Discusiones.

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—¿Por qué te sorprende tanto que quiera que nos fuguemos? —pregunta Ross.

—Es que no es normal fugarse del colegio.

—¿Qué no es normal?

Ross empieza a reír a carcajada limpia. Mientras yo lo fulminó con la mirada. La verdad es que amo que las personas sean felices, es algo genial, porque nadie quiere a una persona amargada. Pero en el caso de Ross, es despreciable que cada cinco minutos se ría de mí.

—Laura... —Ross detiene sus carcajadas al darse cuenta de que no me estoy riendo con él —, ¿No me digas que nunca te has escabullido de un colegio?

—¡No! —respondo irritada —. De hecho, hace mucho tiempo que no voy al colegio. Para que sepas, todo este tiempo he estudiado en casa.

Ross me mira serio.

—¿Por qué Demonios estudiarías en casa? Te pierdes la emoción de estar en un salón rodeada de personas. Si estudiar en un colegio normal, puedes estar con chicas lindas. No cómo en está basura, que nos separan por géneros.

Ross rueda los ojos, cómo si estuviese indignado.

—Sea cómo sea, no iré contigo.

—Laura...

Ross me toma del brazo y como no estoy de humor para nadie, le doy un empujón. Puedo ver que casi se cae al suelo, pero sus reflejos fueron más rápidos.

—¡No debiste haberme empujado!

Ross corrió hacía mí y sin darme tiempo para nada, me tomó entre sus brazos. Me dejó en su espalda. Yo pataleaba y gritaba, pero de nada sirvió. Me llevó a un lugar apartado, donde quedaba "la casa de Riker". Ahí recién me bajó.

—Eres delgada, pero pesas bastante —resopló irritado.

—Nadie te mando a cargarme —me defendí.

—¿Qué es lo que hace que no quieras salir conmigo? —pregunta mirándome fijamente.

—No me agradas —respondo fulminándolo con la mirada. Él se cruza de brazos, como sino creyera en mis palabras —. También está el punto de que no quiero tener problemas, soy la chica nueva y no quiero que me castiguen por culpa de un inepto como tú.

—No te preocupes por algo tan tonto como un castigo —rueda los ojos.

—¿Cómo quieres que no me preocupe por eso? —preguntó ya cansada. Doy un suspiro y me enderezó, para intentar quedar un poco más a su altura, pero me es imposible, él es realmente alto —. Ross, los castigos son algo malo.

—¡Eso lo sé! —ahora él se endereza, eso me irrita porque me veo realmente baja comparada con él —. Pero tienes que saber que sí vengo de la dirección, y si me dieron permiso.

—¿Cómo conseguiste un permiso? —preguntó muerta de curiosidad.

—Tengo mis trucos —responde guiñendo un ojo.

—...—

Les diré que después de eso, Ross y yo tuvimos una larga discusión. Él insistió e insistió, hasta que finalmente acepté. Pero no crean que fue sólo por su insistencia, sino que también me dí cuenta de que estamos en un internado, y quizás... ¿Cuándo tendré la oportunidad de ser libre de nuevo? Nunca se sabe.

—Sígueme.

Ross comienza a correr, yo le sigo el paso. Llegamos al patio de atrás, que es muy grande y tiene un patio fantástico, lleno de plantas y flores, muchas flores.

Llegamos a una reja enorme, de color negro. Es grande, muy grande y tiene muchas flores de distintos colores, me recuerda un poco a un cementerio.

—¿Por qué saldremos por atrás si tienes permiso para salir? —pregunté mirándolo con el ceño fruncido.

Un amor de ensueño.Where stories live. Discover now