Explicaciones...

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—Sí, claro que quiero besarte... —respondó susurrando.

Él no responde nada, y se acerca más a mí. Veo que cierra sus ojos y me rió, pero en silencio.

Antes de que pueda acercarse más, le doy un empujón y él cae al suelo. Abre los ojos enseguida, y acaricia su trasero al levantarse.

—No te besaría ni siquiera en tus sueños —respondo riendo.

—¡Eso no se hace! —se queja sentándose de nuevo —, Me pude haber roto algo.

—Tampoco deberías ser tan engreído, crees que porque eres millonario todo el mundo te amará.

—¡Eso no es cierto! —me contradice con un fuerte grito, yo enarco una ceja —. También me aman porque soy lindo.

—Oh, cielos... —ruedo los ojos. Él me mira con una sonrisa, una sonrisa de esas que seguramente usa para seducir a las chicas —, No entiendo cómo puedes ser tan...

—Inteligente, gracioso, guapo —me interrumpe y completa la oración, yo le sacó la lengua y me levantó —. Vamos Laura, no seas así —dice siguiéndome.

—Déjame, no me gustan las personas que se creen más que los demás —respondo mientras sigo caminando. Aunque con completa sinceridad, no tengo ni la menor idea de cómo volver a ese colegio. Debí haber prestado más atención al camino.

—Algún día vas a suplicar que te bese.

—Sí, ¡Eso será cuando los cerdos vuelen! —respondo con ironía. Ahora él rueda los ojos.

—Lo mejor será que volvamos al colegio.

—¡Al fin estamos de acuerdo con algo! —digo con una emoción fingida.

Los dos subimos a un taxi, ya que Ross tiene algo de dinero. Subimos las bolsas en la maleta del taxi, y después los dos nos sentamos en la parte de atrás. Yo voy pendiente del camino, y Ross va pendiente de su celular, es algo que me desespera, pero creo que es mejor que estemos separados. Digo, cuando estamos juntos lo único que hacemos es discutir. No sé cómo Diablos vamos a fingir ser novios.

Después de unas dos horas en el taxi, llegamos al colegio. Ross paga el taxi, y entre los dos, tomamos todas las bolsas.

Ross utiliza su llave, y abre la puerta trasera. Para nuestra suerte, no hay nadie. Así que entramos.

—Gracias por la ayuda —respondo fría y de ese modo, tomó todas las bolsas.

—Oye, déjame ayudarte —me detiene e intenta tomar una de mis bolsas, pero yo lo impido.

—Ya me ayudaste bastante, prefiero hacer esto sola. Gracias —respondo sonriendo falsamente.

—Pero yo soy un hombre, soy más fuerte. Así que déjate de tonterías, y déjame ayudarte.

—¿Acaso crees que porque soy una mujer soy débil? —preguntó riendo fuertemente. Él me mira y enarca una de mis cejas —, Mira como llevo las bolsas, SOLA —recalcó la última palabra y comienzo a caminar.

Puedo notar que Ross se dio por vencido, porque no me siguió. Sonrió. Odio a los hombres que se creen superiores sólo por ser hombres. Si después de todo, las mujeres tenemos los mismos derechos que ellos.

Estoy llegando a la sección de las chicas. Por suerte, no se ven tantos alumnos. Es como si estuviesen durmiendo, o todas estuviesen haciendo algo, juntas. Me alegra estar sola, porque odio tener que dar tantas explicaciones.

—Laura, déjame ayudarte.

Alguien toma unas tres o cuatro bolsas, me doy vuelta y me encuentro con Vanessa.

Un amor de ensueño.Where stories live. Discover now