Capítulo 74

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Jueves 16 de mayo de 2027

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Jueves 16 de mayo de 2027.

Narrado por Isabel:

Horas que parecen días pasan mientras intento distraerme sin éxito. Cada vez que suena el teléfono, salto, esperando noticias. Pero cada vez que miro la pantalla y no es Nolan, siento cómo la esperanza se tambalea un poco más.

Finalmente, luego de varias horas, el teléfono vuelve a sonar. Esta vez, al ver el número, sé que es él.

—¿Qué pasó? —pregunto de inmediato, con la voz temblando.

—La encontramos —dice Nolan, su tono cansado pero firme —Amelia está viva, pero está en muy mal estado.

Un nudo se forma en mi garganta, y mis piernas casi ceden debajo de mí.

—¿Dónde está? ¿Puedo verla? —pregunto, sintiendo el miedo apoderarse de mi.

—La estamos trasladando ahora mismo al hospital donde usted trabaja —dice con cautela.

—Esatre allá en unos minutos —respondo, antes de colgar.

Corro al armario, me pongo lo primero que encuentro y salgo de casa. Subo a mi auto y conduzco hasta el hospital, mi desesperación y ansiedad por llegar es tanta que no me percato de que estoy sobrepandodo el limite de velocidad.

Las luces intermitentes de una patrulla iluminan el espejo retrovisor, seguidas del sonido de la sirena que me hace saltar el corazón. Maldigo en voz baja y freno de golpe al costado de la carretera, sintiendo cómo la desesperación hierve dentro de mí.

Un policía se acerca caminando despacio, con la linterna en la mano, aunque ni siquiera hace falta debido a que me estacione debajo de un faro de luz. Bajo la ventana despacio, sin poder disimular mi cara de fastidio.

—Buenas tardes. ¿Sabe por qué la detuve? —pregunta con ese tono tranquilo que me dan ganas de gritarle.

—Sí, sí, lo sé. Iba a exceso de velocidad—respondo, agitada —Tengo una emergencia. Necesito llegar cuanto antes al lugar.

El policía asiente, pero no se mueve ni un centímetro.

—¿Me da su licencia y el registro del auto?

Resoplo con frustración, buscando los papeles en la guantera mientras mis manos tiemblan de rabia y nervios. Se los paso sin mirarlo y él se va para revisar en su patrulla, tomándose su maldito tiempo.

Golpeo el volante con fuerza.

—¡Maldita sea! —gruño, sintiendo que la cabeza me va a explotar —¡Apresúrese, por favor!

El oficial vuelve, con la misma calma insoportable.

—Señorita Aird, iba a exceso de velocidad. ¿Sabe lo peligroso que es eso?

—¡Claro que lo sé! —le grito, con la voz al borde de romperse —¡Por eso le estoy diciendo que tengo una jodida emergencia!

Él me mira sin inmutarse.

Cumpliendo sus fantasíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora