Palabras sorprendentes.

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—Veo que eres la amiga de mi hermano.

Esas manos que me aferraban por la cintura me soltaron y puedo ver al rubio que estaba con Ross hace un rato. Él que según Vanessa, es su hermano, Riker.

—No pensé que vendrías. Nadie viene a éste lugar.

Riker se siente en la mesa de la cocina, y hace señas para que yo me siente junto a él. Sin pensarlo dos veces, me siento a su lado. Él sonríe.

—Pues... estaba perdida y terminé aquí —respondo insegura.

—No me sorprende, los nuevos siempre se pierden —bromea él. Ambos reímos.

—Supongo que sí...

Me quedó callada y lo observó, me sorprendo al ver que el también me mira fijamente.

—¿Hay algo de lo que me quieras hablar? —preguntó, puesto que él se ve algo confundido.

—¿No hay algo que tú quieras saber? —pregunta, y ahora la desconcertada soy yo.

Al ver como enarca las cejas, me hace recordar a Ross. Y ahora entiendo de qué quería hablar... él quiere que le pregunte por Ross.

—¿Tú hermano siempre se comporta así?

—¿Así cómo?

—Pues...

Sonrió al entender que él quiere que le describa a su hermano, tiene un plan y eso me hace reír a mí misma.

—Ross siempre es impulsivo. Al principio parecía odiarme, pero después me hablaba como si fuésemos mejores amigos, después es frío... y después me defiende.

—Ross siempre ha sido imspulsivo —responde Riker—. Siempre peleamos por eso, es sólo que tiene mucha presión.

—¿Mucha presión? —mi tono es sarcástico, me doy cuenta de ello apenas formulo mi pregunta—. Es millonario, tiene el mundo a sus pies.

—Puede que tengas algo de razón en eso, pero no es tan cierto. Puesto que nuestra madre lo odia, y él tiene una gran responsabilidad —comienza a explicar—. Ross debe casarse con Maia para mantener la fortuna familiar, así se agrandaría. Pero Ross no tolera a Maia, y no quiere tener que casarse con ella.

—¿Por eso siempre se ve enojado?

—Sí. Siempre está a la defensiva porque él no quiere tener que casarse con ella.

—Ha de ser muy molesto.

—Lo es. Por eso te estoy agradecido.

—¿Agradecido de mí?

Mi voz suena sorprendido. Él se levanta y me toma por los hombros, como dándome fuerzas para lo que viene. Luego se separa y se queda parado, observándome desde su gran altura.

—Desde que llegaste, Ross ha estado distinto.

Oh, no... ¿Distinto? ¿A dónde quiere llegar con esto?

—Yo creo que tal vez, Ross pueda enamorarse de ti, y tú puedas corresponder esos sentimientos —explica—. Así no tendría porqué casarse con Maia.

—¡Eres un loco! —me levantó furiosa, y me voy por la puerta sin darle oportunidad de hablar.

Ya casi voy llegando al colegio, donde se encuentran estudiantes y profesores. Resoplo frustrada por las palabras del rubio alto e idiota. Pero entre tantos improperios que le lanzó al aire, chocó con alguien y me acarició la cabeza, porque dolió.

—Veo que doña Laura está enojada.

Esa voz burlona corresponde a Ross. Lo miro mostrándole mis dientes, mi descontento es enorme.

—¡Uy, tranquila! —parece disfrutar la situación, porque habla con sarcasmo—. Recuerda que dicen que perro que ladra no muerde.

—¡Deja de molestar! —le gritó irritada.

—¡Perdón! No sabía que te enojarías tanto por bromas inocentes.

—¡Es que contigo nada es inocente!

—Lo sé, mis intenciones nunca son buenas.

—¡Eres tan irritante!

—Irritante, pero te vuelvo loca.

—¡Claro! Pero de la frustración.

—¿Podrías dejar de gritar? Creo que estás apunto de romper mis oídos.

—¡Nunca!

Gritó tan fuerte que me siento algo apenada. Quizás Ross es el motivo por el cual estoy tan enojada, pero fue su hermano quién sacó la peor parte de mí.

—Lo siento, estoy algo irritada —me disculpó al ver que me comporté como una loca.

—No importa —él levanta los hombros—. Eres hermosa en todo momento, y cuando gritas eres única. No cualquier mujer grita, y menos en público.

Ross me guiña el ojo, y yo me quedó estática. ¿Por qué a veces se comporta tan tierno conmigo y otras veces es un idiota? ¿Acaso él envió a Riker a hablar conmigo?

Pues... quiero resolver esas dudas, pero no puedo porque ya se ha ido.

—...—

Voy caminando cuando ya he despejado mi mente. El recreo acabó y comenzó la clase de Historia, donde por desgracia no me tocó con Vanessa, por lo que no pude hablar con nadie. También, me tocó en el mismo salón que a Maia, que nunca dejó de mirarme de modo feo.

Al tocar la campana, el salón estaba casi vacío. Maia me tomó por el hombro.

—¡¿Qué quieres de mí?! —le grité aún más enojada que antes. Maia no es mi persona favorita en el mundo.

—¡Quiero que te alejes de Ross! —me grita enfurecida.

Ruedo los ojos. ¡Ross, Ross, Ross!

Ross esto. Ross aquello. Ross lo otro.

¡ROSS!

¡¿Por qué mierda todo tiene que ver con Ross?!

—¡Escúchame bien...!

—Es imposible que eso suceda...

Siento la voz de Ross interrumpiéndome, y de inmediato me doy vuelta para mirarlo con los ojos abiertos de par en par. Maia también nos observa a ambos, sorprendida.

—Maia, en primer lugar: ya te dije que tú y yo no somos nada. Y en segundo lugar: es imposible que me mantenga lejos de mi novia, porque la amo.

Ross me abraza por los hombros, y en ese momento lo observó con la boca abierta, por las palabras que acaba de pronunciar. Mientras que Maia nos mira a ambos, furiosa y sorprendida. Puedo ver cómo apreta sus puños, debido a la rabia.

¡Hola! Cómo hace mucho tiempo no actualizaba, escribí el próximo capítulo hoy mismo. ¡Espero qué lo disfruten! Y bueno... Ross sí que sabe cómo confundir a Laura, jaja. ¡Me encanta! En fin... no se olviden de dejar sus votos, por favor. ¡Nos leemos pronto!


Un amor de ensueño.Where stories live. Discover now