Capítulo 13

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NÚMERO DESCONOCIDO
Cancela la cita.

¿Qué demonios? ¿Quién me acaba de mandar un mensaje?

YO
¿Quién sos y cómo sabes que tengo una cita?

NÚMERO DESCONOCIDO
Cancela la cita, pajarito.

¿Pajarito? Me pongo a pensar. Solo una persona me llama así.

Me enfurezco. ¿Cómo sabe Draven que salgo con Josh?

YO
¿Draven? Primero que nada, tú no me mandas. Y segundo, soy una mujer soltera que hace lo que quiere. No tienes autoridad sobre mí.

Decido agendarlo como: DRAVEN, EL PINTOR HORRENDO. Me río internamente.

DRAVEN, EL PINTOR HORRENDO:
Yo sé todo, Raven. Cancela la cita.

YO:
No.

DRAVEN, EL PINTOR HORRENDO:
Y si tienes dueño. Acuérdate que Laz y yo somos tus dueños. Después de lo que viste, te convertiste automáticamente en nuestra.

YO:
Imbécil, tú no dictas mi vida.

Me quedo esperando su respuesta y no obtengo ninguna.

Sonrío. Por fin ese tarado entendió que él no dicte mi vida.

Iba a cancelar mi cita con Josh, porque realmente no me interesa, pero quiero provocarlos a Draven y Lazarus.

Un mensaje interrumpe mis pensamientos.

Es Josh.

JOSH:
En una hora estoy. No puedo esperar a verte.

Ruedo los ojos. Solo para molestarlos, accedo a una cita que sé que me va a aburrir.

YO:
¡Buenísimo!

Apago el celular.

No quiero que Josh piense que tengo segundas intenciones, así que decido vestirme con algo que no sea provocador. Elijo un vestido negro de encaje que cae suavemente sobre mis curvas, con mangas largas y un escote moderado, que resalta mi figura sin ser vulgar. Me lo complemento con unas medias negras, pantuflas de estilo gótico y un collar con un pequeño colgante en forma de murciélago.

En cuanto al maquillaje, opto por un delineador de ojos negro que acentúa mi mirada, con sombras moradas que brillan sutilmente, y unos labios pintados de un profundo tono burdeos. Me peino con ondas suaves y dejo algunos mechones sueltos en el rostro.

Quedo hermosa.

Me encanta cómo me veo.

Suena el timbre.

Respira hondo, Raven. Vamos a disfrutar de una comida rica y a pasarla bien.

———

— Entonces decidiste estudiar arte, ¿cierto? —me pregunta Josh.

— Sí. Desde que era pequeña, mi sueño ha sido tener mi propia galería de arte —le cuento, tratando de mostrarme entusiasta.

— ¿Y estás segura de que vas a poder vivir de eso? Por lo general, las personas no pueden vivir de su arte —me responde con ese tono que parece querer cuestionar mis decisiones.

Odio que cuestionen mis decisiones.

— Sí. Estoy segura de que voy a tener mi propia galería. Y, con respecto a tu pregunta, sí, se puede vivir del arte.

Estoy a punto de levantarme e irme cuando la puerta del bar se abre y aparecen dos hombres. Dos hombres que conozco muy bien.

¿Qué demonios hacen aquí Draven y Lazarus?

Dios, están realmente bien. Draven lleva una chaqueta de cuero ajustada, jeans holgados negros que acentúan su figura, y su cabello oscuro cae de manera desordenada pero atractiva. Lazarus, por su parte, viste completamente de negro: una camisa de manga larga que resalta su complexión atlética, junto con unos pantalones que le dan un aire misterioso. Ambos parecen sacados de un sueño gótico.

Me muerdo el labio. Esos tatuajes, esos brazos, me imagino teniendo relaciones con los dos. ¿Cómo será? ¿Son rudos en la cama? ¿La tendrán grande?

¿Qué está mal contigo, Raven? dice mi mente. Son tu director y profesor, y encima te doblan la edad.

— Entonces, ¿qué? —me pregunta Josh, interrumpiéndome de mis pensamientos.

— ¿Qué cosa? —pobre Josh, no escuché nada de lo que me dijo.

— ¿Qué hacen el director y el profesor de historia en un bar? —pregunta Josh, confundido—. ¿Y por qué caminan hacia nuestra mesa?

— Ravenna, necesitamos hablar —dice Lazarus, con su voz profunda y autoritaria..

Este hombre es realmente un descarado. ¿Cómo se atreven a venir al bar e interrumpir mi cita? Aunque, en parte, les agradezco eso.

— ¿No ves que estoy en medio de una conversación? —le contesto de forma maleducada.

Los ojos de Josh se abren enormemente. Parece asustado.

Un problema que tengo es que me cuesta ubicarme y mantener mi temperamento y mi boca cerrada.

— Señor Scott, ¿podría retirarse? —Cualquier persona cuerda se haría pis del tono con el que Draven le habla a Josh.

— Raven, me voy. No quiero problemas —me dice Josh, asustado.

Se levanta rápidamente y se va.

Cobarde, pienso internamente.

— Ahora sí, cuervo, tenemos que hablar —me dice Lazarus..

LAZARUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora