Capítulo 22: Locker...Chocker...Stooker...¡Vooker!

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Salgo del auto cerrando la puerta con fuerza.

Auchh, hasta a mí me dolió...Pobre Kevin...

En estos momentos no estoy de humor para lidiar con mi estúpida conciencia, así que decido ignorarla.

Y como había dicho antes me encierro en mi habitación, y me aviento en la cama cayendo boca abajo hundiendo mi cabeza en las almohadas. En ese momento siento una brisa de aire entrar por mi ventana y eso... hace que mi humor empeore.

- ¡Largo Alex!-murmuro con mis labios aún en la almohada.

-Vine a disculparme por lo que pasó con Tobías-se lamenta pero sé que tiene esa estúpida sonrisa plasmada en su rostro.

-No es culpa tuya que mis reflejos sean del tamaño de un grano de arroz-admito ligeramente deprimida ante la idea de mi rostro estrellado en todas partes.

-En eso tienes razón... no tienes reflejos-hace énfasis en "Tú".

Entonces caigo en la cuenta de algo.

Gruño molesta, girando mi cabeza como el exorcista. Al verlo, clavo mi mirada en su estúpido rostro que me mira con burla y diversión, mientras que yo lo miro como si hubiera asesinado a mi abuela, un pésimo ejemplo por cierto.

-Pero tú si los tienes-murmuro entre dientes-. ¡Pero que idiota!-exclamo incorporándome. Observo a Alex, manos en los bolsillos, cabeza en alto y su típica sonrisa de "Mueran perras", lo que me saca de quicio, la pose exacta de la soberbia y el egoísmo.

Ughh...huele a ego...

Le arrojo una de mis almohadas pero él la atrapa con facilidad antes de que impacte en su bello rostro.

- ¡Tú pudiste impedir que chocara conmigo...tú sabías que íbamos a chocar y no lo impediste!-sigo aventando las almohadas en mi cama.

-Hubiera sospechado-se excusa. No puedo ver su cara ya que sostiene entre sus manos todas mis almohadas.

-Y no me hubiera enfadado-lo señalo.

Asoma su cabeza-Te ves sexy cuando te enfadas-esboza una sonrisa traviesa.

¿Qué es lo que dijo?...

Siento arder mis mejillas y tornarse de un rojo intenso.

Mierda.

Clavo mi cabeza en mi cama, para que no note el incendio en mis mejillas.

Aguarda...soy yo o te sale humo del rostro...

Odio esto, odio que sepa el efecto que causa en mí, y detesto que disfrute haciéndolo, pero no lo toleraré más, no le daré el gusto.

Levanto mi cabeza lentamente y me incorporo sentándome con mi espalda recargada en la cabecera, de brazos cruzados. Lo inspecciono de pies a cabeza en busca de algún defecto...pero es inútil, es perfecto, y lo sabe.

En ningún instante borra esa estúpida sonrisa de su rostro como si disfrutara todo esto. Pero yo también sé jugar, relamo mis labios para humedecerlos y aclaro mi garganta.

- ¿Acabas de decir que soy sexy?-digo esbozando una sonrisa pícara.

-Solo cuando te enfadas-dice en tono burlón.

-Gracias, tú también lo eres-una sonrisa que abarca todo su rostro tira de sus labios-. Solo cuando te enfadas-continuó, lo que hace que él carraspee.

-Lo sé-interviene, y en un abrir y cerrar de ojos se encuentra echado a mi lado.

-Odio cuando haces eso-demando.

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