Miedos y Esperanzas.

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—¿Entonces planean que recordemos ése día? —preguntó Ross incrédulo, él definitivamente no quería recordar eso. Ambos amigos asintieron, él simplemente bufo malhumorado —. Si no hay otra opción... —aceptó a regañadientes.

Entre los tres comenzaron a recordar la noche de la cita, aunque para la desgracia de Ross él fue él que más analizó la situación, ya que fue él que pasó más tiempo con la castaña. Recordar le dolía, aunque también comentó en voz alta que ella ésa noche se había comportado de un modo muy extraño, muy poco común. Como cuando dijo que quería ir a otro lugar, pero después se arrepintió y simplemente regresaron al Internado.

—Es cierto, ella estaba un poco apagada —Vanessa también recordó el raro comportamiento de su hermana. Ella y Ross compartieron una mirada preocupada, ya que no le dieron la importancia necesaria al asunto. Riker era él menos preocupado en ese aspecto, porque él no había pasado tiempo con ella esa noche, sólo a la hora de comer pastel. Y como era él más despreocupado de los tres... era muy difícil que se de cuenta de algo.

—Creó que en está operación nos hace falta un miembro, ya que Laura también era amiga de la chica baja de cabello negro y rizado —los demás asintieron ante aquello, quizás un cuarto integrante podría ser útil. No perdían nada intentando.

...—

Laura sabía que lo que Simón estaba insinuando (de una manera nada sutil, claramente.) era que quería ser besado. Ella quería ayudarlo, pero no podía hacerlo, por Ross. Aunque... ver los ojos del moreno brillando de un modo melancólico le daba cierto grado de tristeza en su alma. ¿Sería tan malo darle un beso y ya? Sería el primer beso de Simón. Pero... ¿y si las cosas se volvían incómodas después del beso?

—¿Si te besó seguiremos siendo amigos? —la pregunta desconcertó por completo al moreno. ¿Ella realmente estaba dispuesta a besarlo? Eso no se lo esperaba.

—Siempre seremos amigos —aseguró Simón. Ella le creyó.

Lentamente se fue hincando para quedar a la altura de la boca de Simón, él moreno cerró los ojos con confusión. Laura unió los labios, Simón correspondió de un modo lento. Se separaron después de un rato. Laura sonrió sintiéndose un poco avergonzada, aunque los besos de Ross eran distintos, eran besos de un experto, Simón había sido tierno, asustadizo. Por otro lado, Simón estaba completamente sonrojado, tanto que ni siquiera podía mirar a Laura a los ojos, había sido algo muy gratificante, lo había disfrutado mucho. Ahora sus manos sudaban y su corazón estaba bastante acelerado, estaba nervioso y muy agradecido.

—Muchas... gra...ci...as —tartamudeaba debido a los nervios, Laura no pudo evitar soltar una pequeña risa gracias a la actitud de su amigo. Él al escucharla se ruborizó aún más, y para que no se noté bajó aún más su sombrero de color azul oscuro. Laura lo miraba algo enternecida. No se arrepentía de haberlo ayudado.

—...—

Al día siguiente, Laura se encontraba dándole el almuerzo a Simón: una sopa de verduras, la típica comida de enfermos.

Un amor de ensueño.Where stories live. Discover now