Faltaba un mes para que empezasen los exámenes y yo no me encontraba con ánimo de ponerme a estudiar. ¿Cómo podría concentrarme con todo lo que tenía encima?Mi madre me llamó para preguntarme sobre la salud de Oliver. Se lo conté cuando me llamó y me notó alicaída. Era mi madre, me conocía demasiado bien, era imposible mentirle sobre esas cosas. Se ofreció para venir a Génova, pero no le dejé. Bastante tenía ella con intentar superar y salir adelante tras la muerte de mi padre.
Los días pasaban lentos, parecían que duraban cien horas. Cada día era más doloroso que el anterior porque Oliver no despertaba y contra más tardaba, más difícil sería.
Tuve que empezar a estudiar aunque no quisiese. Empezaron los exámenes, pero no eran los finales, sino, según los profesores, sencillas pruebas que mostraban cuánto sabíamos y cómo de preparados estábamos para los exámenes finales.
- La Segunda Guerra Mundial empezó en el año 1936 y acabó en 1945 cuando Adolf Hitler se suicidó en su búnker junto a su esposa cuando descubrió que había perdido la guerra. Los rusos y americanos entraron en Alemania, la guerra se terminó y todos fueron felices y comieron perdices -dejé caer las piernas al suelo y con ellas el libro de historia. Era insufrible. No podía concentrarme. Miré a Oliver y le señalé con el dedo-. No sé si me oyes, pero espero que sí. Parece que vas a librarte de los exámenes, pero vas a tener que aguantarme a mí mientras estudio -el libro acabó por el suelo al levantarme, pero me dio igual. Me senté a su lado y acaricié su brazo de arriba abajo hasta acabar en su mano. Seguía tan frío como últimamente y seguía sin gustarme. Echaba de menos su calidez.
Llevaba barba de pocos días, ya que me había preocupado de afeitarle, pero le crecía muy rápido al igual que el pelo, que también lo tenía bastante largo.
Yo estaba cada vez peor. Perdí tanto peso que la primera vez que me vi desnuda en el espejo me asusté. A partir de ahí, ya me daba asco mi desnudez y mi cuerpo. Tenía las costillas, la clavícula, la columna y los huesos de todo el cuerpo en relieve, era repugnante.
Pesaba alrededor de 34 kilos y medía 1'72 metros.
Incluso algunas médicas que entraban diariamente a cambiarle el gotero a Oliver o a suministrarle la medicación, me pidieron que comiera y se asustaban cuando me veían con camisetas de tirantes.
Una médica se molestó en hacerme un análisis de sangre porque estaba muy preocupada por mi salud y tenía las defensas por los suelos, al igual que las vitaminas, el hierro y todo lo esencial en la sangre y en mi cuerpo. Parecía que sufría anorexia.
- Más te vale que te despiertes, o te mato. Cuando lo hagas espero que no te asustes ni me mires con asco, que es lo que doy ahora mismo. Ya lo entenderás. Solo espero que no dejes de quererme -le di un beso en la mejilla y apoyé la cabeza en su hombro.
**
El primer "examen" me fue bastante bien. Aprobé con un siete y medio y aunque no me encontraba con mucho ánimo de estar en clase ni de celebrar mi aprobado, me sentó muy bien. Me hacía bien estudiar en el hospital porque estaba tranquila conmigo misma. Estaba con él, vigilándolo, controlando que todo siguiera bien y alerta por si despertaba pero también estudiaba, y se me daba bien.
Ese día por la tarde vinieron nuestros amigos al hospital a hacerle una visita aunque a mí también me dieron una buena y bonita sorpresa porque no me lo esperaba y porque sin imaginarlo, entraron y Dante llevaba un ramo de rosas gigante de parte de los cuatro para mí. Con lo sensible que estaba esos días, se me saltaron las lágrimas.
- Pero... ¿por qué? -cogí el ramo en mis brazos y las olí. Olían a frescor y a recién cortadas.
- Porque lo estás pasando muy mal y porque nadie sabe lo fuerte y valiente que estás siendo -Alessia me abrazó y me fallaron las piernas. Quería creer que se debía a la emoción de la sorpresa de mis amigos, pero sabía que se debía a la falta de hierro, vitaminas y calcio. Mis huesos empezaban a fallar.

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Merece la pena odiarte
Novela Juvenil¿Qué pasaría si se juntase el fuego con el hielo? ¿la vida y la muerte? Lo mismo que si juntas a Edith Lombardo con Oliver Ferrara, su enemigo desde el primer día en el internado Ancora. Ella es una italiana dura, fría, casi sin sentimientos y harta...