36.

1.8K 89 24
                                        

Ese día, Oliver pagó un hotel para tres días. Yo no podía dormir en mi casa. En primer lugar, porque me recordaba demasiado a mi padre, de ese del que nunca me pude ni podré despedir. Y en segundo lugar, porque no quería encontrarme con mi madre.

Él sí que fue a mi casa. Quería disculparse con mi madre por habernos ido sin despedirnos ni decir nada y también quería hablar con ella. No tuve ni idea, pero me sentó mal que hablase con ella en vez de conmigo. Parecía que no le importaba, como si estuviese en otro bando.

- Edith, tu madre me ha dado esto para ti -entró en la habitación donde yo seguía acostada, pero despierta y negué con la cabeza. No quería nada de esa mujer-. Es de tu padre.

Mi mirada lo inspeccionó, buscando alguna señal que me diese a entender que era mentira, pero no la hubo, así que la cogí y pude leer Para Edith en el centro del sobre blanco.

Oliver me dejó sola y se lo agradecí. Era una carta de mi padre y necesitaba leerla sola.

''Hola, cariño. Si estás leyendo esto, es porque ya he muerto.

No quiero que te culpes de lo sucedido, porque tú no has tenido culpa. Tampoco tu madre, así que no seas muy dura con ella. Ya sabes por qué lo digo.

Me diagnosticaron cáncer terminal hace seis meses. En realidad, me aseguraron que no viviría apenas dos meses y he vivido más de lo que me pertenecía, así que no me puedo quejar.

No puedo pedirte que no llores, porque sé que lo harás, aunque no debas, pero lo que sí puedo pedirte es que perdones de tu madre. Si no te lo dijo en todo este tiempo fue porque le hice prometerme que no te lo diría, así que si tienes que enfadarte con alguien, ese soy yo.

No quería que sufrieras más de lo que te mereces y aunque sea un golpe más duro y que te pille más desprevenida, espero que con esta carta sepas perdonar a mamá y te ayude a superarlo.

Sois lo más bonito que he tenido en mi vida. Tú, tu hermano y tu madre me habéis dado la vida más feliz que jamás pude desear. Me habéis regalado una familia perfecta, con nuestros altibajos, pero perfecta, al fin y al cabo.

Lo que más me duele es que no podré veros crecer ni a tu hermano ni a ti. No podré conocer a tu marido, ni a tus hijos, aunque espero que pueda hacerlo desde algún lugar, si es que existe.

Eres mi pequeña mujercita que poco a poco es menos pequeña, y más mujer y quiero que seas feliz. Hazte respetar como sé que lo haces, no dejes que nadie se ría de ti ni haga contigo lo que quiera.

Tú eres única y fantástica, te mereces lo mejor, así que sé feliz.

Estoy seguro de que tarde o temprano, habrán muchos hombres en tu vida porque eres la más guapa del mundo, pero sólo uno será el verdadero. Aparecerá ese hombre que haga feliz a mi niña, y sabrás, de cierta manera, que es él, el hombre de tu vida.

Hazme un favor: Guarda esta carta. Sé feliz, ve a la universidad, o no, haz lo que quieras, pero sé feliz. Haz todos los amigos y amigas que puedas, pásalo bien, diviértete. Ríe, llora, grita, canta, baila, solloza, insulta, besa, enfádate. Y cuando encuentres al hombre que te haga feliz, dale la carta que he dejado en el cajón de la mesilla de tu habitación.

Te quiero, princesa.

Tu padre, que te quiere y te querrá. Siempre.''

Merece la pena odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora