Información.

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Ambos adolescentes seguían sentados en la rama del árbol. Ahora no estaban abrazados, sólo estaban uno al lado del otro, en silencio. Ambos disfrutaban de su compañía, aunque... Ross notaba a Laura un poco distinta, ¿eran imaginaciones suyas?

—¿Te emociona la cita? —preguntó Ross, quería conversar con ella, para ver sí realmente le pasaba algo o no.

—Sí, será sensacional —respondió sonriente.

Ross suspiró. Estaba hablando poco, se estaba mostrando fría.

—Laura, ¿por qué estás tan fría? —decidió preguntar. Ahora fue el turno de Laura para suspirar. Ese era uno de sus defectos, le costaba mucho esconder sus emociones.

—Ross, recuerda que tenemos un trato —dijo Laura de modo frío. Ross la miró fijamente, esa no era su Laura —. Acordamos actuar como novios sólo si hay personas presentes y ahora estamos sólo nosotros —la verdad es que el comportamiento de Laura le dolía a ambos, pero ella pensaba que sería lo mejor, ya que después ella tendría que irse.

—¿Qué pasaría sí...?

—Ross, tengo que irme.

Laura dejó a Ross con las palabras en la boca. Ella se bajó del árbol y comenzó a correr rumbo a su habitación. Él sólo la miraba, completamente confundido.

Mientras va corriendo, sólo puede pensar en su decisión. Ya que se irá de ese lugar, no quiere herir demasiado a Ross. Por lo que sólo se irá alejando poco a poco, será fría y ya. No más ternura, no más romance. Ahora tendría que separarse, por el bien de ambos.

Al llegar a la habitación, escuchó una dulce voz.

—Qué feliz a mí me hará, y me entienda de verdad. Yo quiero mucho más que un simple plan —Vanessa cantaba con voz tierna y al mismo tiempo bailaba con ella misma. Era raro, aunque de cierto modo, tierno.

—¿También te invitaron a una cita, no? —preguntó Laura entrando. Cerró la puerta detrás de sí.

—¡Una cita de cuentos de hadas! —exclamó Vanessa —. ¡Estoy tan nerviosa! Aunque también estoy ansiosa. ¡Sólo quiero que sea Viernes!

Viernes... maldito día. Ojalá se demore mucho en llegar.

—Vanessa, ¿qué sabes de papá? —preguntó Laura. La mayor detuvo su baile y se quedó estática.

—¿En serio quieres hablar de eso ahora? —preguntó de modo serio la mayor.

—Sí, quiero saber más del tema. Sé que está en coma porque tú me lo dijiste —la pelinegra asintió, tomando asiento en su escritorio —. Pero, ¿qué más sabes? ¿sabes dónde se encuentra?

—Tengo esto —Vanessa revisa sus papeles y encuentra un folleto, se lo entrega a Laura —. Es el Hospital San Felipe, él está ahí —explicó —. Digamos que encontré ese papel un día revisando papeles de la casa donde vivía.

—Gracias.

Laura sale de la habitación antes de que su hermana le haga preguntas. Saber dónde está su padre es sumamente importante, ya que ahora que debe irse, hará lo imposible por encontrarlo. Buscará el Hospital San Felipe, será enfermera en práctica.

—Al fin volverás al lugar donde perteneces —Maia se acerca a Laura cruzándose de brazos.

—No puedo creer que hayas caído tan bajo como para contarle todo a tú madre. ¿Acaso tienes cinco años? —pregunta Laura cruzándose de brazos también.

—No querida, pero nadie se mete conmigo —responde Maia separándose un poco —. No tenías porqué llegar aquí en primer lugar. Estoy feliz de que te vayas.

—Yo creó que deberías tener en claro que te estás engañando a ti misma, porque Ross no te ama.

—¿Crees que te ama a ti? ¡Por favor! Eres una pobretona, es imposible que te ame. Yo puedo ofrecerle más dinero, un buen futuro y otras cosas que tú jamás podrás —Laura hizo puños sus manos, las palabras de Maia le afectaban más de lo que deberían —. Eres una ilusa.

De la nada, Maia cae al suelo y Laura se da cuenta de que su amiga, Raini acababa de golpear a Maia en la mejilla.

—¡Deja de creerte superior a los demás! —le gritó Raini —. ¡Nos tienes hartas a todas! —escupió mientras le tiraba el cabello. Maia gritaba debido al dolor, la pelinegra tenía bastante fuerza.

—¡Suéltame, salvaje! —gritaba Maia.

—¡Eres una maldita! ¡Siempre has tenido complejo de superioridad! —Raini lloraba un poco. Maia aprovechó y golpeó a la pelinegra en el hombro.

Ellas peleaban y Laura contemplaba todo un poco asustada. Eso no estaba bien.

—¡Dejen de pelear! —se acercó para separarlas, pero justamente recibió un fuerte golpe en su estómago. Fue tan brusco ese golpe, que incluso cayó al suelo debido al dolor, no podía ni siquiera levantarse.

—¡Salvaje! —Maia aprovecha de retirarse, corriendo.

—¡Laura! —grita Raini acercándose a su amiga —. ¿Estás bien? —ella asiente, sonriendo de modo falso —. ¿Puedes caminar? —Raini la ayuda a levantarse —. ¿Quieres ir a la enfermería?

—No, gracias —responde con un susurró. Raini la suelta, se siente un poco mareada. Pero respira un poco y se le pasa rápidamente.

Ambas van a la Biblioteca. Ahí Raini empieza a buscar algo de materia, ya que está atrasada en Historia y si no se pone al día puede llegar a repetir el año.

—Maia se merecía esos golpes —dice Raini mientras sigue buscando el libro que necesita.

—Es una muy mala persona —apoya Laura.

—¡Lo sé! ¡Me tiene tan cansada! Aunque sé siente bien ponerla en su lugar —sonrió ella —. ¡Encontré lo que necesito! ¿Volvamos? —pregunta mirando a su amiga fijamente.

—Voy a buscar algo y después nos vemos —respondió sonriendo.

—¡De acuerdo!

Raini se retira con dos libros en mano. Laura la ve retirándose, y se acerca a uno de los Computadores. Escribe "San Felipe" y en su mano anota el número de ese Hospital, y ve la dirección. Gracias al cielo, queda en Londrés. Significa que podrá ir.

Cierra todo, y va a Dirección. Ahí se encuentra con una de las Monjas.

—¿Qué hace aquí tan tarde? Ya son horas de dormir —le informa la Monja.

—Bueno... —Laura suspira —... el Viernes me iré de aquí, porque mi apoderada me va a retirar. Y necesito hacer una llamada, ¿podría?

—Oh, por supuesto.

Le prestan el teléfono y marca el número que sacó de Internet. Responden al cuarto pitido.

—Buenas noches, Hospital San Felipe —responden desde el otro lado de la línea.

—Hola, buenas noches. Vi en Internet que hacen capacitación de enfermeras y a mí me gustaría poder aprender —explicó —. ¿Cuándo podría ir?

—Bien. Puedes venir de Lunes a Viernes hasta las 22:30. Y los fines de semana es hasta las 17:30 —respondieron desde el otro lado de la línea —. Cuando vengas te daremos más detalles.

—De acuerdo. Nos veremos pronto.

Colgaron. Laura sonrió. Al menos ya tenía más o menos una idea clara de lo que haría ahora.

—¿Cómo es eso de que te irás?

Quería comentarles que hoy publiqué el prólogo de una nueva historia, se llama: "El Plan", será la primera historia que publicaré que no es Fanfic. Así es, es una historia con personajes originales. Por ahora sólo tiene el Prólogo, por sí quieren pasar a leerlo. Esa historia la comenzaré apenas terminé con una de las que estoy escribiendo actualmente.

Un amor de ensueño.Where stories live. Discover now