Capítulo 60: Yo no quiero ser un Vampiro

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Adelí Mathews

Esto no es cierto, no puede ser verdad, esto es imposible.

—¿Me extrañaste?—ladea la cabeza, esbozando una sonrisa divertida.

—Es imposible—murmuro, observándola de pies a cabeza.

Ella me esquiva con agilidad y camina hasta sentarse en el sofá en el que me encontraba hace unos segundos. Mientras yo permanezco estática, con la mirada perdida, aún no podía creerlo.

—¿Cómo has estado Adelí?—me vuelvo lentamente hacia Monique, que me mira de una manera altiva—Ven...siéntate—da unos golpecitos en el sofá, a su lado. Y aunque aquello lo había dicho con amabilidad, había sonado más bien como una orden.

—Gracias, prefiero estar de pie—trago con dificultad y camino un par de pasos.

—¿Qué tal las cosas en la Isla?—sonríe mientras acomoda la manga de su chaqueta.

—Deberías estar muerta—espeto, ignorando su pregunta anterior.

La rabia inundaba mi interior, quería hacer trizas el edificio, hacerla trizas a ella, quería romper cada articulación de su cuerpo y luego envolverlas en llamas hasta que se convirtieran en cenizas que después arrojaría al Océano Pacífico. Esto era imposible. Esta mierda no podía ser cierta.

—Tu plan no salió como esperabas—extiende sus brazos a los lados recostándose en el sillón—. No estoy muerta, bueno...no del todo.

Sarah Cooper

La calma que había en la habitación resultaba reconfortante y a la vez aterradora, no había estado acostumbrada a tanta calma desde hace tiempo, y a decir verdad, la paz y el silencio eran cosas que no extrañaba, ya que cuando estaba tranquila, me ponía a pensar, era envuelta en todos mis pensamientos, problemas, preocupaciones y errores.

La mente es un lugar del que nunca podrás escapar. A veces tenía que reprimir la ansiedad y las ganas de ir con Alex a pedirle que me quitara el privilegio de pensar, pero estoy segura de que no accedería. Daría lo que fuera por tener un momento en el que saliera de toda la mierda que sucede a mi alrededor.

Creía que Rihanna sería mi única preocupación, pero no dejaba de pensar en lo que había sucedido esta mañana. Los colmillos de aquella vampira encajados en la piel del hombre que estaba atacándome. Su labios pronunciando mi nombre como si lo conociera de hace años. Y lo peor es que así era. Era que esa criatura que sujetaba el cadáver de aquel hombre entre sus brazos, era alguien a quien conocía de toda la vida. Era mi familia, o al menos lo que me quedaba...

Me puse de pie inquieta, sin poder dejar de pensar, quería hacerlo, no podía soportarlo más. Llevo ambas manos hasta mis cabellos, desacomodándolos con desesperación, tantas cosas en mi cabeza harían que pronto explotara, yo no era ninguna criatura sobrenatural con dones y habilidades que ninguna otra persona tenía, era una simple humana. Alguien que llevaba una vida normal, una vida simple y rutinaria, pero descubrí que no era así, sin embargo no solo caí yo, sino que arrastré conmigo a la gente que amaba, ¿Y cuál es el resultado?

Todos Mueren.

Pero ahora sabía que esta vez no era así. Una parte de mí quería bajar y abrazar a la persona que yacía en la sala, abrazarla como no hacía desde hace meses, mirarla a los ojos, saber que no es aquel cuerpo sin vida que era arrastrado hacia el Arco Mítico, hablar con ella, contarle todo lo que ha pasado como hacía en aquellos días que nos pasábamos la tarde en su habitación, bromear como lo hacíamos antes. Sin embargo, la otra teme por encontrar abajo a una persona totalmente distinta a la que conocía. Me aterra mirarla a los ojos y saber que no es más la chica que solía acompañarme siempre, me aterra bajar y encontrarme con un vampiro.

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