Después de dejar a Laura decidí que la mejor forma de aprovechar mi libertad sería ir a un bar, porque hace mucho tiempo no dedicaba un tiempo sólo para mí. Al llegar bebí mucha cerveza, y me relajé viendo como algunas chicas bailaban sobre las mesas, era algo que resultaba ser alucinante y quizás maravilloso. Pero sinceramente no disfrutaba tanto, porque debía pensar en muchas cosas. Sigo creyendo que el hecho de tener que ir a un internado afectará a mi vida de cierto modo, porque Stormie seguramente tenía un plan entre manos, aunque yo no sabía cuál era ese plan.
—Sabía que estarías aquí... —sentí como alguien se sentaba a mí lado, era una voz demasiado conocida —Eres como un libro abierto para mí.
Suspiré y observé de lado a mi querido hermano, Riker Lynch.
—¿Qué se supone que haces aquí, Riker? —pregunté bebiendo mi cuarto vaso de cerveza.
—¿Qué crees que estoy haciendo aquí? —me fulminó con la mirada —Es obvio que no he venido a emborracharme como lo haces tú —respondió rodando los ojos. Yo fruncí el ceño, odiaba el modo en el que Riker se comportaba —Mi madre me envió para vigilarte, espero que estés feliz.
Stormie... era obvio que tendría que llamar a Riker también. Odiaba el poder que tenía Stormie sobre los dos.
Seguramente no entenderán bien, pues les explicaré. Mis padres se divorciaron cuando Riker y yo éramos muy pequeños, entonces nos veíamos en ocasiones, porque mi mamá se quedó con mi custodia, y papá con Riker. Lo que pasa es que papá tenía planes para el futuro, y necesitaba a uno de nosotros sin importar cuál. Entonces, Riker fue el afortunado —el futuro vendedor de colchones—, pero yo... yo tendría que ser el futuro heredero de Stormie Crow.
—Supongo que haz de estar feliz, es mejor que ser un futuro vendedor de colchones.
—Realmente preferiría cualquier cosa en vez de estar en un internado, no es ninguna mentira que no tengo buenas relaciones con todo el mundo —rodó los ojos —Odio que te metas tan fácilmente en problemas.
—No me meto en problemas —respondí enseguida —Riker, tú sabes que mamá es complicada, y cree que puede cambiar nuestro destino como ella quiera —Riker asintió. Él sabía que no estaba exagerando, obvio, por eso estaba aquí.
—¿Qué es lo que quiere ahora?
—Quiere forzar una unión, para que tengamos más fortuna aún —respondí frunciendo el ceño.
—¿Qué tiene eso de malo? Imagínate si esa chica es una delicia.
—Es linda, pero no es una delicia —respondí —La conozco, es una engreída que cree que puede tener todo lo que quiere. Maia haría lo que sea con tal de tener más dinero.
—¿Por qué no arreglas las cosas dándole una lección? —preguntó Riker.
—¿Qué estás pensando? —pregunté mirándolo —¿Me quieres ayudar, hermano?
—Somos hermanos, tenemos que ayudarnos. Más ahora que estaremos juntos durante un largo año —dijo frunciendo sus labios —Escucha, haz que Maia piense que tienes una novia, así sabrá que no estás disponible.
—No me gusta ninguna chica —Riker suspiro —No conozco a ninguna que llamé mi atención —expliqué al ver su cara de pocos amigos.
—Entonces tendrías que ser malvado con ella, intentar que se aburra de ti.
—Lo haré —respondí levantándome —Ahora vámonos de aquí, no quiero seguir bebiendo porque sino terminaré muerto —dije rodando los ojos.
—Que comience el martirio... —respondió Riker entre suspiros.
—Sí, que comience nuestro lindo año escolar —suspiré también —Toma las llaves de mi auto, no me atrevo a manejar o sino realmente moriríamos —dije entregándole mis llaves a Riker, que sonrió de oreja a oreja al recibirlas.
—...—
Esa voz era tan conocida para mí, que realmente sentí muchos nervios al poder escucharla. No podía tener tan mala suerte, no me quería mover.
—¿Acaso no hablarás conmigo, ladrona? —preguntó ella entre risas.
Me dí vuelta para ver fijamente a Maia, que estaba rodeada con un gran grupo de personas. Eso sí que era algo que no vi venir, ¿en serio Maia y yo seríamos compañeras de internado y de piso?
—¿Te quedaste sin habla, ladrona? —preguntó Maia, que parecía disfrutar mi silencio.
—Maia, no es necesario que hagas esto... —pedí en un susurro apenas audible.
Se había formado un grupo en medio de nosotras dos, lo cual resultaba ser incómodo, realmente... esto no era neecesario, Maia no tenía porque llamar la atención siempre.
—¿No es necesario que todo el mundo se cuide de una ladrona como tú? —preguntó ella ofendida. Pude escuchar como algunas susurraban, yo me iba a defender pero Maia prosiguió: —Ella le robó dinero a mi madre para llegar a éste colegio, entonces tengan cuidado con sus cosas, no vaya a ser que les robe algo.
Los susurros aumentaron, todas me miraban con odio, todas esperaban que hiciera algo. Me sentí como una tonta, me sentí más tonta aún porque tenía ganas de llorar, pero llorar sería algo que nunca haría frente a Maia Mitchell. Vi como ella le sonreía a todas esas chicas, que posiblemente eran sus leales amigas. Suspiré, tenía muy mala suerte.
—¿Por qué mejor no vas a llorar a tú habitación? —preguntó Maia —Es obvio que no eres valiente.
—Iré a mi habitación —dije firmemente —Pero no porque tú lo digas, porque tú palabra no vale nada para mí.
Sentí como seguían murmurando cosas sobre mí, pero no les dí importancia. Porque encontré el número de la que sería mi habitación, al entrar simplemente tiré todo al suelo, y me agaché para empezar a llorar en silencio. Maia había ganado.
—Em... ¿hola? —sentí una voz algo tímida, que me miraba fijamente.
Había olvidado que mi habitación sería una habitación compartida. ¡Dios! Mi compañera debe pensar que soy una loca de patio.
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Un amor de ensueño.
FanfictionLaura es una adolescente que desde muy pequeña perdió a sus padres, por lo que se crió con su tía. Tristemente, nunca recibió amor, ella fue tratada como una sirvienta durante todo su crecimiento. Un día, la vida de Laura dará un giro radical...