El desayuno es una basura, Jennifer no sabe absolutamente nada de cocina, eso se puede ver en las cáscaras de huevo que ha dejado en el omelette, la falta de sal indica que no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo, ni siquiera se fijó en la caducidad de la leche, tuve que pedirle a Rihanna que la arrojara a la basura sin que se diera cuenta.
Alejo el plato de mi vista y salgo de la cocina de manera apresurada. Jennifer no se da cuenta, lo sé porque aún no ha venido detrás de mí para regresarme a mi asiento y obligarme a terminarme su intento de intoxicación. Subo las escaleras hasta mi habitación y cierro la puerta detrás de mí recargándome en esta. Me deslizo hasta llegar al suelo y respiro hondo, cierro los ojos y siento la brisa del aire contra mi rostro.
—¿Día duro?—escucho decir a una voz a mi lado.
Automáticamente una sonrisa tira de mis labios.
—Ni te lo imaginas—digo abriendo los ojos para mirarlo.
Carter me extiende su mano para ayudarme a ponerme de pie. La acepto y me siento en la orilla de mi cama.
—¿Cómo está la bala?—le pregunto.
—Ayer la chica sádica y rara la sacó—dice.
—¿Hablas de Pryscilla?—arqueo una ceja.
—Está loca—susurra.
—No lo digas frente a Scord—le digo mientras me balanceo de un lado a otro.
—¿Es su novio cierto?—ríe—Se nota porque ambos son raros.
—Dime quien en esta casa no es raro—lo miro divertida.
—Tú no lo eres, no digo que seas normal pero, no creo que seas rara, lo que sí creo es que eres linda.
De un momento a otro, siento como mis mejillas comienzan a tornarse de un color rosado, por lo que esquivo su mirada.
—¿Haces eso siempre?—pongo los ojos en blanco.
—¿Hacer qué?
—Ligar a las chicas con palabras lindas y bobas—lo miro de manera acusadora.
—¿Mis palabras son bobas?—dice fingiendo estar ofendido.
—Una chica normal te diría que no pero, no soy normal así que creo todo lo contrario—esbozo una sonrisa de suficiencia y me pongo de pie de un salto.
—Sólo con las que me agradan—pasa una mano por su cabello, acomodándolo—¿El chico celoso es tu novio?—su pregunta me toma por sorpresa.
—¿Quién?, ¿Alex?—digo incrédula—No, No lo somos, es decir, lo éramos pero ya se...acabó—siento un nudo formarse en mi garganta al pronunciar esas palabras.
Me doy cuenta de que no lo había dicho en voz alta hasta ahora. Aquella frase se sentía extraña y desconocida para mí.
—¿Puedo preguntar qué sucedió?—curiosea.
—Intentaba protegerme—poco a poco, siento como bajan mis ánimos y los recuerdos flotan en mi cabeza.
—¿Entonces terminaron para que estuvieras a salvo?...No te ofendas pero eso es algo...Ridículo—sus palabras hacen que sienta una apuñalada en el estómago, trago con dificultad—. Por lo que veo se nota que te gusta la ballesta—dice cambiando de tema, supongo que se nota mi repentina depresión.
—Ah, sí—sacudo la cabeza para aclarar mis ideas—. De pequeña solía practicar tiro con arco, mi padre me llevaba a clases, me decía que tenía que ser buena para al menos un deporte así que, elegí el arco y la ballesta no es tan diferente—me recargo de espaldas al tocador y chasqueo la lengua—. Tal vez no pueda mantener un balón entre mis manos pero puedo atravesarte con una flecha—sonrío de manera victoriosa.
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The Creatures
VampiroSarah Cooper creyó que su vida como estudiante en la Universidad de Mellow Ville estaría repleta de café, noches sin sueño y proyectos mortales, sin embargo, las cosas resultan diferentes al conocer a un chico de ojos azules del cual siente una mist...