Capítulo 48: Siguiendo sus órdenes

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Dicen que la muerte sólo es el comienzo de algo nuevo, una aventura inimaginable, pero para algunos, es el fin de lo que fue, una vida llena de metas sin alcanzar. Si no supiera de la existencia de seres a los que no tiene por qué preocuparle morir en un accidente automovilístico, un incendio, suicidio ni mucho menos la vejez, diría que la muerte, es simplemente...el fin.

«De nosotros depende cerrarla con broche de oro, eso es lo que he oído decir, cuando la verdad, es que a veces, tu muerte o la manera en que ocurre ni siquiera dependen de ti, sino que en cualquier momento, una persona desalmada puede venir y arrebatarte la vida sin tu consentimiento, o en algunos casos extremos, sin que siquiera te des cuenta de ello.

- ¿Está todo listo?-la delicada voz de mi tía Sandra interrumpe mis pensamientos, obligándome a regresar a la realidad, la triste y cruel realidad.

-Sí, sólo me falta meter unas cosas más-le informo mientras camino en dirección al sanitario, para tomar algunas cosas del botiquín.

-Está bien-dice en cuanto he regresado-. Vine a decirte que...-habla de nuevo, esta vez jugueteando con sus dedos y evitando mi mirada-. Alguien vino a buscarte...

-Qué extraño-rio por lo bajo-. Nadie viene a...-cuando me vuelvo hacia ella, observo que me mira ligeramente apenada, como si ahora pensara en que había cometido un error-. ¿Es él cierto?-mi voz ahora era diferente, un poco quebrada quizás, aun así la duda comenzaba vagar en mi cabeza mientras esperaba atenta a las palabras de mi tía Sandra.

-Ellos de hecho-carraspea-. Lo lamento, sé que me dijiste que no le abriera la puerta pero enserio es insistente-baja la mirada esperando a que le crea, y así era, claro que era insistente eso lo sabía perfectamente-. Quiere verte, y creo que deberías darle la oportunidad, al menos antes de que te vayas...es lo más justo.

- ¿Justo?-suelto un bufido-. Recuerda que todo esto fue su idea-dejo salir un profundo suspiro y me vuelvo hacia la maleta para terminar de arreglarla-. Bajaré en un segundo-trago con dificultad.

-De acuerdo-dice ahora un poco más animada, escucho como sus pisadas se alejan y puedo deducir que se ha ido.

Es increíble como una persona puede fingir y ocultar todo el dolor y sufrimiento que siente, a tal grado de parecer la persona más alegre del universo frente a todos. Mi tía Sandra, ha sufrido demasiado, ha perdido a su única hija, se la han arrebatado, literalmente. Lo peor es que ni siquiera pudo hacerle algo decente como un funeral, ya que no sólo se llevaron su vida si no que también su cuerpo, su pequeño y frágil cuerpo, a un lugar en el que jamás se le podrá volver a ver.

Cierro la maleta, la coloco en el suelo y camino hasta la puerta, me vuelvo para observar mi habitación por una última vez.

-Sólo serán seis meses-me recuerdo otra vez, tratando de componer la nostalgia del momento.

Tomo la perilla y la aprieto con fuerza, desvío la mirada y cierro la puerta al salir.

Al bajar hasta la primera planta lo veo, de pie frente a la puerta principal, las manos en los bolsillos, la mirada perdida, sentiría lástima de no pensar que es un idiota.

¿Cómo es que pasó todo esto?

Cierto...Él lo provoco...Todo esto es su culpa.

Todo paso demasiado rápido, justo después de que Elízabeth y James cruzaran por el Arco Mítico y nadie les volviera a ver...

Dos semanas antes...

- ¡Corre!-esas fueron las últimas de palabras de la Vooker antes de ser atrapada por los hechiceros.

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