Capítulo 6.

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La noche fue increíble. Cenamos, charlamos de la nueva obra de mi padre basada en "El Resplandor" con la que está muy ilusionado ya que nunca ha hecho ninguna obra de terror, después nos tomamos un café con galletas y vimos una película de las favoritas de Daniel, Interestelar.

Daniel acercó a mi padre a casa mientras yo me quedé recogiendo la casa y me di una ducha. No vivimos muy lejos, unos veinte o treinta minutos andando, pero a esas horas de la noche me daba miedo que mi padre se fuera andando y solo. Vendí mi coche y durante un tiempo nos quedamos con el Peugeot 308 de Daniel hasta que yo me compré mi precioso Lexus RX en color beige. Quería un coche grande y familiar, ya que pensando en el futuro me parecía correcto tener un coche grande por si el día de mañana teníamos familia, era la opción más cómoda y práctica, además de ser un coche muy bonito que siempre me ha gustado.

Camino hacia la tienda, feliz, como cualquier otra mañana. Estoy deseando ver mañana a Alexis y que me cuente cómo le han ido estos dos días con ese chico, no he podido hablar con él porque a dónde iban no había cobertura. Me encantaría poder hacer eso, irme dos días sin teléfono a la montaña y desconectar, pero mi trabajo me necesita e incluso yo lo necesito a él. Me he vuelto una adicta al trabajo, adoro pasar tiempo en esta tienda y nunca me canso de venir a trabajar y disfrutar de los clientes.

-¿Irina?

Me giro de inmediato al reconocer de quién se trata la voz.

-¿Lucía?

No parece ella. Ha cambiado muchísimo, está mucho más delgada y más demacrada, pero no es eso lo que me llama la atención, es su gran tripa de embarazo, por lo que veo debe estar a punto de dar a luz. Al verla confirmo los rumores de que estaba metida en drogas y alcohol y siento una pena tremenda por ella.

-Hola... Estás guapísima.

-Gracias. Tú estás... Embarazada-digo sorprendida aún.

-Si, estuve con un chico un tiempo pero le metieron preso y bueno, ahora solo estamos Irina y yo.

-¿Irina?-pregunto extrañada.

-Así voy a llamarla, en honor a la mujer que espero que un día sea.

-Vaya... Yo... No sé qué decir. Gracias, es un halago que hagas eso.

Es un momento incómodo. Llevo años sin saber de ella, desapareció de la noche a la mañana sin explicaciones y cinco años después, la tengo delante. Quién fue mi mejor amiga y mi persona favorita en el mundo ha desaparecido, ya no queda nada de ella, es como si acabase de conocerla.

-¿Tú cómo estás? Oí que lograste abrir la tienda y que llevas muchos años con tu novio-dice haciendo una pausa-Supongo que no sabes nada de Enzo...

-Abrí la tienda y estoy con un hombre maravilloso. Y efectivamente, no sé nada de Enzo, pero está todo bien.

-Lo mereces, mereces todo lo bueno. Yo... Quise llamarte, perdí tu número y al final me rendí, no sabía tampoco qué decirte, quería pedirte perdón por cómo me porté contigo-dice apenada.

-Han pasado muchos años Lucía, la vida pasa y con ello también lo hacen los errores. Estás perdonada, todo está bien.

-Gracias.

-¿Tú estás bien?-la pregunto aunque imagino la respuesta.

-Como puedo, he estado mejor. Estoy buscando trabajo y vivo en una habitación compartida, mis padres no quieren saber nada de mí ni de mi hija y mi ex pues en la cárcel como te he comentado.

-Vaya... La vida cambia mucho, lo siento por ti Lucía de verdad, espero que todo mejore y si necesitas algo este es mi teléfono, cualquier cosa que pueda intentaré ayudarte. Trabajo no puedo porque ya tengo a Alexis, el chico del teatro, trabajando conmigo, pero lo que sea que pueda ayudar lo haré encantada-digo entregándole una tarjeta de mi teléfono.

-Gracias Irina, ha sido una alegría verte.

-Lo mismo digo Lucía, cuídate mucho-digo despidiéndome.

Se me encoge el corazón al ver a la que fue mi amiga en esas condiciones. Pienso en lo mal que ha tratado a su propia vida y en cómo ha podido llegar a esto y me parte el alma. Antes era una mujer de admirar, yo la quería y la admiraba en todo lo que hacía, era sensata y madura, siempre fue mi mayor apoyo y ahora... Ahora ni siquiera es capaz de luchar por ella misma y por su hija.

Es una lástima ver como la vida puede cambiar tanto. Ella ha pasado de tenerlo todo a no tener nada y a ser un alma en pena con todo lo que podría haber sido. Cojo el teléfono y le mando un audio a Daniel contándole todo lo que ha pasado mientras sigo caminando hacia la tienda.

"Deberías de ayudarla, pero es tu decisión, yo aprobaré lo que decidas, te quiero, nos vemos luego amor"

Me responde y leo varias veces su mensaje.

¿Debería ayudarla? Tal vez. Ella me ayudó a mí durante muchos años, pero su traición me dolió muchísimo y aunque verla así me duela en el alma ya no conozco a esa persona, ella ya no es mi Lu. Ya no confío en ella.

La Saga Destino: Perderme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora