"El Destino Fragmentado de Draco"

Lirios

De verdad de verdad amo leer sus comentarios son como mi marca exclusiva de heroína .....



--------Harry------

Las tres semanas que pasé fuera del colegio fueron extenuantes, como si cada día estuviera al borde de mi resistencia. Severus no me dio ni un solo respiro con los entrenamientos de oclumancia. Día y noche, sin descanso. A veces sentía que mi mente era empujada hasta sus límites, cada escudo que lograba levantar era como una barrera que nacía en medio de un campo de batalla. Pero, al final, valió la pena: los resultados eran sorprendentes, y hasta Severus, con su mirada crítica, admitía que mis escudos estaban alcanzando un nivel que pronto los haría impenetrables. Era como construir un refugio dentro de mi propia mente, uno que nadie, ni siquiera Voldemort, podría cruzar.

Sirius, en un gesto que solo él podía tener, invitó a la familia Weasley a pasar las vacaciones con nosotros. Estaba convencido de que era mejor que ellos estuvieran en un lugar nuevo, donde no estuvieran rodeados de los recuerdos del Sr. Weasley. Arthur... ese nombre todavía pesaba como una sombra. Cada vez que pensaba en él, me volvía a golpear la escena de su muerte. Bally y Charlie, aunque no podían quedarse, hicieron el esfuerzo de visitarnos, y su gratitud hacia Sirius y Severus era palpable. Nos encontrábamos en tiempos oscuros, y cualquier muestra de apoyo era un destello de calidez.

Aun así, experimenté algo inesperado: la que fue mi primera Navidad en familia. Sirius, en su terquedad, insistió en preparar la cena él mismo, decidido a hacerlo bien... aunque todos sabíamos que en la cocina era un desastre andante. Cuando el olor a quemado empezó a invadir la casa, Molly apareció como un ángel salvador, con su sonrisa y su habilidad innata para transformar la cocina en un banquete digno de reyes. Nunca había visto tanta comida; la mesa rebosaba de platos, cada uno más delicioso que el anterior. Aunque el peso de la pérdida seguía presente, por un momento, los rostros de los Weasley parecieron iluminados. Nos reunimos todos alrededor de la mesa, y aunque al principio la tristeza asomaba en cada mirada, poco a poco el calor de la comida, las risas y la compañía fueron suavizando el dolor, envolviéndonos en una especie de paz.

Cuando terminamos la cena, Sirius, Severus y yo nos retiramos a la biblioteca. Sirius había estado planeando esto desde el comienzo de las vacaciones, y el brillo en sus ojos mientras abría aquel paquete no podía disimularlo. Me regaló un álbum de fotos, y cuando lo abrí, mi corazón dio un vuelco. Era un álbum que contenía un fragmento de la vida de mis padres que nunca había conocido. Severus había recopilado fotos de mi madre, de él mismo, y hasta de los Merodeadores, aunque en las fotos donde aparecía Peter, habían tachado su rostro, como si intentaran borrar hasta el último rastro de él. Aun así, ver a mis padres, a Sirius y hasta a Severus tan jóvenes, felices y llenos de sueños en el colegio, me hizo sentir una conexión profunda, como si, por un momento, ellos estuvieran allí conmigo, riéndose y compartiendo anécdotas.

Sirius y Severus comenzaron a contarme historias de sus años en Hogwarts, cada una más loca y divertida que la anterior. Me hablaron de travesuras, de noches en el Bosque Prohibido, de duelos en secreto y de escapadas nocturnas. Sirius se reía a carcajadas, con los ojos brillando de nostalgia, mientras Severus, en su estilo usual, intentaba restarle importancia, aunque a veces no lograba contener una sonrisa. Me sorprendió ver lo mucho que se parecían, dos almas que habían recorrido caminos opuestos pero que, en ese momento, parecían estar unidos de una forma indescriptible.

El cansancio finalmente me venció y, sin darme cuenta, me quedé dormido en medio de ellos, rodeado de sus voces. Sentía el calor de sus cuerpos a mi lado, y en algún momento, Sirius me acomodó una manta encima, mientras Severus se aseguraba de que estuviera cómodo. Fue uno de esos sueños tranquilos, sin pesadillas, donde todo se siente seguro. Era como si esa noche todo estuviera bien, como si todos mis miedos y recuerdos oscuros se hubieran desvanecido por un instante.