Recuerdos Parte 1

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Como mencioné en mi capítulo anterior, sé que para muchos de ustedes fue impactante el giro que tomó la historia, pero siempre la imaginé así. Desde el primer capítulo advertí que esta historia no sería para todos, y claramente estaba etiquetada con "giro en la trama". Por razones obvias, no podía añadir una etiqueta que revelara la relación entre Voldemort y Draco, ya que habría arruinado la sorpresa.

Solo quiero pedirles que, si no les gusta el rumbo que está tomando la historia, son libres de dejarla. No es necesario dejar comentarios ofensivos, ya que, sinceramente, los borraré.

Sin embargo, a las personas que han decidido quedarse, quiero reiterarles mi cariño. De verdad, ustedes son mi curita para el corazón, y por eso les aseguro: HABRÁ FINAL FELIZ. Aunque ahora todo parezca oscuro, siempre hay luz al final del camino. 💖





——Harry——

Una oscuridad envolvió mi mente. Por un momento, no supe dónde estaba, pero luego esa negrura comenzó a disiparse, y me encontré de pie en un lugar extraño. No era un lugar físico, lo sabía. Era la mente de Draco.

Frente a mí apareció un Draco de once años, pero no era el Draco que recordaba haber conocido. Este Draco era diferente: su cabello estaba perfectamente corto y peinado, con un aire de rigidez que jamás había visto en el Draco de mi tiempo. Incluso su postura era distinta; más alta, más firme, más segura. No había ni rastro de la fragilidad que había llegado a asociar con él.

Lo vi empujar la puerta de un compartimento del vagón del tren. Entró, y ahí estaba yo... o al menos una versión de mí que no reconocía. Mi yo pequeño lucía descuidado, como cuando vivía con los Dursley: ropa vieja, cabello desordenado, la sombra de un niño que no conocía amor. Junto a mí estaba Ron.

Draco habló con una voz  fría y arrogante:

—Oh, éste es Crabbe y éste Goyle —dijo, señalando con indiferencia a las dos montañas de carne que lo seguían como sombras—. Y mi nombre es Malfoy, Draco Malfoy.

Ron dejó escapar una tos forzada, claramente ocultando una risa. Draco lo fulminó con la mirada, sus ojos grises cargados de desprecio.

—¿Te parece que mi nombre es divertido, no? —dijo con un tono cortante, lleno de desdén—. No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y más hijos de los que pueden mantener.

Sentí una punzada en el pecho. Este no era el Draco que conocía.

Luego, Draco se volvió hacia mí, y noté algo extraño en sus ojos: una chispa de curiosidad, casi de evaluación. Era como si estuviera intentando medir algo en mi pequeño yo.

—Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter —continuó, con un tono más suave pero igualmente venenoso—. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso.

Extendió la mano, esperando que se la estrechara, pero el pequeño Harry que estaba frente a él no lo hizo. Observé cómo mi versión más joven lo miraba con frialdad y respondía:

—Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias.

Draco no se ruborizó, pero un leve tono rosado apareció en sus pálidas mejillas. La tensión entre ambos era palpable, como un cable a punto de romperse. Algo cambió en los ojos de Draco, algo pequeño pero importante.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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