Un amor de ensueño.

Cita y Llanto.

Laura decidió seguir a su rubio. Él al sentirse descubierto, dejó de correr. Laura lo observaba con los brazos cruzados, él sólo se limitó a sonreír algo nervioso.

—¿Vas a decir algo? —preguntó él. Ciertamente odiaba el silencio, y este en particular estaba resultando bastante incómodo.

Laura pensó en todo lo que había pasado: la llegada, la playa, el granizado, la canción..., el beso y ahora esto. Sin planearlo, comenzó a llorar. El hecho de que Ross le haya dicho que la amaba, era demasiado para ella. Ella también lo amaba y no quería ni podía abandonarlo. Él rubio la veía llorar y sintió angustia, no sabía que es lo que la estaba haciendo sentir tan afligida. Eso le dolía, ya que para él todo estaba resultando perfecto.

Sin pensarlo dos veces la abrazó. La acurrucó entre sus brazos y acarició su espalda, quería demostrarle su apoyo, su cariño. Para Laura eso fue motivo suficiente para llorar aún más fuerte.

—Yo no te quería incomodar, de verdad lo siento.

Los ojos de Ross brillaban muchísimo. Para Laura ver aquello fue algo muy tierno. Él se disculpaba pensando que la había hecho sentir mal, estaba tan equivocado, está cita había sido perfecta hasta ahora. Ella nunca olvidaría todo eso.

—Ross... yo te amo —soltó lo que quería decir desde que inició aquella cita. Él rubio la observo con sorpresa. ¡Lo había dicho! Había confesado que también la amaba. Sus sentimientos eran correspondidos después de todo. Ambos se sentían dichosos.

Ross debido a la inmensa dicha que sintió gracias a la confesión de su amada, no pudo contenerse. Se separó un poco del abrazo y con cuidado se acercó al rostro de su amada. De ese modo se besaron por segunda vez en aquella mágica noche. Fue un beso un poco más largo que el anterior, bastante dulce. Al separarse, ambos se miraban sonrientes. Ross sonreía debido a la felicidad de ser correspondido. La sonrisa de Laura era una sonrisa llena de culpabilidad, sentía que estaba utilizando a Ross, ya que tendría que irse.

—¿Eso significa qué...?

La oración del rubio no pudo ser terminada, ya que los demás ya los estaban llamando. Ross maldijo en silencio, Laura sólo intentó calmarse un poco. Los llamaban para comer pastel todos juntos en la mesa.

—...—

Se sentaron en la mesa. Cada uno con su pareja. Estando ahí, los chicos sirvieron pastel para cada uno. Era un pastel de tres leches, con bastante manjar.

—Fue difícil planear todo esto —comentó Riker mientras comía un poco de pastel —. Planeamos distintas cosas, una de las ideas era ir a un parque de diversiones.

¡¿Un parque de diversiones?! Los ojos de Laura se abrieron debido a la impresión, ella nunca había ido a uno y la idea realmente no le agradaba.

—Esa idea fue de Riker —aclaró Ross rápidamente
—. Mí idea era ir a un bosque, pero de noche hubiese sido algo peligroso —explicó. Las chicas asintieron —. Pero lo realmente difícil fue elegir la comida adecuada —Riker asintió estando acorde.

—Felicidades por sus ideas —dijo Laura sonriendo sin mostrar los dientes. Ambos sonrieron.

—Se esforzaron demasiado, ¡está noche fue perfecta! —Vanessa se demostraba más emocionada que Laura. Eso hizo que Riker sonriera mostrando sus dientes.