque nunca se vaya de mi lado.

Me visto un vestido de manga corta rosa y me pongo mis tacones negros favoritos, cojo mi bolso a juego y me recojo el pelo con una pinza para después salir de casa.

-¡El tabaco!

Retrocedo para coger mi paquete de tabaco y vuelvo a darle un beso a Daniel para despedirme de él hasta la noche.

-Te quiero.

-Yo a ti más siempre-digo entrando en el ascensor.

Bajo a la calle y camino disfrutando del gran día caluroso y soleado. Ya no escucho música mientras camino, ahora saludo a la gente con la que me cruzo todos los días y con los clientes habituales, eso también ha cambiado en mí.

Antes odiaba al mundo, socializar me aterraba y el simple hecho de conocer personas era impensable, pero ahora es todo lo contrario. Supongo que después de tantas cenas y fiestas de trabajo de Daniel acabé acostumbrándome a estar rodeada de multitudes y a ser simpática con las personas de mi entorno.

Estoy deseando ver a mi padre, hace varias semanas que por trabajo no nos vemos y le echo de menos. Me apena que ahora esté tan solo en la que era nuestra casa, es demasiado grande para él y si ya era duro estar sin mi madre y sin Fran, no quiero saber lo que tiene que ser estar sin mí también. Mi padre es un hombre fuerte y valiente, es de admirar y respetar, pero sé que me echa de menos aunque no me lo diga tanto como le gustaría.

La Saga Destino: Perderme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora